Lobos y malditos

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"Puedo sentirte, puedo oírte, aullando en mis huesos

Hay un mal que acecha en la oscuridad (hay un mal que acecha en la oscuridad)

Siempre cambiando, la piel se está rasgando, mientras tomas el control

No puedo decir dónde terminas y dónde empiezo (hay un mal que acecha en la oscuridad)

Un diagnóstico feroz, bajo manos iluminadas por la luna,

¿El hombre convertido en monstruo o el monstruo convertido en hombre?"

Motionless In White – Werewolf


Despertó dos horas antes de su horario habitual, las luces del alba se colaban por las ventanas, en el marco de una de estas estaba Nao, su piel era más pálida por la luz fría que chocaba sobre su cuerpo, posó sus felinos ojos sobre Istat, que se sentía complacido de admirar su belleza después de tanto tiempo. El lobo se acomodó en la cama, colocando su espalda sobre la cabecera, sabía que su amante seguía furioso, probablemente pasó la noche mirándolo dormir y pensando en degollarlo por sus infidelidades involuntarias.

–¿Qué miras? –Preguntó el vampiro disgustado.

–Lo bien que te ves en traje. –Contestó con una sonrisa burlona. –No te lo dije ayer.

–Cierra la boca. –Los ojos le brillaron. Istat tendría que intentar más que cumplidos para lograr complacerlo.

Se levantó y tomó una ducha de forma veloz, Nao no se movió ni un solo segundo, quedó estático en el marco de la ventana, casi pretendiendo que no existía. Se colocó una camisa de mangas largas y cuello de tortuga de color negro, pantalones y su calzado, ya estaba listo para ir al Bestiario, solo faltaba esperar a que Malena y Ayo llegasen –Sabía que era completamente innecesario que sus compañeros arribaran, Nao no era peligroso en el sentido que creían, era otra máquina asesina como el resto de su calaña, pero a diferencia de ellos, no era un comportamiento común en él. Rebuscaba en su refrigerador algo para comer, la suerte de tener una forma humana es que los alimentos que bien podrían matarte en tu forma animal, no lo hacían en la tópica, podía disfrutar de cosas como el chocolate o las uvas. El timbre del apartamento resonó por toda la casa, Nao volteó hacia la puerta cuando esto sucedió, Istat se acercó a la puerta con una rebanada de pan en su boca, al atender se encontró con Ayo y Malena, por supuesto que su compañera al igual que su amante seguían teniendo un pésimo humor.

–Es hora. –Dijo Malena. –Trae a tu novio. –Nao se acercó a la puerta fastidiado.

–No necesito que nadie me traiga, puedo caminar. –Apartó a Malena y Ayo de la puerta, caminó por el pasillo de apartamentos, al ver que nadie lo seguía se volvió a ellos. –¿Qué esperan? –Malena fue detrás de él con pésima cara, Ayo e Istat se miraron por unos segundos.

–Que bestias. –Comentó Ayo, Istat no dijo nada. –Eh, por cierto. –Se volvió a él. –Me parece correcto que te lo diga, Malena me obligó a usar un hechizo micrófono, quería asegurarse de que Nao no estuviera manipulándote... De verdad que tiene un mal genio. ¿Cómo es que te enamoraste?

–Cosa de lobos. –Se encogió de hombros, le dio unas palmaditas a Ayo y ambos comenzaron a caminar. –Más te vale quitar ese hechizo, si no quieres escuchar cosas demasiado perturbadoras. –Le guiñó un ojo.

Llegaron a los ascensores donde alcanzaron a Malena y Nao, que de vez en cuando se atacaban verbalmente, muchas de las veces comenzaban por Malena, que seguía teniendo resentimiento a los nobles por lo que le habían hecho a ella, su familia y compañero sórdido. Se encaminaron al automóvil que usaron para la infiltración, y justamente como la noche anterior, Ayo y Malena tomaron los asientos delanteros, obligando a Istat y Nao a volverse a acomodar en la parte trasera, tardaron poco tiempo en llegar al edificio del Bestiario, nadie los esperaba, por lo que la llegada de Nao tomaría por sorpresa a todos en el edificio.

La cuarta DiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora