2. El Plan.

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Dolor.

Es lo primero que sentí al despertar.

Lo segundo fue confusión.

Estaba en una habitación muy grande, y una cama muy cómoda.

¿Qué pasó?

Dolorosos recuerdos invadieron mi mente, y supe que estaba pasando.

Busqué con la mirada, y por la puerta blanca, entro la persona que más odio en toda mi existencia.

-Hasta que por fin despiertas.- Dice Zyon, en tono muy tranquilo pero lo suficientemente firme como para dejar en claro que no iba a aceptar actitudes malas de mi parte. En resumen, no tiene paciencia.

No se que debía hacer. Ahora que estoy bajo el poder de Zyon será difícil escaparme.

¿Pero a dónde iba a ir? Mi padre estaba muerto, y aunque por herencia me correspondía llevar la mafia, sin estar en mi territorio, no puedo hacer nada

Maldita sea.

-¿Te comió la lengua el gato?- Pregunta Zyon divertido. Había olvidado que estaba aquí con él.

Yo suspiré, sin saber que decirle. Si quería salir viva de aquí tenía que comportarme, pero... no quiero salir viva... Quiero venganza, pero tampoco puedo matarlo ahora. Sería un desperdicio no hacerlo sufrir.

Yo suspiro.

-Bien, supongo que no querrás hablar. Mejor, así mantienes tu boquita cerrada.- Zyon se acerca más a mi hasta que se sienta a una silla que estaba a mi lado junto a un tocador.- Como verás, estás en mi territorio ahora, así que me perteneces.

-Yo no te pertenezco.- Digo a la defensiva. ¿Quién te crees que eres?

-Ah, en eso te equivocas, pequeña. A partir de ahora, como te dije, trabajarás para mi, quieras o no. Así que no te hagas la difícil, o sufrirás consecuencias.

Yo miro a Zyon seriamente, y por cada segundo que pasaba, más lo odiaba.

Zyon me veía con una expresión entre arrogante e intrigado. Supongo que quiere usar mis habilidades para su propio beneficio.

-Eres libre de usar cualquier servicio en esta casa.- Dice, de repente, levantándose de la silla.- Son las 10 a.m. y no has comido nada tampoco, así que... deberías bajar a desayunar.

Ah, con que el tipo quiere hacer el papel del súper jefe, ¿No?

Veo como se dirije a la puerta para salir de la habitación, y antes de salir, me da una ojeada, y sonríe. Pero no de una manera amable, o linda. Su sonrisa por más perfecta que fuera, era siniestra...

-Ah... claro, casi lo olvido. Siempre estarás vigilada.

Veo como cierra la puerta detrás de él y yo suspiro. ¡Que tipo tan irritante!

Ugh... De solo pensar que ahora tengo que vivir con él me enoja aún más. Y quién sabe que cosas quiere que haga.

Aunque si lo pienso bien, tengo que idear un plan... y uno muy bueno, para así poder asesinarlo.

Me quito las sábanas de encima y me levanto de la cama para dirigirme al baño. Una punzada de dolor atraviesa mi cabeza. ¿Por qué?

Visualizo la habitación, aunque era sencilla, era muy grande. Sus paredes eran completamente blancas, y del alto techo colgaba una lámpara de esas antiguas de cristal, como un candelabro, pero de pequeñas bombillas de luz fría. Había una ventana muy grande y moderna al lado de la cama con cortinas como de color champán muy delicadas, y habían dos puertas blancas, una, que supongo sería el baño, y la otra... ¿Qué será?

La Princesa de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora