XVII

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(Escenas subidas de tono en este capítulo. Se recomienda discreción.)

Lando

Este pudo haberse convertido fácilmente en el peor día de mi vida. Oscar pudo haber decidido que el padre de Arthur tuviera la oportunidad de completar su familia, y eso me asustaba terriblemente. 

Había tomado por garantizado que él siempre iba a estar ahí. Había asumido que él me quería tanto como yo la quería a él. No pensé que necesitaba decirlo hasta el momento en que me di cuenta de que podría ser muy tarde para hacerlo.

Pero ahora él estaba sentado junto a mí usando mi playera y luciendo completamente encantador. Yo le hice eso. Él me dejó hacerle eso

No iba a perder mi oportunidad. Iba a decirle que lo amaba ahora y entonces. De cualquier forma, tan pronto como abrí la boca para hablar, él se puso de pie y se fue. De ninguna manera. 


-Oscar Jack Piastri Webber, trae tu trasero para acá - Ordené.

-Aw, qué tierno - Contestó en un tono protector - Crees que puedes decirme qué hacer. Bésame el trasero, Norris - Eso haría. 

-Si tú lo dices - Me lancé por él.

-¡Era solo una expresión! - Gritó sobre su hombro mientras corría fuera del cuarto.


La combinación de que yo conociera mi casa mejor que él y que estuviera un poquito adolorido me dejó atraparlo rápidamente. 


-Una que tomaré muy seriamente - Lo empujé sobre el mostrador de mi cocina haciendo que tuviera su pecho recostado contra este y jalé su camisa. Él jadeó un poco dramáticamente. 

-No. Te. Atrevas.

-Tienes un muy lindo trasero, Oscar - Lo molesté, pasando mi mano sobre la parte derecha de su trasero.

-Mi trasero no es lindo - Se quejó. Le di un pequeño golpe a aquella carnosidad y sonreí cuando él chilló. Amaba romper su expresión seria e imperturbable.

-De ahora en adelante, creo que te llamaré trasero lindo. Tú me dices zorro, así que es lo justo - Mientras me miraba con el ceño fruncido, fui hacia abajo y le di un pequeño mordisco. Oscar brincó. 

-¡Hey! Dije bésame el trasero, no muérdelo.

-Lo siento - Me reí, dándole la vuelta y enrollando mis brazos en él - No pude evitarlo - Besé el puchero que hizo - Si no estuvieras tan adolorido, te tomaría justo aquí en este mostrador.

-Bueno, estaba en camino a tomar un cálido baño, pero entonces tuviste la repentina necesidad de maltratarme - Contestó.

-Permíteme - Lo alcé de manera nupcial y le cargué hasta mi cuarto de baño. Mi bañera era más grande que el promedio, así que tomó un poco más de tiempo llenar gran parte de ella.


Oscar extendió la mano y alzó uno de los muchos juguetes de la bañera. A veces, dejaba que Luisinha y Maximilian tomaran un baño en mi tina porque era muy grande. A ellos no les importaba tanto la hora del baño cuando les recordaba a nadar. 


-Eres un poco viejo para estar jugando en la bañera, ¿No crees? - Preguntó con una sonrisa. Tomé el barquito de plástico de su mano y saqué su camisa sobre su cabeza. 

-Métete en la tina, trasero lindo - Él resopló mientras lo hacía.


Mientras mi chico se ponía cómodo, encontré una canasta y puse todos los juguetes fuera del camino. No podía verme a mí mismo pasando mis manos sobre mi hermoso Oscar solo para que un patito de hule chillara y arruinara el momento. 

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