19. Un Ángel de la Muerte.

19 2 0
                                    

Bien, tenía que prestar atención a todo lo que me enseñaron hoy.

Tan pronto como Hades pudo, me asignó un "Tutor" como ángel de la muerte para supervisar y enseñar todo relacionado al tema. Estoy relativamente emocionada, aunque yo diría más... curiosa.

Hades mencionó que todas las personas que son angeles de la muerte conservan su misma apariencia antes de morir es decir, no es como cuando reencarnas que tienes la posibilidad de que cambies físicamente y otras veces no tanto. Más bien, la misma apariencia física (en el caso de los ángeles de la muerte) que tenían, esa es la que tendrán por mil años más hasta que cumplan su castigo por haberse suicidado.

El timbre de la casa sonó, y yo me levanté rápidamente para ir a abrir la puerta.

Al bajar, Hades ya le había dado la bienvenida a un chico... ¿coreano? Vaya, eso sí no me lo esperaba. Pero no parece de mi edad, si no más bien... entre mayor y joven.

Bajé las escaleras tranquilamente y me acerqué a ellos, y Hades me presentó al verme.

-Oh, es ella, señor Lee.- Dice mi abuelito, y yo extiendo mi mano para saludarlo.

-Mucho gusto, señorita Ivanov.- Me dice el chico... o señor... ash, no sé cómo decirle. Solo se inclinó como las costumbres coreanas y yo hice lo mismo en respeto (se supone que es mayor que yo, ¿no?)

-Puedes llamarme Gabriella, mucho gusto.- Respondí educadamente.

-Bien, ya pueden irse. Mucha suerte, Gaby.- Hades se retira y yo veo al... angel de la muerte, con una leve sonrisa.

Realmente era guapo, eso no había que negarlo, pero me da curiosidad... ¿Hace cuánto es ángel de la muerte? ¿Y por qué se suicidó? Sus facciones coreanas eran muy similares a las de un actor, y realmente parecía un artista.

Salimos de casa y nos subimos a su auto para irnos a vete a saber dónde.

Ah, nuevo chisme por descubrir.

-Entonces... ¿Cómo te llamas?

-Oh, cierto... Me llamo Lee Song Joon, pero puedes llamarme Lee en caso de que se te dificulte mi nombre.

-Lee Song Joon, que cool.- Digo suspirando. Me recuerda un poco al señor Hwang, aunque supongo que él no será tan terrible como ese viejo gordo (espero).

Él empezó a conducir y yo como de costumbre veía por la ventana, disfrutando de la vista del bosque que rodeaba mi casa. Y realmente no sabía si debía seguir hablando con él o sería incómodo preguntarle cosas.

Nah, mejor me arriesgo.

-¿Qué edad tenías?- Le pregunté, viéndolo de reojo, pero la curiosidad era muy notable.

-¿Antes de morir?- Yo asentí, esperando a que me respondiera.- 27 años.

-¿Y cuánto tiempo llevas siendo ángel de la muerte?

-Unos seiscientos setenta y dos años aproximadamente.

Yo lo miré, sorprendida... ¿Realmente llevaba tanto tiempo? Increíble...

No sabía si preguntarle la razón por la que se suicidó. Aunque haya pasado mucho tiempo, eso no quiere decir que quizás la herida haya sido borrada, a menos que no la recuerde.

-¿Qué edad tienes tú, Gabriella?- Su pregunta me sacó de los pensamientos, y me dejó cuestionando.

Esperen, ¿Qué edad tengo yo? Se supone que estuve en coma cuatro años, ¿no? ¿o fueron cinco?

-Creo que tengo 24 años.- Dije confusa, y él empezó a reírse.

-¿Cómo que "crees"?

-Estuve en coma cuando tenía veinte, y desperté cuatro años después, o cinco... No lo sé.

La Princesa de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora