"Tus amigos están enamorados de ti"

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Estaba Yuji jugando una partida de baloncesto en una de las canchas de la universidad cuando llegó un repartidor con un hermoso (y enorme) paquete a su nombre: eran unas flores bellísimas y una caja de chocolates de las más costosas.

"Ninguna flor podría igualar tu belleza, así como ningún bombón puede estar a la par de tu dulzura. Para la persona más importante de mi vida, te amo", decía la tarjeta. Y aunque no decía de parte de quien venía, Yuji asumió que eran un regalo de su novio.

"¡Wow!" exclamaban todos los compañeros de Yuji. "¡Sí que se sacó la lotería con Satoru Gojo, es guapo y romántico!", decían otros. "Es el hombre perfecto", alcanzó a escuchar.

"¡Qué bonito detalle!" pensaba el pelirosa con el corazón derretido "Luego de la pelea de ayer, es lógico que esta sea su manera de pedir disculpas" 

Sin pensarlo, ya sus piernas caminaban hacia la Facultad de Artes.

Cuando lo encontró, estaba Satoru sentado en el césped y rodeado de unas cinco personas. Siempre era así, Gojo era muy popular.

—Hola, amor—le dijo tímidamente. No le gustaba molestarlo yendo a su facultad, pero estaba muy feliz por el regalo.

—Holi. ¿Qué te trae por aquí a estas horas? —lo saludó su novio con un pequeño beso.

—¡Sorry! Solo quería darte las gracias en persona por el regalo ¡Está precioso, amor!

—¿Qué regalo, Yuji?

—Las... ¿flores? —"¿Por qué se hace el loco?" pensaba Itadori confundido "¿Le dará vergüenza que sus amigos sepan que me envía flores?"

Satoru se lo llevó un poco más allá, a un lugar por donde no estaba pasando nadie.

—Yo no te he enviado nada, Yuji—le reprochó su novio con voz y mirada sombríos.

—Eh... me llegaron estas flores—"Pero ¿qué está pasando?" el pelirosa no entendía nada.

Gojo respiró muy profundamente.

—¡Descarado! —le reprochó Satoru entre dientes—¡Vienes aquí a pasarme por la cara las flores que te envío otro! ¡u otra! ¡ya ni sé que esperar de ti!

—No... yo...—sentía que le faltaba el aire— ¿no las enviaste tú?

—¡NO!

Itadori comenzó a temblar, sudaba frío y respiraba con dificultad. ¡Dios mío, estoy en un gran problema!

—¿POR QUÉ MEJOR NO LE DAS LAS GRACIAS A FUSHIGURO? ¡ESE ESTÁ LOQUITO POR TI! ¡SEGURO ES SU MANERA DE ENAMORARTE!

—N-no, amor, él no...

—¡ESTOY HASTA LOS COJONES DE ESE TIPO! ¡A QUE AYER ESTABAS REVOLCANDOTE CON ÉL! ¡POR ESO LLEGASTE TARDE!

—No es así...—Yuji hablaba casi sin aire—no tengo nada con Fushiguro... es mi amigo...

—¡AH! ¡ENTONCES ES LA MOSQUITA MUERTA DE KUGISAKI!

—¿Q-qué?

—¡YA VÍ COMO TE OBSERVA! ¡ESA MUJER TE QUIERE COGER! ¡Y TU BIEN QUE LE SIGUES LA CORRIENTE!

—S-satoru, no...

—¡YA SABÍA QUE ALGUNO DE ELLOS ESTABA TRAS DE TI! ¡Y VIENES AQUÍ A HUMILLARME CON ESAS FLORES! —Unas lágrimas salieron de sus ojos azules.

Esto no podía estar pasando, Yuji podría jurar que su novio le había enviado ese arreglo de flores. De haber sabido que no era así, jamás habría ido hasta la Facultad de Artes. ¿Ahora cómo iba a arreglar esto? Él era inocente, no había hecho nada, no tenía ni idea de quién había enviado eso, él nunca haría algo así... Amaba a Satoru Gojo, lo amaba y lo respetaba ciegamente.

Habló con voz temblorosa, tenía un nudo en la garganta:

—¿Qué tengo que hacer para que me creas?

Pobre muchacho, no sabía el peso que tendrían esas palabras.

—No vuelvas a acercarte a ellos dos nunca más—le respondió su novio.

Satoru Gojo celebraba por dentro. El plan había salido a la perfección. 

MI NOVIO TÓXICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora