Hasta la eternidad

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"Te amé una vez, te amé dos veces

Te amé en mis vidas anteriores

Conozco tu voz, conozco tus ojos

Me persigues a través de mis sueños por la noche

Oh, mi amor, nos volveremos a encontrar

Siempre lo hacemos al final

Nuestras dos almas destinadas a ser

Tú y yo hasta la eternidad"

Blackbriar Until Eternity


Godth regresó con Lilith, al Alhjana, se mostraba demasiado triste, sumido en el dolor absoluto, caminó por el pent-house de la bruja hasta toparsela, vestía a penas una bata de seda dorada, en su mano sostenía una copa de champagne, antes de volverse a él le dio un gran y ruidoso sorbo, cuando se encontró con la mirada del lenidad dejó la copa sobre una mesa.

–¿Godth? ¿Qué te sucede? –El querubín se acercó, empapado y con olor a sal. –¿Por qué estas así? –Él la abrazó fuertemente, hubo un silencio, solo se podía escuchar el corazón palpitante de Lilith. –¿Godth?

–Los encontré, por fin los encontré. –Alzó la mirada, Lilith tomó su rostro, Godth la tomó de las muñecas. –Por fin los encontré. –Repitió.

–¡Es una excelente noticia! –Dijo emocionada. –¿Dónde están?

–Mis hijos están en el océano, Azizi esta con Haniel. –La sonrisa de Lilith se borró, sabía que había un problema, solo los dioses de la muerte y Umbra eran capaces de sacar las almas de los océanos.

–No podrás despertarlos. –Dijo con tristeza.

–No, pero haré todo lo que este a mi alcance para evitar que sean destruidos por completo.

–Lamento oír eso. –Se encogió de hombros en un suspiro, se separó de Godth y tomó nuevamente su copa.

–Aún hay esperanza para Azizi. –Lilith lo volvió a mirar. –Un fragmento de su alma sobrevivió, podría...podría traerla a la vida.

–¿Estás seguro? –Preguntó Lilith. –Si lo haces, solo una pequeña parte de su memoria volverá, y podría ser una parte que no te recuerde en absoluto.

–No me importa, ya aguanté mucho tiempo. –Contestó. –Solo quiero estar con ella, verla, que sea feliz, incluso si eso no me incluye en su nueva vida. –Ella asintió y sonrió, se acercó nuevamente a él y lo abrazó.

–Está bien, te apoyaré, sea cual sea el resultado, voy a estar para ti ¿de acuerdo? –Él asintió. –Por hoy ha sido demasiado, descansa, mañana podrás recuperarla.

Ese día Godth descansó toda la noche, dormía, soñaba con ver a su mujer otra vez, abrazarla, tenía esperanzas de que el fragmento intacto fuera uno con recuerdos de su presencia. Al día siguiente Godth se levantó a medio día, estaba listo para irse, pero Lilith lo detuvo.

–Espera. –Lo llevó de regreso al interior del pent-house. –Dúchate, aun tienes el olor del océano y sumado al sudor y sangre espantarías a cualquiera.

–¿Eh? –Le miró con una mueca de disgusto.

–¿Quieres que su segunda primera impresión de ti sea negativa? –Arqueó la ceja, Godth solo hizo un ademán de arremedarla y se dirigió al baño, la mujer sonrió triunfante, después de diez minutos, Godth ya estaba listo. –Hay una gran diferencia, ¿la notas? –Godth volvió los ojos en blanco. –Yo sé que sí. –Le sonrió. –Estas listo, ahora vete.

La cuarta DiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora