Capítulo 29 Las muertes del poema

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Grace se levantó de un salto de la cama cuando sonó el despertador. El nerviosismo no la dejaba estar quieta. Rápidamente, cuando estuvo lista, fue corriendo a la cocina, donde su padre comía unas tostadas con mantequilla.

—¿Qué haces despierta a estas horas? Es muy pronto —Grace arrugó la frente y giró la cabeza en dirección al reloj que habitaba en la cocina y vio como marcaba las seis y media.

—Creo que puse mal mi despertador —contestó emocionada.

—Y yo creo que el despertador que oíste era el mío —respondió su padre muy divertido por la situación.

—Es probable —siguió Grace. Su padre alzó una ceja al ver como Grace se sentaba en una silla, y, se tomaba unas galletas y un zumo.

—¿No quieres volver a la cama a dormir? Aún puedes dormir una hora más —insistió.

—No tengo sueño —esto provocó que su padre abriera los ojos al máximo.

—No puede ser... ¡ES EL FIN DEL MUNDO! ¡SABÍA QUE TENÍA QUE HABER HECHO UN BÚNKER! ¡SOCORRO! —Grace vio con gracia como su padre, acompañaba estas palabras corriendo y dando vueltas por la cocina mientras agitaba los brazos.— eh, no deberías reírte, ¡VAMOS A MORIR!

—¿A sí? ¿Y qué haces tú despierto a estas horas? —siguió Grace.

Su padre se sentó en la silla al lado de Grace agachó la cabeza y dijo en un susurro:

—Si te lo dijera tendría que matarte —Grace alzó una ceja— no, es broma, tengo una reunión con la banda sobre el disco.

—¿A estas horas?

—En cuatro horas, pero puse mal el despertador —Grace se echó a reír sin poder evitarlo. Parece que no era ella la única que estaba emocionada ese día.

Después de un par de horas, Grace ya se encontraba en el instituto a solo cinco minutos del primer recreo. Cuatro. Tres. Dos. Uno. Cuarenta segundos. Treinta segundos. Veinte. Diez...

El ruido inundó de tal forma el aula que Grace no pudo evitar dar un pequeño brinco en su asiento. Por lo que ganó una mala mirada de su compañera de sitio. A continuación, Samanta y Abril se le acercaron; y Abril tomó el turno de palabra.

—Muero de hambre ¿vamos a por un bocata a la cafetería? —Grace se puso algo nerviosa, era su momento. Ahora o nunca.

—Yo me encuentro mal, iré al baño

—Vale —y con esa simple respuesta Samanta y Abril se dieron la vuelta y salieron de clase. Grace se apresuró a ir, rápidamente, al salón de actos donde Luna se encontraba en la puerta diciendo a la gente donde sentarse. No era secreto para nadie que habían sido Karma, Luna, Tiara, Bianca, Eric, Simón, Marco y Leo los que habían organizado el acto. Y no solo eso, si no que habían molestado a la directora de tal forma que no le quedó más remedio que dejar que lo hicieran.

—¡Uh, Ravenclaw! No sabía que ibas a venir Grace —dijo Luna a lo que Grace contestó encogiéndose de hombros— ¿Ves esa marea azul? —Luna se giró y señaló hacia donde estaban sentados un montón de gente con cosas azules y Grace asintió— Pues ahí, chao águila.

Grace sonrió y se dirigió hacia donde Luna había señalado. Llegó al lado de Eric, el cual, al verla la saludó y señaló el asiento vacío que había a su lado. Lo que ninguno de los dos sabía es que, desde los asientos de los Hufflepuff's, Tiara los miraba intentando reprimir una fuerte risa, e, intentando que sus manos no hicieran un corazón. Estuvo hablando un buen rato con él hasta que de pronto Luna empezó a hablar desde el escenario a través del micrófono.

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