𝕽𝖊𝖈𝖚𝖊𝖗𝖉𝖆𝖒𝖊

¿Qué es lo correcto?. Pág. 15

𝑺𝒆𝒏𝒕𝒊𝒓 𝒂 𝒅ó𝒏𝒅𝒆 𝒑𝒆𝒓𝒕𝒆𝒏𝒆𝒛𝒄𝒐,

𝒏𝒐 𝒕𝒊𝒆𝒏𝒆 𝒖𝒏 𝒎𝒐𝒕𝒊𝒗𝒐 𝒓𝒆𝒂𝒍 𝒔𝒊𝒏𝒐 𝒆𝒔 𝒄𝒐𝒏𝒕𝒊𝒈𝒐.

𝑨 𝒅ó𝒏𝒅𝒆 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒗𝒂𝒚𝒂,

𝒎𝒊 𝒎𝒖𝒏𝒅𝒐 𝒆𝒎𝒑𝒊𝒆𝒛𝒂 𝒂 𝒔𝒆𝒓 𝒑𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒅𝒆𝒍 𝒕𝒖𝒚𝒐

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• Mi lugar en tu mundo.

    Su silueta se confunde entre las transparencias de las claras cortinas que flamean alborotadamente alrededor de su frio cuerpo. El manto de la brisa oscila sobre un cielo despejado, trayendo consigo un clima agradable a sopesar, pero ella está completamente ajena a todo lo que su exterior presenta.

   Su cuerpo se ha enfriado por completo, puede ser que no éste viva, pero puede ser que tampoco se sienta muerta. Existe una gran línea abismal, entre lo que para ella significó un tiempo atrás una dicha completa, a lo que ahora es una agonía impuesta.

    Sus pensamientos la han arrastrado muy lejos de la realidad, pero al mismo tiempo su temperamento muestra a una persona completamente irritada y fuera de sí, lo que la lleva a deambular entre funestas fantasías, por sentir que la última llama de esperanza se esta apagando. – ¡Lo está perdiendo! – poco a poco se le va como el agua entre los dedos, y lentamente Lady Kassandra se extingue entre cuatro paredes, en espera de noticias.

   Estuvo por horas esperando su retorno, desde el primer reflejo del aura hasta despedir el sol y dar su entrada al anochecer; Él no ha dado señales de vida y ella, no ha querido dar un paso fuera de la habitación; Su deseo se remite a un simple sonido telefónico y escuchar su voz, pero no hubo tal compensación, – él simplemente se ha olvidado de ella y no puede aceptar tan deprimente realidad.

   Mientras que alguien mantiene un sueño profundo, su celular ha sido invadido por múltiples mensajes y llamadas, él logró despertar y su voz temblorosa e insistente se dejó escuchar:

   Dime, – ¿Dónde está? – Gritó eufóricamente a quien ya comprendía la situación, pero su mánager prefirió callar para no delatar a quienes estaban intentando recuperar sus recuerdos, siendo su mayor deseo no entorpecer una reconciliación, que solo traería felicidad a quienes ama como a sus propios hijos. – Por lo tanto, debía ser cauteloso para no poner en alerta, a quien ¡ya! – está sospechando sobre lo que su corazón le anuncia con desesperación.

Esta con él, verdad – ¡No lo niegues!... ¿Dime dónde están?. Suplicó llorando.

– No lo sé, responde entre sueños ante tan inquebrantable tono de voz

¡Mientes! – Sabes que no puedes ocultarlo todo el tiempo, ¡él es mi esposo! – Y vamos a ser padres. Su llanto se intensificó al mostrar una súplica, que se confundía entre gritos amenazantes y alarmantes.

– No dejaré que ese maldito se interponga entre nosotros, ni mucho menos – ¡que deje a mi hijo sin su padre!.

¿Por qué te mientes Kassandra? – Le habló con cierto nerviosismo, el mánager.

¡Estúpido! – ¿Quién te dio el derecho de cuestionar mis acciones? – Todo esto es tu culpa, lo trajiste aquí con engaños, sabías que esa persona estaba viva, insististe en que el rodaje se efectuara en este lugar, – ¡lo sé todo!... Tú fuiste quien propuso este lugar para filmar, y ahora – te crees con derecho a decidir en su vida.