El príncipe y alfa Lee Minho encontraba bastante intrigante a su beta, Jisung, contratado no hace mucho por la familia real para servir fielmente al segundo hijo de los reyes.
Minho no lograba entender cómo es que un beta podía llegar a atraerlo de...
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Jisung's pov.
Mi humor no va siendo el mejor el día de hoy, en realidad no ha sido el mejor desde hace unos tres días.
Las cosas no mejoraron mucho desde la llegada de ese par de príncipes, quienes por cierto, se encargaron de acaparar todo el tiempo libre que tenía Minho, y como si no fuera poco, él también les daba cabida a sus estúpidos intentos de coqueteo.
Cuánto me encantaría poder odiarlos, pero no podía hacerlo, porque ambos eran bastante agradables, solo un poco engreídos pero el tipo de persona con el que fácilmente podría sentarme a tomar el té y hablar un poco.
La culpa de todo esto la tenía Minho, en él debería recaer todo mi enojo.
—Vas a hacerle un hueco en la cabeza si lo sigues viendo así.
Resoplo del cansancio al tener a Kai a mi lado, era el otro beta de los príncipes, junto a Yeonjun. Ambos me caían bastante bien pero en este momento no necesito de sus supuestas bromas.
Observo por última vez a Minho que ahora se encontraba ayudando a la princesa Yaewo, dejando que ella se apoye en sus hombros para poder montar al caballo. Niego obligándome a apartar la mirada, estoy seguro que terminaría estallando si tan solo los veía un segundo más.
Acelero el paso de mi caballo y lo hago galopar hasta el establo, siendo seguido por el par de betas que no ha dejado de pasársela detrás mío desde que llegaron. No es no me guste su presencia, es solo que no pararon de eligiarme y comportarse extraño alrededor mío, siempre recordándome lo guapo que me encuentran, lo cual no sería raro para mí si no fuese que ambos están en un tipo de relación abierta.
No me interesan ese tipo de cosas.
Me bajo del caballo y lo regreso a su cabina, al poco tiempo llegan Kai y Yeonjun, regocijándose entre risas, vaya a saber por qué.
—¿Será que me pueden dejar en paz cinco minutos?—Cuestiono recostándome sobre una columna.
—No podríamos dejarte en este estado—se apresura a responder Yeonjun —nosotros nunca dejamos a una damisela en apuros.
—Ajá—me cruzo de brazos y los barro con la mirada. Tenía que desestresarme con algo y estos dos parecían ser una buena opción, podría insultarlos en mil idiomas y no llegarían a molestarse.
Los veo bajarse de sus caballos y quitarse sus cascos mientras seguían entre broma y broma acerca del tipo de relación que llevo con Minho, parecían tan idiotas que no pensé que se darían cuenta de lo que pasaba conmigo y el príncipe.
—¿Sabes qué es lo que pienso?—Alzo mis cejas ante la mirada juguetona de Yeonjun, primero viéndome a mí y luego a Kai, quien no demoró mucho en entenderlo y también empezar a sonreír de la misma forma un poco siniestra. Me causó escalofríos.
—Opino lo mismo.
—¿De qué hablan?—las sugerencias tardaron un segundo en llegar a mi cabeza, aunque en realidad dejé de pensar cuando se acercaron a mí con sigilo, casi acorralandome. Me sacaba de quicio no saber si estaban yendo en serio o se trataba de una de sus bromas.
