Los días pasaron volando dentro del castillo, cada quién ocupándose de sus propias responsabilidades aún manteniendo el trabajo en equipo.
Esa noche sería el baile de la luna azul. Minho estaba ansioso, no porque esperara con ansias el momento en que la gigantesca luna haga aparición sobre su reino, sino porque en realidad esperaba que no llegase ese momento.
No quería comprometerse, no si no era con el beta que lo traía con la cabeza por las nubes, pero tampoco podía darle falsas esperanzas a Jisung.
Si tan solo le dieran un poco más de tiempo, estaba seguro de que podría encontrar otra solución.
Incluso llegó a pensar en la posibilidad de alquilar un vientre, pero eso era ilegal, lo era al menos dentro de su reino.
Se frotó la cien y suspira en resignación, ¿qué podría hacer?
Mira a su alrededor, notando el terrinle silencio dentro de su oficina. Con Jisung incluso el silencio era disfrutable, ambos revisando montañas de papeles y documentos mientras bebían café tras café, a veces se trasnochaban leyendo el mismo libro e intercambiando opiniones. Momentos tan pequeños como esos son los que le hacían sentir que Jisung estaba hecho para él y viceversa.
Pero ahora estaba solo, por más que intentó volver a entablar al menos una amistad con Jisung, este se negaba construyendo un muro inquebrantable entre ellos, y lo hacía tan bien que por momentos Minho llegaba a preguntarse si lo poco que sucedió entre ambos fue real.
Unos toques en su puerta lo descolocaron, o lo regresaron a la realidad.
Aclara su garganta y acomoda su camisa antes de autorizar el ingreso.
—Minho, necesito consultarte algo—Soobin entra a su oficina con algunos papeles en mano—es sobre la renuncia de Jisung como beta real—la expresión en el rostro de Minho fue difícil de explicar, pero el vizconde no fue capaz de notar el cambio brusco en su aroma ni en su porte
—ya sé que pediste que las entrevistas para el puesto sean mañana pero eso no se podrá por obvias razones, lo más probable es que empiece la próxi-—¿Qué mierda dijiste?—el rostro de Soobin se intercala entre el asombro, confusión y un toque de miedo.
—¿Cómo?
—Repítelo.
—Lo de las entrevistas... Por eso quería pedirte que hables con Jisung y le pidas quedarse al menos una semana más.
Minho se levanta de su asiento, hace su cabello para atrás y exhala ruidoso por la boca, acercándose peligrosamente al beta que lo miraba con terror.
—¿Jisung renunció?
—Eh... sí, pensé que ya te lo había consultado—el papel que llevaba en sus manos es alzado delante de la vista del alfa—aquí está tu firma, lo autorizaste.
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Condemned | Minsung
Fiksi PenggemarEl príncipe y alfa Lee Minho encontraba bastante intrigante a su beta, Jisung, contratado no hace mucho por la familia real para servir fielmente al segundo hijo de los reyes. Minho no lograba entender cómo es que un beta podía llegar a atraerlo de...