IX

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Lando

Me cambié por un par de pantalones cortos y una playera antes de salir de mi oficina. 


-Estaré fuera por el resto del día - Logan resopló. 

-Descubres que tu novio escribe pornografía y no puedes llegar a él suficientemente rápido.


Novio. Estoy seguro de que Oscar frunciría el ceño con esa palabra, pero pensé que encajaba perfectamente. Podía llamarlo así en mi cabeza. 


-Me aseguraré de saludar a los Russell-Albon y decirles que les mandas saludos - Se estremeció - Que tengas un buen día, Logan - Sonreí.

-Seguro, seguro - Murmuró mientras yo caminaba fuera del edificio.


Temprano, cuando fui a dejar a los niños, tuve oportunidad de conocer a Merlín. Cuando Oscar lo llamó una bestia, solamente estaba exagerando un poquito. Su perro era más grande que Luisinha. Pasé la primera parte de mi día diseñando los bocetos de su nueva casa. Después, tomé prestado el Jeep de Carlos y me detuve en la tienda de herramientas antes de ir a casa de Oscar.

Soné el timbre, pero como era usual, nadie contestó. Eso no importaba ahora que tenía una llave, así que entré por mi cuenta. No escuché ningún ruido, así que me imaginé que estarían en la parte de atrás. Caminé a través de la casa y me congelé cuando vi a Oscar. 

Se arrastraba por el piso con una pistola de agua en las manos. Tenía rayas negras en su cara que lo hacía lucir tan rudo como si estuviera listo para una batalla o para jugar fútbol. Aclaré mi garganta, causando que todo su cuerpo se encogiera. Entonces, se dio cuenta de que era yo.


-¡Norris! ¡Me diste un susto de muerte! - Seguí viendo con una sonrisa divertida. 

-¿Qué diablos estás haciendo? - Hizo una mueca. 

-Esta es mi casa. No me juzgues - Sus ojos se dilataron cuando escuchamos pisadas - ¡Abajo! - Susurró urgentemente. Antes de que me diera cuenta, mis piernas habían sido jaladas - Lo siento - Volvió a susurrar después de escuchar mi queja.

-¿Qué diablos, Piastri? - Gruñí. Golpear el piso así de fuerte no había sido placentero.

-Quédate callado - Siseó - Te escucharán - Seguimos agachados en el piso mientras los chicos nos buscaban. 

-¡Oscar! - Canturreó Max - ¡Sal, sal de donde quiera que estés!

-¡Merlín! - Ese era Arthur - Encuentra a papá, chico - Oscar maldijo bajito. 

-Esos pequeños tramposos.


Antes de que pudiera escapar, Merlín llegó corriendo por el cuarto. Arthur, Max y Luisa vinieron corriendo detrás de él, cada uno armado con su propia pistola de agua. Oscar trató de pelear de vuelta, pero eran demasiados. Como estaba junto a él, yo terminé igual de mojado.


-Aw - Dijo Lui - Está vacía - Jaló el gatillo de su pistola, pero no salió nada.

-Está bien, vamos a recargar - Dijo Arthur - ¡Hola, Lando! - Se fueron tan rápido como llegaron. Volteé para ver a Oscar jadeando contra la pared. 

-Así que esto es lo que haces cuando estoy en el trabajo - Él sonrió.

-A veces. ¿Qué estás haciendo aquí de todas formas? Llegaste temprano.

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