10. La Primera Pista.

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Eran las 7 p.m. y estábamos en el auto de Zyon, Axel en el copiloto y voy detrás, viendo por la ventana el largo camino entre lo que parece una carretera en medio de un bosque de pinos y mucha neblina.

Mi clima favorito, por cierto.

Axel y Zyon iban conversando entre ellos, pero no les estaba prestando mucha atención, y en especial porque no era algún tema que me interesara, así que preferí ver los árboles y el clima frío de afuera. Y ahora que lo recuerdo, no llevo una ropa tan abrigadora para la ocasión. Solo un pantalón cargo negro, mis botas negras como siempre y una camisa de lana con mangas largas.

Recogí mi cabello en una cola alta, y algunos mechones escapan en mi frente, ya que era muy complicado mantener mi cabello tan lacio en un solo lugar.

Debido a que íbamos a una "reunión tranquila" según Axel, me maquillé un poco. Algo de rubor, un delineado, gloss, las pestañas... ustedes saben. Sencillo.

Llevamos al rededor de un par de horas en el auto sin llegar a nuestro destino y ya me estaba dando hambre la verdad. Pero eso era lo de menos.

He estado pensativa en los últimos recuerdos que he tenido desde la madrugada, e intento recordar de quien era esa voz suplicando por su vida antes de que lo matara... Solo recuerdo su voz, y el sonido luego de que lo asesiné, pero no recuerdo... quién era, ni dónde estaba.

También seguía algo pensativa del cómo el sentimiento de soledad y tristeza me abrumó de repente. Casi nunca me pasaba eso... Supongo que tanto tiempo sola, debí colapsar, pero eso es lo de menos. No tengo tiempo para cosas tan absurdas como lo son los sentimientos, y mucho menos son negativos para mi. Necesito acabar con mi plan lo antes posible y tomar posesión de estas tierras, y del resto del país al menos... Como recompensa, obvio.

Aunque también tenía cierta e inexplicable energía y sed de sangre el día de hoy... ¿Realmente era necesario no tener que matar a nadie hoy? Eso me parece aburrido.

-¿Qué ocurre, Gabriella?- Me pregunta Zyon, viéndome por el retrovisor. No había notado que ambos ahora estaban viéndome.

Yo me aclaré la garganta, y me hundí más en el asiento, sin apartar la vista de la ventanilla.

-Solo estoy aburrida.- digo tranquilamente, y Axel se ríe suavemente, negando con la cabeza.

-Te dije que sería algo tranquilo, así que no había necesidad de que vinieras.- Me dice Axel, tranquilamente.

-Pero si tu convenciste a Zyon de traerme.- digo, cruzándome de brazos.- Además, tengo mucha energía que quiero gastar.- Noté como Zyon sonreía.

-Creo que te puedo ayudar con eso... pequeña.- El peliblanco sonreía pícaramente, y yo solo lo ignoré, incómoda.

¿Ayudar? Ja... ya quisieras.

-Luego de la reunión podemos practicar peleando.- Agregó, y yo asentí y suspiré aliviada.- ¿En que estabas pensando? Sucia...

-En la mejor manera para verte con tu estúpida cara llena de sangre, solo por diversión.- Dije fríamente y quise morderme la lengua después de eso.- Es broma, no soy tan mala.- Agregué rápidamente.

El silencio inundó el auto y yo enfoqué mi atención de nuevo en los pinos y la niebla.

¿Cómo se me ocurre decir eso tan seria? Se supone que no deben notar que los odio.

Aunque decir eso me salió del corazón, la verdad...

Pero eso no es excusa... A veces no entiendo de dónde sale tanto odio de mi...

Unos veinte minutos más tarde, pude ver la entrada a una gran mansión.

Era una mansión increíble. El frente tenía unas rejas gigantes doradas, y en la entrada se veía el nombre...

La Princesa de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora