CAPÍTULO CINCO

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Dimos unas vueltas más, las calles estaba muy solitarias pero se respiraba un ambiente tranquilo.

-Déjame manejar.-

-No, sería un suicidio.- dijo riéndose.

-Que grosero eres.-

-Ya en serio, es noche y no se, mejor después.-

-Ándale, no va a pasar nada.- le dije mirándolo a los ojos mientras hacía un puchero.

-No hagas esa cara...esta bien, te dejare manejar.-busco la banqueta más cercana para orillarse.

-Hey no te bajes, cambiemos así.-

-Es más fácil si nos bajamos.-

-Que flojera, mejor así.-

Me quite el cinturón y me prepare para pasarme del lado del conductor, igual él trataba de pasarse al otro asiento pero su cabeza choco con el techo del auto.

-¿Estás bien?- pregunté mientras le sobaba la cabeza.

-Si, todo bien.-

En ese momento caí en cuenta que nuestras caras estaban demasiado cerca, lo mire a los ojos ya que él estaba viendo los míos, nos quedamos así por unos cuantos segundos, no pude evitar que mi mirada bajara a sus labios, rápidamente regrese a ver sus ojos.

Al parecer notó la indirecta ya que hizo lo mismo, tenía demasiadas ganas de besarlo pero no me sentía segura de cómo lo iba a tomar.

-Eh, bueno, va a ser mejor si nos bajamos.- sugirió en un tono nervioso, terminando con lo que no había empezado ni siquiera.

-Si, mejor.-

Se bajo primero del auto, dio la vuelta y me abrió la puerta para que yo bajara, cambiamos de lugar y encendí el carro para dar unas cuantas vueltas.

-No creí que supieras manejar.-

-¿Cómo por qué no voy a saber manejar?-

-Es que siempre te llevan.-

-Bueno, es porque no tengo carro aquí, pero si me vieras allá de donde soy buscaba cualquier excusa para salir y dar una vuelta.-

-¿Te gusta mucho?-

-La verdad es que si, me es muy relajante, a pesar del tránsito qué hay allá y eso.-

Decidimos que ya era hora de volver así que tome dirección hacia el edifico, en eso sonó mi celular, pero como iba manejando la contesto Pipe.

-¿Qué pasó?- le pregunté cuando colgó el teléfono.

-Era Lucero, dice que no van a regresar hasta mañana.

-Ay no, piensan que la casa es hotel.- comenté riendo.

-De plano, necesitan mano dura estos boludos.-

Llegamos al edificio y entramos al elevador.

-¿Dijiste que tenes que hacer tarea?-

-Si, pero yo creo que mejor la hago mañana, estoy muy cansada.- 

-Dale, si quieres te puedo ayudar, lo mío lo mío no es negocios pero si se trata de ti vale hacer el intento.-

-Gracias pero no quiero reprobar eh.-

-¡Auch!- puso cara de dolido.

-Era una pequeña bromita.-

-Si, claro.-

Llegamos al piso del apartamento de Luce y fuimos a la puerta para abrir.

-Vamos pasa.-

-No, gracias, no te quiero molestar.-

Suerte (Pipe Otaño) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora