Liz

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19/11/2017

22:37

Zoe me agarraba tan fuete del brazo que podría habérmelo descolocado. Al parecer a ella ni le importaba que todos me tomaran como una idiota, incluso, parecía disfrutar ser un poco el centro de atención en mi presencia.

Por suerte, había muchísima gente en la fiesta, si no les pasabas por al lado no te veían. Por mí hubiera faltado, lo cual era una sorpresa ya que siempre disfruté de salir a bailar para finalizar la noche metiéndome con algún chico.

Pero hoy solo me interesaba una persona.

Iba a vomitar de los nervios, esto de saltar a una pileta sin saber si hay agua no es muy estilo.

Sí, soy una persona impulsivamente bocazas, pero no me consideraba espontanea. No tenía completo control de lo que expulsaba mi boca en situaciones de estrés, sin embargo, soy muy consiente de mis acciones, de mis siguientes pasos. Jamás hago algo sin planearlo antes.

Desde que tenía catorce años comencé a planificar todo mi futuro, en base a aspiraciones o deseos irreales. Incluso, suelo ordenar mi día en base a las horas que dispongo. Todo tiene un objetivo, una meta.

La maldita vida es una serie de metas.

¿Este audio cambió demasiado mis planes? Sí.

No solo por el hecho de revelar el secreto de mi amigo, sino porque me cansé de ellos. No quiero irme a la otra punta del país con palabras jamás dichas. Estaba tan harta de mirarlo a los ojos y preguntarme si sentía lo mismo, si cada roce de nuestros cuerpos le causaba la misma electricidad, si él también fantaseaba con mis labios y su sabor.

Necesitaba cerrar ciclo, a pesar de que me rompiera el corazón.

-Cambia esa cara, es nuestra última fiesta ates de que te vayas.- El grito de Zoe al lado de mi oído me despertó de mis pensamientos.

Ni siquiera me molesté en responderle porqué tenía esa cara. Ella lo sabía, pero dudaba de que le importara.

Así son todas las amistades, ¿no? Hay un punto en el que te cansas de escuchar los problemas del otro, los amigos son para reírse. Tal vez yo era la que estaba mal y por eso jamás me pareció insoportable que ella me contara sus dolores.

Sin más, hoy no estaba de humor para fingir una sonrisa con ella, así que me limité a decir:

-Voy por unos tragos, buscá a los demás.- Ella se fue con una enorme sonrisa.

Si todo el mundo pensaría que sos una mierda no te dejaría sola.

Me guardé ese pensamiento y lo encerré bajo llave.

Pasé por la multitud, evitando oír los murmullos o fingiendo que no sentía algunos ojos sobre mí.

Es curioso, pasé toda mi adolescencia queriendo destacar, esforzándome en mi físico lo suficiente como para que se voltearan a verme. Me besé con varios chicos, tuve sexo con la mitad de ellos y, aun así, la única persona de la cual me enamoré fue de mi mejor amigo.

Ahora, daría lo que fuese para para esconderme entre las sombras.

Me encontraba cerca de la zona de bebidas cuando sentí unas manos en mis hombros, me dieron vuelta con brusquedad. Estuve frente a frente con una cara repleta de pecas y dos ojos ansiosos.

Adam.

-Menos mal que te encuentro, le dije a Zoe que no te dejara sola, parece no haberlo recordado.-Pude notar el resentimiento en sus palabras, lo ignoré.

-Está bien, yo me gané las miraditas.- Una mueca se formó en mis labios, la expresión del rubio decayó.

-No digas eso, Liam sabe que no fue tu intención, los chicos también, es la arpía de Sofía que siempre le gusta armar problemas. No puedo creer que todavía con diecisiete años haga este tipo de cosas.

-No importa, quedé en hablar con Liam hoy. ¿Lo viste?

-Me mandó un mensaje diciendo que estaba en camino. Puede que haya llegado, siendo sincero, estoy huyendo.

Fruncí el ceño y me volteé para ver en donde se clavaba la vista, solté una risita.

-¿Otra vez la acosadora?

Una chica dos años menor estaba obsesionada con Adam, era bastante tenebroso, sobre todo cuando lo miraba fijamente y le sonreía. Pese a que él dejó bastante claro su postura, ella parecía no entenderlo.

-Enserio ya no sé qué hacer, ¡el otro día me la encontré rondando por mi casa!- Solté una carcajada, de inmediato fue apagada al ver su cara de irritación.

Entonces se me ocurrió la idea más estúpida del mundo.

-Bésame.- Me miró como si tuviera un tercer ojo.

-¿Eh?

-Con suerte pensará que tenés novia y te dejara en paz.

-Es que...-Miró a nuestro alrededor con cautela.

¿A quién buscaba?

-Ya nos besamos en el juego de la botellita, ni que fuera la primera vez.

-Apuesto fue el mejor beso de tu vida.- Revoleé los ojos al ver su sonrisa pícara.

-Claro, desde ahí estoy perdidamente enamorada de vos.

-¿Me vas a dedicar una canción de Taylor Swift? Ya te dije que su música me parece una mie...-Le pellizqué el hombro, provocándole un alarido de dolor.

-Cállate, encima que intento ayudarte.

-Está bien, perdón. ¡Viva Taylor!

Con una sonrisa divertida en el rostro, le rodeé la nuca con ambas manos, acercando mi boca a la suya.

-¿Estás segura de esto? ¿Y si alguien lo mal interpreta?

-Me da igual, mi reputación ya se encuentra en el subsuelo. Aparte, puedo dejar a mi amigo con una acosadora cuando me vaya a la otra punta del país.

Luego de una sonora carcajada por su parte, me tomó del lado derecho de mi cara y me besó. 

*Nota de la autora*

Mañana les subo el capítulo 17! 

Buen sábado ♥ 

La Carrera Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora