XIV

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Oscar

-Tío Logan, ¿Por qué estás caminando chistoso? - Arthur preguntó mientras Logan prácticamente cojeaba hacia la cocina para tomar una taza de café.

-Monté un caballo - Gruñó. Casi escupo mi desayuno, pero me las arreglé para recomponerme.

-Debió haber sido un gran caballo - Contesté quedito.

-¿Qué dijiste? - Preguntó Logan, mirándome cuidadosamente.

-Nada - Sonreí - Vamos, chicos. Tenemos que ir a comprar algunos útiles escolares - Ambos, Maximilian y Arthur, gimieron - No me hagan eso. Al menos Charles se aseguró de que estuvieran en las mismas clases - Tener conexiones con el director de la escuela me venía bastante bien. Mientras pensaba eso Max llevó su plato al fregadero.

-Espero que nunca tengamos que visitar su oficina. Él puede ser atemorizante - Me lo puedo imaginar.

-¿Qué hay de ti, Señorita Luisa? - Pregunté, limpiando el jarabe de su cara - ¿Estás lista para el preescolar? - Arrugó la nariz y sacudió su cabeza.

-¿Me puedo quedar en casa contigo? - Sonreí y froté nuestras narices.

-¿Por qué no lo intentas por unos cuantos días? Harás un montón de amigos.

-Pero, ¿Y si no? - Preguntó.

-Entonces te secuestraré - Prometí. Eso pareció apaciguarla, así que se unió a los chicos y fuimos a la cochera. Antes de que saliera de la casa, Logan gritó.

-¡Hey! ¿Consigue algunas trampas para ratones, quieres? - Reí quedito mientras me apresuraba hacia la camioneta.


No creo que alguno de nosotros estuviéramos entusiasmados por ir a comprar útiles escolares. Arthur caminaba junto a mí, Max estaba del otro lado, y Luisinha estaba sentada en el carrito de compras. Estaba sosteniendo la lista en mi mano.


-¿Para qué diamantes necesitan cuatro cajas de pañuelos cada uno? - Me estaba volviendo mejor al elegir mis palabras delante de ellos.

-¿Para los resfriados? - Sugirió Luisa.


Me encogí de hombros y arrojé los pañuelos al carrito. Lando probablemente se iba a irritar porque yo comprara todas sus cosas, pero planeaba enviar a Arthur con él y Max para recoger los uniformes que había mandado hacer.

Arthur se tomó su tiempo eligiendo la mochila perfecta.


-Esto me deprime - Rodeé mis ojos. ¿Qué niño habla de esa forma? - Tal vez deberíamos conseguir algo de pizza.

-Entre más rápido elijas una mochila, más rápido nos iremos - Acepté. Rápidamente, tomó una mochila roja con detalles en negro y la arrojó al carrito. Max había elegido la misma en amarillo y negro.


Justo cuando terminaba de cargar todo en la camioneta, escuché un vehículo apartando en un espacio junto a mí. "¡Gorda!"


-¡Métanse en la camioneta! - Arrojé el carrito a un lado y ayudé rápidamente a Luisinha a meterse en el asiento trasero con los chicos.

-¡Oscar Jack Webber Vettel! - Gritó Mick.

-¿Nos debe dinero? - Preguntó Max. Puse mi mejor sonrisa inocente y me giré.

-¡Mick! Qué agradable sorpresa - Me lanzó una mirada de regreso.

-Anoche estaba cruzando las calles, buscando a la siguiente persona afortunada en tener una pieza de esto, cuando vi a esta hermosa castaña con curvas en los lugares correctos. Decidí atraer su atención, así que hice sonar la bocina - Sostuvo mi cara gentilmente en sus manos - ¿Sabes que pasó después?

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