𝐆𝐔𝐀𝐑𝐃𝐈𝐀𝐍𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐓𝐈𝐄𝐌𝐏𝐎 ; 𝐀𝐫𝐦𝐢𝐧 𝐀𝐫𝐥𝐞𝐫𝐭

Capítulo 15: Llamado

"LLAMADO"

No fue difícil. La carta de Eren llegó a manos de Scarlett un 24 de octubre del año 853, y le tomó menos de tres meses convencer a todos de obedecer las instrucciones del plan. Al principio fueron pequeños estímulos basados en los estudios básicos de conductismo de sus clases de psicología. Y no podría negar tampoco que se valió de las técnicas de manipulación que había aprendido a la mala en la Academia.

Pero aunque Scarlett había hecho todo el trabajo sucio, cuando Eren siguió enviado más cartas para el resto del escuadrón, le facilitó todo. No era necesario mencionar que Mikasa fue la más fácil de convencer (aunque Scarlett había notado algo diferente en sus profundos ojos negros desde que Eren ya no estaba), y luego de eso, Jean, Connie, Sasha...

Afortunadamente, la Comandante Hange se había encargado de convencer a Levi. Pero él no era lo que más preocupaba a Scarlett. Todavía le faltaba alguien más.

Aún recordaba la primera carta, cuyas instrucciones ordenaban explícitamente que solo fuera abierta por Scarlett Winters. Recordaba el crudo escalofrío que recorrió su piel, y el nudo que se le hizo en el estómago al leer su "nombre" escrito en la desordenada letra de Eren.

"El encuentro tendrá lugar en Liberio."

Al leerlo, parecía que podía escuchar su fría y vacía voz.

"Trae a todos aquí"

Aunque siempre supo que esa era la única razón por la que había aterrizado en ese planeta lleno de gente que se mataba entre sí como por diversión, algo ardía en su pecho cuando Eren le ordenaba hacerlo. Era como si él supiera todo lo que ella no.

Y Scarlett no notó que sus enrojecidos ojos cansados se llenaron de lágrimas al leer esa primera carta.

El llamado.

Pero sabía lo que tenía que hacer. Aquel propósito estaba por encima de cualquier sentimiento que pudiera invadirla al reír con el escuadrón o al leer los libros de Armin bajo la fogata.

Ni en sus días más felices en Paradis había podido olvidar la pena que tenía que cargar.

Y en ese momento, caminando por el pasillo que esa noche aparenta ser mucho más largo, dicha pena se vuelve cada vez más difícil de sobrellevar. Scarlett intenta no hacer ruido con sus pisadas mientras se muerde las uñas de la mano izquierda y acomoda sus cabellos con la derecha. Los oscuros mechones de su cabellera se sienten aún más resecos y salvajes con cada viaje que su mano hace entre ellos. Su lengua juega dentro de su boca, como si se preparara para su próximo discurso, para su próxima mentira.

Sus pies la obligan a detenerse segundos antes de llegar a su destino, y ella observa la puerta con la mirada perdida. La puerta detrás de la cual le espera el mayor desafío de esa etapa que tanto odió atravesar; la única persona a quien no se sentía capaz de manipular. Tal vez no sólo por la alta estima que le tenía a su inteligencia, sino por la transparente pureza que sus ojos reflejaban casi sin esfuerzo alguno.

Se planta firme frente a la puerta. Sus ojos parpadean tanto que podría marearse, pero los cierra y suspira. Cierra el puño de su mano diestra y lo alza a la altura de su rostro, tardando demasiado en golpearlo contra la madera. Arrugando los ojos, traga saliva y cuando se dispone a tocar, una voz la sobresalta.