Capítulo 12

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Elle:
Al llegar a los establos con cara de querer matarme,  me sorprendió ver que Liam ya estaba allí.

Y para colmo, acariciaba a mi yegua.

Empezamos mal.

-Alguien llegó puntual.- Liam se dio la vuelta para verme.

-De hecho, alguien llegó impuntual. Son las seis treinta.- Yo fruncí el ceño y saqué mi celular.

Definitivamente marcaba esa hora. Me había demorado pensando si esta era una buena idea o no.

-El alumno espera al docente, no al revés.- Dije con una sonrisita de suficiencia y él revoleo los ojos. – ¿Me dejas?

No hizo ninguna expresión, simplemente dio un paso para atrás. Al cabo de unos segundos dijo:

-Es muy distinta a Furia.

Todo mi cuerpo quedó en tensión, al mirarlo él seguía con la misma posición relajada.

-¿Sabes el nombre de mi anterior caballo?- Pregunté con incredulidad, él me miró y pestaño.

-No vivo debajo de una roca, Liz. Sí, sé con qué caballo compite la jocketa del momento.

No sé qué me sorprendía más, el hecho de que me mirará como si fuera idiota o que no me dijera Elle.

Tal vez, no quisiera provocarme.

Debe estar muy desesperado por las clases, pensé.

-No soy...-¿Para qué negarlo?- Olvídalo, acabemos con esto de una vez.- Él asintió.

-Voy a buscar mi caballo.- Yo lo miré con el ceño fruncido mientras Gitana me pasaba la trompa por la cara.

-Oh, claro que no.

-¿Qué?

-Vas a trabajar con ella.- Moví la cabeza para señalar a la yegua que tenía al lado. El abrió los ojos.

-¿Por qué? ¿Hicieron un trato para tirarme o algo?- Resoplé.

-Primero: sin preguntas, yo digo y vos haces. Segundo: no me gustaría que mi primer alumno se rompa algún hueso cayéndose del caballo, Gitana no te va a tirar-lo reconsideré un poco.- Salvo que yo le diga.

-¿Eso debía ser reconfortante?

-No. Aparte, es mejor que estés subido a un caballo que conozca para saber cómo funciona su temperamento.

Mejor me guardaba la parte sobre el humor que manejaba mi yegua.

Unos minutos después entrabamos al centro de hípica improvisado. Este lugar se hizo en aras de practicar equino terapia con tanto niños del pueblo como con los porteños. Es una profesión bellísima, ver la conexión del chico con discapacidades conectar con el caballo hasta que este comienza a generarle raciones favorables tanto en cuerpo, mente y corazón.

En otra vida, si no hubiera disfrutado de la adrenalina de una carrera, capaz hubiera optado por dedicarme a ello. Lamentablemente, la actividad no prospero en nuestro pueblo.

De todas formas, siempre iba a terminar saliendo de aquí.

Respiré hondo con el fin de despejar mi cabeza.

-Empecemos por lo básico, ¿te sabes subir?

Genial, teníamos un precipitante de primera.

-Yo te avise.- Levantó las manos en señal de rendición.

-No importa, no debería costarte mucho  medís como veinte centímetros más que yo.

-Eso tampoco es muy complicado.- Pude notar que se estaba aguantando la risa.

La Carrera Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora