El príncipe y alfa Lee Minho encontraba bastante intrigante a su beta, Jisung, contratado no hace mucho por la familia real para servir fielmente al segundo hijo de los reyes.
Minho no lograba entender cómo es que un beta podía llegar a atraerlo de...
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Tal parece que estos días dentro del reino serían un completo caos, no solo por la aparición inoportuna de mi familia, y el hecho de que mi casta verdadera ha sido descubierta, sino también por el pequeño secreto que el rey guardaba consigo.
El castillo era todo un lío en estos momentos, con la servidumbre murmurando y susurrando entre ellos, la situación pasaba de boca en boca, a este paso no me sorprendería que para esta noche ya la mitad del reino se haya enterado.
Mis piernas no dejan de guiarme en círculos una y otra vez en el mismo lugar, observo a Ryujin que también se notaba ansiosa, no ha dicho ni una sola palabra desde que Felix y Minho se dirigieron a la sala de reuniones.
Ahora que lo pienso... ¿Qué acaso ella no se pasa todo el día al lado del rey?
—Ryu— la nombro luego de frenar mi caminata y carraspear suavemente —Tú ya lo sabías, ¿verdad?
Ni siquiera me hizo falta analizar sus expresiones a detalle para saber que mi suposición era cierta, en realidad no tenía que ser muy inteligente para darme cuenta.
—Solo te diré si tú también me cuentas qué está pasando— se apresura a responderme con evidente curiosidad —A ver, ¿príncipe Han?
Me lanza una mirada inquisitiva, a lo que yo chasqueo la lengua y tomo asiento junto a ella.
—No hace falta que me llames así, aquí solo soy el be-... el omega de Minho.
—Corrección, eres el omega del futuro rey de estas tierras.
Suspiro al recordad que, efectivamente, sería Minho quien indudablemente tome el mando de este reino luego de que aquella reunión haya dado por terminada, lo cual significaba que yo sería su mano derecha, su omega, quien se mantenga a su lado en el trono y quien nunca saldrá de este castillo porque estaré muy ocupado cuidando a nuestros cachorros.
Siento náuseas de tan solo imaginar aquel posible futuro. No es que odie la idea de casarme con Minho y darle al menos un par de niños, pero esto está yendo tan rápido que no soy capaz de procesarlo. Este no es el tipo de vida con el que soñaba, ¿pero qué puedo hacer? Realmente quiero quedarme a su lado, pero entonces, ¿para esto me escapé de mi reino? Asumiré las mismas responsabilidades y obligaciones que estuve evadiendo, la diferencia es que lo haré con el alfa que yo quiero.
Ryujin parece haberse dado cuenta de mi cambio de humor, por lo que me tocó el hombro y lo frotó suavemente como si buscara animarme.
—Es el costo del amor, amigo.
Suspiro en asentimiento. Supongo que tiene razón, mi libertad es el costo que debo pagar si quiero quedarme junto a Minho. Al final todo valdrá la pena.
Dejo de suspirar cuando el aroma de Minho atraviesa mis fosas nasales, y el sonido de unos pasos resuena entre las paredes, me acerco a la entrada de la sala y encuentro a Minho que tenía una expresión neutra en su rostro. Empiezo a caminar a su lado mientras nos dirigimos a quién sabe dónde.
