Tomoe se despertó con la suave luz del amanecer que se colaba por la ventana. Se incorporó suavemente, tratando de no despertar a Sarv, quien aún dormía plácidamente en la cama de al lado. Con pasos ligeros, se acercó a la cuna donde Nusky dormía tranquila.
Ambas habían decidido nombrar así a la niña, era el nombre que Tomoe queria ponerle a una niña desde que ella tambien era solo una niña.
Al ver a la niña, una sonrisa se dibujó en el rostro de Tomoe. Observó cómo Nusky dormía, con su rostro angelical y su respiración tranquila. Era increíble pensar que apenas unas horas atrás había sido una desconocida en un callejón, y ahora era parte de su pequeña familia.
Decidió que era momento de despertar a Sarv para comenzar el día juntas. Se acercó a la cama de Sarv y la observó con ternura. Sarv parecía estar en un sueño profundo, pero Tomoe sabía cómo despertarla.
Con cuidado, Tomoe acarició suavemente el rostro de Sarv, trazando el contorno de su mejilla con la punta de los dedos. Sarv quitó la cabeza ligeramente, pero no abrió los ojos. Tomoe sonrió y decidió probar con algo más.
"Despierta, Sarv," susurró Tomoe con voz suave, inclinándose un poco más cerca de ella. "Es hora de levantarse."
Sarv frunció el ceño ligeramente, pero finalmente abrió los ojos lentamente. Al ver a Tomoe frente a ella, una sonrisa adormilada se formó en sus labios. "Buenos días," murmuró, su voz aún cargada de sueño.
"Buenos días, dormilona," respondió Tomoe con una risita. "Es hora de empezar el día. Nusky todavía está durmiendo, pero creo que deberíamos levantarnos y preparar el desayuno."
Sarv asintió, estirándose con pereza antes de sentarse en la cama. "¿Qué tal si hacemos panqueques? Recuerdo que nos salían bien, antes." sugirió, con una mirada traviesa en los ojos. "Podríamos hacerlo, si quieres."
La idea de cocinar juntas parecía emocionar a Tomoe. No pudo evitar sonreír. "Me parece perfecto," respondió, poniéndose de pie y estirando la mano para ayudar a Sarv a levantarse. "Vamos a hacer los mejores panqueques del mundo."
"Que tonta eres." Contestó Sarv mientras reía un poco y Tomoe la ayudaba a levantar. "Pero me gusta."
Juntas, Sarv y Tomoe se dirigieron a la cocina, listas para comenzar un nuevo día lleno de amor y aventuras con su pequeña familia.
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Tomoe y Sarv se dirigieron a la sala, con el desayuno listo. Al entrar, se detuvieron en seco al ver a Lexa, quien sostenía un arma apuntando hacia Nusky, quien dormía plácidamente en el sofá.
El corazón de Tomoe dio un vuelco y se apresuró hacia Lexa, gritando su nombre en un tono urgente pero controlado. "¡Lexa!", exclamó mientras extendía una mano hacia el arma que sostenía. Sarv se quedó paralizada por un momento, luego se acercó lentamente, con una expresión de confusión y preocupación en su rostro.
Lexa giró la cabeza hacia ellas, con una mirada de determinación en sus ojos. "¡Es una intrusa! ¡Una bruja disfrazada, no puedo dejarla aquí!", exclamó, su voz cargada de tensión y paranoia.
Tomoe se movió con cautela, extendiendo la mano para agarrar el arma. "Lexa, cálmate. No es lo que piensas", dijo en voz baja, tratando de tranquilizar a su amiga. "Ella es solo una niña. No es una amenaza."
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𝐒𝐚𝐫𝐯𝐞𝐧𝐭𝐞'𝐬 𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥 𝐒𝐭𝐨𝐫𝐦
General FictionEn un mundo donde los lazos del destino se entrelazan con la oscuridad, Sarvente emerge como una figura enigmática, marcada por su trato con un demonio y las cicatrices de un pasado turbulento. Con la sombra del remordimiento persiguiéndola, se encu...