20. Un Alma Vagante.

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Llegué al hospital GLS luego de un rato, ya era casi el momento y la verdad no recordaba bien cómo llegar a este lugar. Estaba vestida con un traje negro casual de invierno y tenía el sombrero puesto ya que la verdad no quería que nadie me viera.

También estaba pendiente a ver si veía al imbécil de Miller de nuevo...

Quizás algo de venganza será divertido.

Miré el reloj, son las 22:55, aún tengo tiempo hasta las 23:18 que debo ir a buscar a mi víctima. Entré al baño y me quité el sombrero, ahora solo me veía como una mujer de veintitantos vestida de negro elegantemente.

Salí, y me dirigí a recepción para preguntar por el doctor. Algunos se me quedaban viendo y otros murmuraban, quizás me recordaban, o quizás simplemente soy impactante.

"Ah, ¿pero que me dices de tus ojos rojos?"

Tengo lentes oscuros...

Ah, claro, lentes oscuros a las 22 horas, tendría sentido.

Me acerqué a la chica que estaba en recepción y ella me miró sin mucho interés.

-Disculpe...- dije en voz baja.- ¿Está el doctor Miller?

-Está en su oficina, pero debe verlo con ci-.. ¡Señorita!

Yo no terminé de escuchar, simplemente me dirigí a la oficina del imbécil mientras la recepcionista trataba de no hablarme tan fuerte ya que no podía gritar.

Seguía viendo el reloj... tic tac, tic tac... 23:00. Me detuve frente a la puerta de la oficina del doctor y entré sin previo aviso.

Efectivamente, el doctor estaba allí sentado en su oficina con unos papeles. Al entrar, el levantó la vista, pero parecía no reconocerme. Cerré la puerta detrás de mi con pasador de manera silenciosa, y Miller me veía fijamente.

-¿Puedo ayudarla en algo?- Me preguntó él con curiosidad, y yo solo caminé lentamente hasta sentarme frente a él y cruzarme de piernas de manera "elegante".

Aunque por su reacción, parecía algo intimidado con mi presencia...

Me encanta.

-Supongo que ya no me recuerdas...- Dije tranquilamente, y noté como se tensó.

Yo mantuve mi postura, inexpresiva y seria, mientras que ahora el me veía aterrado.

Ah, dulce terror...

-¿G-gabriella Iv-vanov?- Me dice nervioso, y yo asentí.

-¿Me extrañaste?- Dije riéndome.- No te asustes, seré breve... Tengo cosas más importantes que hacer.

Yo me levanté y empecé a caminar por la oficina lentamente, mientras observaba a detalle todo lo que había.

-Admito que no esperaba volver a verte, pero las circunstancias del destino me han traído acá de nuevo...

-¿Acaso no estabas muerta?- Me preguntó él aún en su silla sin moverse, y yo me reí suavemente.

-Por supuesto... eso es lo que quizás todos creerán...- Me quité los lentes aún sin mirarle directamente.- Y la verdad me agrada la idea de que todos piensen eso. Así podría matarte y nadie sospecharía de mi.

-¡¿Matarme?!

Miré el reloj disimuladamente, y noté que eran las 23:07. Me giré hacia Miller y lo miré fijamente con mis ojos rojos. El pobre quedó petrificado y eso internamente me hizo reír.

-No será ahora, pero es lo que mereces... Aún no olvido lo que hiciste.

-¡T-te juro que no he tocado a ninguna otra mujer! He cambiado desde la advertencia que me diste aquella vez...- El se levantó y se arrodilló ante mi.- P-por favor señorita, no me haga daño de nuevo.

La Princesa de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora