Te prometo... Te juro...

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"Cometí otro error

Pensé que podía cambiar, pensé que podría lograrlo

Las promesas se rompen, necesito oírte decir que vas a cumplirlas ahora

...

Cuando el telón llame la hora, ¿ambos iremos vivos a casa?

No fue difícil darse cuenta de que el amor es la muerte de la paz mental

Cuando las cortinas llamen la hora, ¿ambos estaremos satisfechos?

No fue difícil darse cuenta de que el amor es la muerte de la paz mental."

Bad Omens – THE DEATH OF PEACE OF MIND


Justo en mitad de las oraciones que realizaban a su dios, observó cómo su madre fue llamada por uno de los sirvientes y se alejó con prisas, tenía visitas, escuchó que se trataba de dos mujeres que venían desde Corea, quiso seguir mirando y escuchando, pero sus familiares lo reprendieron y le ordenaron continuar con el ritual, poco tiempo después de terminadas sus oraciones, las avistó, su madre se veía complacida. Esperó a que las mujeres se fuesen para preguntarle a su progenitora.

–Sí, debes saberlo desde antes, pues tú, mi querido Itay, serás la cabeza del clan cuando yo muera. –Dijo con mucho orgullo.

El clan De'Ath era una monarquía, desde David a Salomón, de Salomón a su descendencia más temprana, así, de Daniel a Ruth, de Ruth a Itay, e Itay la pasaría a sus hijos. Entonces, su madre lo llenaba de responsabilidades e información desde muy pequeño, porque él era muy importante, el futuro de su clan, la matriarca no se guardaba absolutamente nada, incluso si se trataba de cosas brutales y terribles, se las iba a contar y mostrar a sus hijos, en especial a su heredero.

–Ellas son provenientes del clan Kie, su miembro más joven es muy especial, casi como nosotros. –Caminaban por el jardín. –Tiene un poder que solo los demonios poseen...

–¿Cómo puede ser? –Preguntó Itay.

–Aún no lo sé, que alguien de la misma especie de tu padre tenga un poder así, sin tratos con demonios, es un misterio, pero más misterioso es que un mestizo como la chica de los Kie obtenga tal poderío, los planes de Dios son y serán.

–¿Podría ser... una maldición?

–Cualquier don dado por Dios es una bendición, nuestro misericordioso padre jamás maldeciría a sus hijos, así no le adoren. –Ruth le sonrió a su hijo. –Pero, un poder en manos de herejes como lo son los Kie, es peligroso... –Su semblante se endureció, Itay sabía lo que significaba, estaba molesta y planeaba "proteger" a aquella chica de la herejía de su mundo. –Es deber de los De'Ath guiar por el buen camino a todas las criaturas creadas por dios, eso incluye a las bestias y a los hechiceros, en caso de negarse, bueno, el fuego siempre purifica.

Itay era diferente a su familia, no era el primero ni tampoco el último, a pesar de tener una fe impuesta, y que creyera fervientemente en ella, no lo hacía a las palabras de su madre, tenía una percepción diferente respecto al trabajo que su dios les había encomendado, no era quemar y torturar a los que se revelaran contra ellos, era compartir su sabiduría, la palabra de su creador, sin obligar a nadie a nada, simplemente estar ahí, ser bueno, no porque los recompensaría, porque era correcto.

Luego de algunas semanas, la chica que su madre mencionó fue a vivir con ellos. Itay estaba muy asombrado de verla, era una chica muy linda, ver sus ojos era como mirar a los cielos nocturnos de inmenso brillo por la mancha de estrellas, su cabellera era negra de tonos azulados, ella era simplemente perfecta en su cabeza, pero sus hermanas no pensaban lo mismo: "Ojos demasiado pequeños y nariz muy chata, ¿acaso quieres que la familia tenga miembros con rostros tan feos como el de ella?" No les hizo caso, siendo tan pequeño, Itay había encontrado a su primer amor. Se acercó a Nicanor luego de que su madre terminase las lecciones con ella, parecía cansada, abrumada, pero contenta.

La cuarta DiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora