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Oscar

El tener dos papás.

Esas cuatro pequeñas palabras rompieron mi corazón. Yo quería que Arthur tuviera todo. Él era mi vida y nunca querría que fuera infeliz. Al ser criado solamente por Mark, sabía lo que era extrañar a un padre. 

De cualquier manera, yo tenía algo que Arthur no. Yo tenía la opción. Podría haberme ido y vivir con Sebastian y Kimi si lo hubiera querido, pero ellos tenían a Logan y Mark me necesitaba. Arthur nunca tendría la opción. Ni siquiera conoce el nombre de su otro padre. Eso era algo que jamás podría arreglar, y eso me hacía sentir bastante inútil.


-¡Santa mierda! - Salté ante el sonido de la voz de Logan. Me di media vuelta para verlo mirando por la ventana con un par de binoculares. 

-¡Log! ¿Qué demonios estás haciendo? - Él no apartó la vista 

-Tus vecinos está haciéndolo como conejos con las persianas abiertas. Ese chico francés está dándoselo de verdad - Jadeó - ¡Está azotándolo! - Resopló y se volvió hacia mí - ¿No podrías haberme enviado con esos vecinos? - Cogí los binoculares, alejándolos de él. 

-Tú, libidinoso pervertido.

-Vamos, Os - Gimió - Tengo un trabajo. Estoy a punto de comenzar la universidad de nuevo. No bebo o me drogo más. Estoy convirtiéndome en un joven respetable, y eso me está poniendo enfermo.

-Aw, Log - Puse mi mano en su hombro en un gesto consolador - No eres un joven respetable - De verdad traté de no sonreír. Él empujó mi brazo juguetonamente. 

-Gracias, mariquita. Tú siempre sabes que decir para hacerme sentir mejor - Luego me sorprendió envolviéndome con sus brazos - Lo que sea en lo que hayas estado pensando antes, déjalo ir - Dijo sinceramente. Lo abracé de vuelta. ¿Quién hubiera sabido que el pequeño pervertido podría ser tan dulce? - Ahora - Retrocedió - Tengo que irme temprano. Voy a enviarle a Sérgio algunas flores para jugar con él - Ese era el Logan que conocía.

-Ten un buen día - Dije después de escucharlo. Y mientras él salía, Lando llegaba. Sonreí cuando Max corrió hacia mí.

-Buenos días, Oscar. ¿Está Arthur despierto? - Preguntó. Sacudí la cabeza. 

-Sigue dormido. ¿Por qué no vas a abalanzarte sobre él y ver si puedes levantarlo? - Él sonrió traviesamente y corrió dentro de la casa y arriba por las escaleras. Lando caminó hacia mí con Luisa en sus brazos. 

-Buen día - Sonrió, causando que Luisinha mirara hacia arriba. Ella extendió los brazos, así que la tomé, dejando que se acurrucara contra mí antes de volver a dormir - Ella no quería levantarse esta mañana - Explicó Lando.

-Eso hace dos de nosotros - Admití.

-¿Ves? Sabía que te gustaría dormir con un idiota - Se burló refiriéndose al zorro.

-Mala palabra - Murmuró Luisa contra mi cuello. Suspirando, Lando metió la mano en su bolsillo y sacó una libra. 

-Te culpo por esto - Me dijo antes de deslizar el billete en el bolsillo de los pantalones morados de Luisa.


Reí. Realmente era lo mejor. Debíamos parar con el lenguaje soez. No sería de ayuda para nuestros dulces niños que se les escapara alguna en la escuela porque, accidentalmente, colorearon fuera de las líneas. 


-¿Estarás en la práctica hoy?

-Sólo será Carlos hoy. Daniel y yo tenemos un proyecto que revisar y luego tengo que ir a casa y limpiarla. Tendré visitas - Él parecía particularmente satisfecho acerca de la última parte.

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