Capítulo 1

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Elle:

Ocho meses después del accidente...

Se me pasó por la cabeza la idea de estar demente. Todo esto era demasiado espontáneo, estaba muy segura de que si me detenía a pensarlo con claridad pararía.

Doblaba mi ropa para guardarla en la maleta mientras Malena me leía en voz alta la lista de cosas que debía llevar.

-Liz, ¿por qué me haces dictarte esto? - fruncí el ceño - llevas toda tu casa más o menos.

Suspiré totalmente rendida, desplomándome en la cama.

-No sé por cuánto voy a quedarme, necesito llevar lo suficiente para algunos meses.

Miré al alrededor, la ciudad de Nueva York me devolvió la vista por las ventanas de mi cuarto.

Este fue mi hogar antes de que comenzara a verlo como un recordatorio de los horribles seis meses de recuperación.

-Es solo una carrera, tu vida vale más que eso.

-No lo entendés, era la carrera de caballos más importante de mi vida y perdí. No solo eso, sino que casi muero.- Dije con una carcajada irónica, mi amiga me miro con mala cara.

-No es chistoso, Elle.

-No, claro que no. Me rompí el maldito peroné y estuve acostada por unos... ¿cuatro meses? Sin mencionar que los siguientes dos anduve con muletas. Literalmente pase mi cumpleaños, navidad y año nuevo en cama.

Sabía que le respondía de mala gana a una persona que no se lo merecía en lo absoluto, pero no podía parar.

-Podrías haber tardado mucho más en reponerte, lo dijo el médico, fue un milagro.-Me escuchó, no pude devolverme el gesto.

-Podría no haber tenido que reponerme de nada.- La siguiente remera la tiré en el bolso con más fuerza de la necesaria, ella suspendió.

-Bueno, pero tuviste que hacerlo y eso no va a cambiar, por más berrinche que hagas.-Revoleé los ojos.

Estaba de un humor bastante bipolar desde a fines de agosto del año pasado, cuando sucedió todo. A veces lloraba, gritaba, me enojaba, me ponía algo contenta, volvía a ponerme mal por no poder hacer ejercicio y subir de los cincuenta kilos que se necesitaban para el deporte que trabajaba. En conclusión, me sentí del asco.

Algunas veces me enojaba tanto conmigo misma que me torturaba viendo la repetición de mi caída, haciéndome sentir como una estúpida. Luego, llegaba Malena de trabajar, me cerraba la Notebook y me obligaba a responder los mensajes de la gente.

Mi mejor amiga se pasó casi toda mi recuperación viviendo conmigo, era una de las personas en quien más confiaba y de las pocas que dejaba ver lo desagradable que me sentía.

La había conocido hace cuatro años en Argentina, pero ella ya vivía aquí desde hace rato, simplemente había visitado a su familia. Recuerdo que nos emborrachamos juntas en una fiesta, bailamos, charlamos. El resto es historia.

Mi familia no era opción para cuidarme, ya que vivía a unos.... 9000Km. Pese a que insistieron en venir, yo jamás iba a dejarlos pasar, necesitaba que siguieran con su vida. Además, ellos no podían permitirse un viaje así.

-¿Qué es lo que realmente querés?- Mi amiga agarró mi mano, mirándome a los ojos.

-Ése es el problema, no lo sé. Me recuperaré, pero no lo suficiente para competir. Tampoco quiero estar en la casa donde pase seis meses sin poder moverme. - Le respondí, esperando que entendiera.

-Lo entiendo, pero hace cinco años no vas, podría resultarte impactante o algunos cambios podrían dolerte.

Me preocupa más otras cosas, o mejor dicho, personas . Pensé.

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