En un mundo donde los lazos del destino se entrelazan con la oscuridad, Sarvente emerge como una figura enigmática, marcada por su trato con un demonio y las cicatrices de un pasado turbulento.
Con la sombra del remordimiento persiguiéndola, se encu...
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Varelt se levantó con la misma energía que siempre, lista para enfrentar un nuevo día. Después de un desayuno animado con sus padres, sacó su celular y llamó a sus amiga para organizar un encuentro.
Varelt: ¡Hola Limu! ¿Qué planes tienes para hoy?
Limu: ¡Hola Varelt! No tengo nada planeado para hoy.
Varelt: Tengo una idea, me gustaría contársela a todos. ¿Te parece si nos juntamos en el parque luego de la escuela?
Limu: Oh... Si, perfecto. Nos veremos en el parque entonces.
Después de terminar su conversación telefónica, Varelt se preparó rápidamente y salió de casa con una sensación de anticipación por el día que le esperaba. Mientras caminaba por las soleadas calles hacia la escuela, saludaba a los vecinos y disfrutaba del bullicio matutino.
En la escuela, se reunió con sus amigos y compartieron risas y bromas durante las clases. La campana sonó al final del día y Varelt se despidió de sus amigos con la promesa de encontrarse en el parque más tarde.
Sin embargo, cuando Varelt regresó a casa, encontró a sus padres esperándola con una noticia inesperada.
Madre: Varelt, tenemos que ir a visitar a tu abuela esta tarde.
Padre: Sí, parece que necesita nuestra ayuda con algunas cosas en su casa.
Varelt se sintió un poco decepcionada al escuchar la noticia, ya que había estado esperando pasar tiempo con sus amigos. Pero comprendió que la familia era lo primero y asintió con resignación.
Varelt: Está bien, mamá, papá. Entiendo. Vamos a visitar a la abuela"
Aunque estaba un poco desanimada por el cambio de planes, Varelt se resignó a pasar la tarde ayudando a su abuela.
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Horas después...
El sol brillaba en el cielo cuando Varelt y su familia llegaron a la casa de la abuela. La casa, rodeada de árboles frondosos, parecía acogedora y familiar.
Varelt: ¡Wow, qué bonita está la casa!
Abuela: ¡Bienvenidos, queridos! Estoy tan feliz de verlos.
La abuela los recibió con abrazos y besos, y los llevó adentro, donde el aroma de la comida recién cocinada llenaba la casa.
