El príncipe y alfa Lee Minho encontraba bastante intrigante a su beta, Jisung, contratado no hace mucho por la familia real para servir fielmente al segundo hijo de los reyes.
Minho no lograba entender cómo es que un beta podía llegar a atraerlo de...
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Jisung's pov.
Me despierto en medio de la madrugada con la garganta completamente seca, y el cuerpo adolorido a más no poder. Siento que estuve en algún tipo de lucha anoche, aunque no está muy lejos de lo que pasó.
Recuerdo que desperté justo cuando Minho me llevó hasta la habitación real, y entonces empezaron otras dos rondas seguidas, hasta que finalmente el cansancio nos consumió. A estas alturas, sonrojarme es más que tonto, pero aún así me resulta inevitable. No todos los días despierto desnudo al lado de un alfa más bueno que dormir hasta tarde un lunes.
Me muerdo el labio mientras repaso todo su cuerpo, y aprovecho para lanzarme encima suyo y empezar a detallar cada músculo suyo entre mis manos. Su piel se siente fresca y su cabello luce húmedo, debe haberse bañado no hace mucho, lo que me hace recordar...
Baño, necesito un baño.
A regañadientes me obligo a dejarlo descansar, no sin antes plantarle un par de besos en sus labios y unos cuantos en su cuello, dejando mi aroma impregnado en él.
Seguramente en cualquier otro momento me cuestionaría mi comportamiento tan meloso, pero hoy no. Se supone que mi celo llegaría en un par de días, no me sorprende nada el hecho de que se haya adelantado.
Dejo que el agua fresca me relaje, destensando todo mi cuerpo e intentando disipar el dolor. No lo logré pero al menos pude distraerme pensando en algo más.
Me pregunto si sería buena idea pedirle unos días de descanso a Minho, mh, no, no me alcanzaría el tiempo hasta llegar con Seungmin. ¿Encerrarme en mi habitación hasta que se me pase el celo? Mala idea igual, la pasaría fatal, y Minho también lo haría, seguramente terminaría rompiendo la puerta y me follaría como un loco hasta saciarse. Pensándolo bien, eso no suena mal.
Mi imaginación hace que me regocije. Debería echarle toda la culpa a mi lobo, solo que no puedo hacerlo esta vez, en parte yo también quiero pasar mis días de calor junto a Minho. De todas formas, sé que en algún momento terminaré con una marca suya adornando mi cuello.
Me irrita el pensamiento fugaz de que debería ser un poco más difícil con él.
Y lo seré, cuando acabe mi celo.
Salgo del agua al ver que los primeros rayos de luz empiezan a aparecer en el cielo aún mayormente oscuro. Me coloco una bata y regreso a la cama. No desperdicio ni un solo segundo, en un abrir y cerrar de ojos ya estaba abrazando a Minho. Sus manos merodean por toda mi espalda aún cubierta por la bata, y termina situándose en mis caderas, donde empieza a trazar círculos con sus pulgares. Ronroneo por su tacto tan delicado como sensual.
—Olvidé lo madrugador que eres—me murmura pasando sus labios por encima de los míos. No pude contenerme en besarlo, aunque fueron solo unos cuantos picos inofensivos.
—Buenos días a tí también—Le sonrío en grande una vez sus ojos se abren por completo. Me dejo caer sobre sus pecho e inhalo profundo—¿Ya te dije antes que me gusta mucho tu aroma?
