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El frío metal de la cápsula presionaba contra su espalda mientras Sarvente luchaba por abrir los ojos. Una sensación de aturdimiento la envolvía, como si estuviera atrapada en un sueño del cual no podía escapar. Con un esfuerzo, finalmente logró entreabrir los párpados, solo para encontrarse con la figura impasible de Varelt, de pie junto a ella.
Varelt: (con voz firme y directa) Despierta, Sarvente.
Sarvente parpadeó varias veces, tratando de enfocar su visión mientras su mente luchaba por comprender lo que estaba sucediendo a su alrededor. Al lado de Varelt, pudo ver a Tomoe y Lexa, ambas mirándola con preocupación.
Tomoe: ¿Estás bien, Sarv?
Sarvente asintió débilmente, tratando de incorporarse con la ayuda de Varelt.
Varelt: No hay tiempo para charlas. Necesitamos salir de aquí antes de que nos encuentren.
Varelt ayudó a Sarvente a ponerse de pie, mientras Tomoe y Lexa se apresuraban a prepararse para la fuga.
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El grupo se abrió camino a través de la habitación llena de cápsulas, cada paso lleno de cautela y urgencia. Cuando salieron a la luz, se encontraron con un escenario desolador: un ejército de guardias de la prisión, listo para detener cualquier intento de fuga.
Sarv: oh mierda. Bueno... Tocará pelear.
Tomoe: era obvio que no sería fácil...
Lexa: ustedes vayan adelante, yo dispararé con mi pistola desde aquí atrás.
Sarvente y Tomoe se colocaron en posición de combate, sus poderes desatándose con una ferocidad imparable. Rayos de energía y ráfagas de magia llovían sobre los enemigos, mientras Lexa disparaba con precisión letal desde la retaguardia.
Sin embargo, era Varelt quien eclipsaba a todos los demás. Con una calma gélida, avanzaba entre los guardias, su presencia imponente infundiendo temor en los corazones de sus oponentes. Cada movimiento suyo era calculado y letal, como si estuviera bailando entre la muerte misma.
El caos reinaba en la prisión mientras el grupo luchaba por abrirse paso a través del ejército enemigo. Cada enfrentamiento era una prueba de habilidad y resistencia.
Con cada guardia caído, el número de enemigos disminuía lentamente, pero su resistencia seguía siendo feroz. Justo cuando parecía que estaban a punto de abrirse camino hacia la libertad, Auditor apareció ante ellos en una forma imponente y aterradora.
El Auditor se alzaba sobre ellos en una forma gigantesca. Sostenía una espada y un escudo negros, envueltos en un fuego rojo que parecía arder con una intensidad infernal.
Sarv: ¡¿Nunca te cansas?!
Auditor: No creas que vas a escapar... Por ningún motivo puedo dejarte ir.
Sarv: Solo quieres más poder, ¡¡por eso haces todo esto!!
Auditor: ¿más poder?... Tu no lo entiendes. -mira a Varelt- Cometiste un gran error Sarvente. La única forma de impedirlo era encerrarte, sabía que tarde o temprano vendrías a liberarla a ella. Ahora mira...
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𝐒𝐚𝐫𝐯𝐞𝐧𝐭𝐞'𝐬 𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥 𝐒𝐭𝐨𝐫𝐦
General FictionEn un mundo donde los lazos del destino se entrelazan con la oscuridad, Sarvente emerge como una figura enigmática, marcada por su trato con un demonio y las cicatrices de un pasado turbulento. Con la sombra del remordimiento persiguiéndola, se encu...