Capítulo 22

70 7 0
                                    

2

Elle:

-¿Eric?- Pregunté con curiosidad, atendiendo el celular mientras me bajaba de Gitana cerca de los establo.

Usualmente pasaba de los mensajes de Eric siempre que podía, pero no era de llamarme salvo que sea algo muy importante. Es por eso que el motivo de esta llamada alteraba mis nervios.

-Gracias a Dios que respondiste. ¿Cómo estás?- Sonaba algo agitado y... ansioso.

Todas mis alarmas se dispararon.

-Eh.... Bien. ¿Recibiste las últimas noticias? El doctor dijo que las placas están perfecta, incluso, me quito los analgésicos.

Me sentía feliz, después de toda la mierda, por fin algo bueno.

-Si leyeras mi mensajes sabrías que estaba dispuesto a hacerte una fiesta-solté una risita.- Enserio me alegro, Liz.

-Decile a tu tono- bromeé. –Como sea, unos meses y tal vez pueda volver a competir. Obviamente primero debería de animarme a galopar, pero estoy a punto de intentarlo, lo juro. ¿El equipo estelar de vuelta? ¿Qué decís?

Silencio, no se escuchó nada al otro lado de la línea.

-¿Eric? ¿Seguís ahí?

-Sí, perdón, es que... Tengo que habla con vos sobre algo importante, ¿Podés ahora?

Fruncí el ceño, no tenía ni idea de lo que quisiera hablar. Miré a mis costados, por suerte no había ningún chismoso a la vista.

-Claro, te escucho.- Con la mano que no agarraba el celular empecé a hacerle caricias a la yegua, ella se acercó más a mí.

Un carraspeofue suficiente para que mis hombros se tensaran. Eric Morhen nunca carraspeaba, solo había escuchado ese sonido saliendo de él dos veces en toda mi vida: Cuando no me dejaron competir en una carrera de alto rendimiento por ser mujer hace dos años y cuando desperté del coma.

Carraspeo = malas noticias.

-Liz, no sabés lo difícil que es decirte esto y más por llamada, preferiría que lo habláramos en persona, pero dadas las circunstancias no lo veo posible. Creo que no tengo que darte explicaciones sobre el cariño que te tengo y sobre la maravillosa carrera que conformamos juntos, estoy orgulloso de cada paso que diste. Como siempre te digo, no existen los pasos hacia atrás, solo hacia delante. Me llenaste de menciones, premios y reconocimiento, te debo cada uno de mis triunfos.

Mis huesos estaban congelados y no era precisamente por el frio árido presente en Argentina, más bien por el hecho de que parecía una despedida. Eric jamás había sido tan dulce conmigo. Pese a tener una relación de confianza, siempre fue severo.

Sentí un nudo me creciéndome en la garganta.

Me lo tragué.

-Te ofrecieron un contrato, ¿es así no?- Solté sin rodeos.

-Así es, con el jockey triple ganador del Golden Horse.

Me pasaba por un premio, yo tenía dos de esos.

-¿Cuánto dura?

-Dos años.

Pestañe, inmóvil. Un hocico me olisqueó la cara, despertándome de mi trance. Fue como si Gitana entendiera mi situación y en aras de abrazarme apoyara su enorme cabeza en mi hombro.

- Como ya sabés, estuve entrenando a algunos principiantes, pero...

-No es tu trabajo, estás para más.- Terminé por él, intentando que mi voz sonara estable.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 05 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La Carrera Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora