Capítulo 7 Vialia

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Era domingo y Karma ya estaba esperando a Luna en el Vialia. Llevaba diez minutos. Quince. Veinte. Media hora. Cuarenta minutos. Karma cada vez estaba más enfadada. No soportaba esperar. Y menos si alguien llegaba tarde. Estaba planteándose por qué había venido. A ella no se le había perdido nada en el Vialia.

Por otro lado, Luna no dejaba de morderse las uñas en el coche de su hermano.

—¡Quieres apurar, llego tarde!

—Ufff... relájate ya, enana. Si llegas tarde no es mi culpa. Si hubieras salido antes...

—¿Y cómo iba a salir antes si papá y mamá no dejaban de hacerme un interrogatorio? Ni que tuviera tres años.

—Sí... en eso tienes un poco de razón. Media hora de interrogatorio es demasiado. Yo lo hubiera dejado en... ¿veinticinco minutos?

—¡Héctor!

—Vale... veinte.

—Eres insoportable.

—Oh... gracias. Oye, ¿y qué tal en el insti?.

—Bien.

—¿Segura? —y como respuesta Luna levantó los pulgares en su dirección y le dedicó una sonrisa. Una sonrisa no acompañada con los ojos. Una sonrisa que el espejo ha recibido muchas veces. Una sonrisa bien ensayada. Una sonrisa falsa. Como casi todas sus sonrisas.

Cuando el coche se estacionó Luna salió corriendo hasta el Vialia.

—¡Adiós, eh!.

Luna corrió lo más rápido que le permitieron sus piernas y vio como Karma salía del centro comercial.

—¡KARMA! —ese grito provocó que Karma girara su cabeza y viera a Luna con una mirada que podría matar hasta a Voldemort.

Luna respiró, agitadamente, cuando llegó al lado de Karma mientras decía:

—L-lo siento... y-yo... mi-mis pad-padres...

—Ya me iba—Luna levantó la mirada con preocupación en los ojos y vio como Karma entraba de nuevo en el Vialia. Luna no pudo reprimir un suspiro de alivio y la siguió.

—En serio lo siento...—Karma de pronto interrumpió su lento caminar. Alzó una ceja y la vio de arriba abajo con aire despectivo. Odiaba esperar. Y no tenía paciencia para hacerlo. Luego, simplemente, rodó los ojos y siguió con su caminar.

Con el pasar de la tarde, la tensión se fue suavizando hasta desaparecer. La tarde pasó entre risas al recordar la actuación y aún más risas al recordar las caras de Samanta y Abril cuando les ganaron. Ambas concordaban en que había sido lo mejor que les había pasado en el instituto.

De pronto, oyeron unas molestas risitas agudas y al girarse se encontraron, como no, con Samanta, Abril y Grace. Cuando Samanta y Abril las vieron no dudaron en acercárseles. Luna y Karma sabían que no tramaban nada bueno. Grace las seguía con la mirada gacha y mordiéndose el labio. Eso hizo que Karma se enfadara más.

—Hola chicas—esa era Samanta con su irritante voz aguda y sus dientes blancos y su lengua lista para atacar—oh, ¿estabais festejando haber ganado lo de las escenas? Francamente, aun no entiendo como os dieron el premio... aunque, claro, teniendo en cuenta que lo organizó vuestra tutora no era de extrañar, ¿cierto chicas?

Después de hacer la pregunta, giró la cabeza para ver a Abril que respondió con un "por supuesto". Y hacia Grace, que estaba tan absorta con el tan interesante suelo, que no se dio cuenta de que la pregunta también iba para ella.

—¡Grace!— La susodicha levantó la cabeza desorientada y al ver a Samanta asintió.

—Sabéis nunca le vi mucho sentido a Harry Potter— y de pronto Samanta hizo como si tuviera una varita mágica y mientras la movía decía—Abracadabra...—dejó de mover la invisible varita frunció un poco el ceño y ladeó la cabeza para continuar—¿Qué? ¿no es eso lo único que hace Harry Popotter?

Luna hasta ahora había estado con la cabeza mirando el suelo y tirando un poco de la chupa de cuero negro de Karma mientras le susurraba: "vámonos". Pero Karma no se movía. Sin embargo, cuando Luna oyó lo que dijo Samanta no pudo resistirse, se dijo a sí misma, mentalmente, que no lo dijera. Pero no pudo resistirse.

—Técnicamente lo que dice Harry todo el rato es "Expelliarmus". —a pesar de que lo había dicho en voz baja la habían oído todas perfectamente. Karma no pudo evitar sentirse orgullosa de Luna. No se había callado.

—Oh, Lu... y a nosotras que nos importa—esta vez era Abril la que tomó el turno de palabra. Y Karma no pudo evitar enfurecerse al ver cómo le hablaba a Luna. Luna por su parte, solo agachó la cabeza. Sabía que no debería haber hablado—¿en serio pensabas que nos importaba? Ja, como si nos fuera a importar algo de Harry Potter... aunque... francamente, no nos importa nada de lo que tengáis que decir.

—¿Por qué estáis aquí entonces? Si no os importa nada de lo que tengamos que decir no tiene sentido que vengáis a hablarnos, ¿no? —esta vez fue Luna la que vio a Karma con orgullo. Admiraba su forma de contestar con su lengua viperina.

Samanta y Abril la miraron con asco y se dieron la vuelta. Yéndose. Grace caminó detrás de ellas, pero no pudo evitar girar la cabeza. Y al hacerlo se encontró con una mirada glacial por parte de Karma.

La tarde no pasó igual de bien desde que se encontraron con el trío de las risitas agudas. Luna estaba algo decaída desde ese encontronazo, y Karma no dejaba de atormentarse echándose la culpa de lo ocurrido. Seguramente, si Luna no hubiera ido con ella al Vialia no hubiera tenido ese problema. Seguramente, solo se habían metido con Luna porque estaba con Karma. Seguramente, a Luna nunca la molestaban. Seguramente, Luna tenía un montón de amigos con los que ir al Vialia y solo se lo había pedido a Karma porque le daba pena. Seguramente, Karma no tenía ni idea de la vida de Luna. Seguramente, si Karma no hubiera ido hubiera pasado igualmente.











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