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Jisung no habría imaginado que la situación tomaría un rumbo tan inesperado en cuestión de un día

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Jisung no habría imaginado que la situación tomaría un rumbo tan inesperado en cuestión de un día.

No cuando esa mañana fue tan simple como las anteriores, levantándose tan temprano como siempre para llevarle el desayuno a su majestad. Solo que esta vez no contaba que terminaría siendo acorralado tan pronto como Minho salió del cuarto secundario con su cuerpo totalmente empapado y una toalla rodeando su cintura.

Ni siquiera puede recordar con claridad las palabras que intercambiaron antes de que el cuerpo del príncipe se le aproxime tal y como un león acecha a su presa, cauteloso y sensual. No hizo el gran esfuerzo por detenerlo, fue casi instintiva la manera en la que lo recibió, como si no necesitaran más palabras de por medio, bastaba con verse a los ojos para enterarse que era algo que ambos deseaban.

Un gemido murió en sus labios cuando Minho se apoderó de su boca a tientas, callándolo con anticipación. Vaciló un poco antes de enredar sus dedos entre las hebras castañas del mayor, Minho sonrió satisfecho en medio del beso, atreviéndose a delinear el belfo interior del contrario con su lengua, ganó un jadeo necesitado en respuesta.

Jisung sintió su cerebro derretirse mientras escuchaba los chasquidos que sus bocas moviéndose entre sí provocaban, el tacto ardiente del alfa sobre su espalda baja lo llevaba a imaginarse otro tipo de escenarios, lo cual era bastante malo para él. Estaba en desventaja, y no podía sentir miedo por eso, no cuando Minho no le daba tregua para poder pensar con claridad.

Su pequeño segundo de lucidez fue cortado con filudas tijeras al ser levantado con facilidad, dejándolo sobre la mesilla nocturna al lado de la cama real. La bandeja de metal cayó al suelo causando un estruendoso ruido.

—Minho... tu desayuno—murmura tratando de escapar de la cárcel en la que se encontraba, los brazos del príncipe. Lo ve sonreír cuando este se separa ligeramente, haciéndolo creer que se detendría pero no fue más que un engaño. Tuvo que morder su mano cuando los labios de Minho atacaron directamente a una zona sensible, su cuello.

—Lo estoy degustando justo ahora—comenta en respuesta. Se sintió estremecer por el aliento caliente que pegó contra su piel. Aspira hondo deleitándose con el refrescante olor a menta mezclado con su aroma natural a roble y vino.

Solo intentó frenar la situación cuando su aroma a limón y miel se intensificó, siendo algo bastante notorio al encontrarse ellos en un lugar cerrado. Mas Minho no le permitió alejarse un solo milímetro, todo lo contrario, se abrió paso en medio de las piernas ajenas y apretujó su cintura con posesividad. Un atisbo de duda apoderándose del alfa cuando el olor ya muy conocido por él, volvió a merodear alrededor suyo.

—Tengo algunas preguntas sobre tí, Jisung...—pausa, cuestionándose a sí mismo si sería buena idea mencionar lo del aroma, no es un tema que no hayan tocado antes, piensa que no llegarían a ningún lado si vuelve a mencionarlo. Jisung asiente tratando de enfocarse en la conversación
—y también puntos para aclarar—deja de mordisquear el cuello ajeno para posicionarse de modo en que ambos puedan verse sus rostros. El beta muerde su labio al contemplarlo de tal forma. El cabello desordenado y húmedo del alfa le daban un toque rebelde que era imposible pasar por alto—primero que nada, deja de verme así si no vas a pedirme que te folle.

Condemned | MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora