MI NOVIO TÓXICO

El llavero de fresa

*Este capítulo está basado en las experiencias de dos personas a las que les agradezco contarme su historia*

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Era la quinta vez que Gojo le enviaba por Whatsapp un capture a Yuji.

No la quinta vez de la semana, ni la quinta vez del día: era la quinta vez de la mañana. Yuji estaba en clases de Psicología del Deporte y en lo último que estaba concentrado era en el atletismo. Sentía vibrar su celular y eso lo descolocaba, sabía que era Satoru enviándole un capture con algo "sospechoso" que había visto en sus redes sociales, pidiendo una explicación al respecto.

Así era su vida luego de haberle dado las contraseñas a su novio. Cada vez que Satoru veía algo "dudoso" en cualquiera de las redes de Yuji, le tomaba un capture y se lo enviaba.

"Explícame que es esto, Itadori Yuji", decía el mensaje acompañado del capture de un meme que le había enviado Yuta.

"¿A qué se debe este TikTok de Nobara? (un video de una chica hablando sobre lo que era tener un sugar daddy) ¿Acaso estás buscando a un viejo verde que te resuelva la vida?

"¿Por qué Fushiguro te envía una receta de albóndigas de carne? ¿En qué momento vas a ir a su casa a cocinarle?"

Etcétera de cosas absurdas.

La cosa más increíble era que Satoru veía todas las redes de Yuji desde su propio celular, hurgaba absolutamente toda la "privacidad" del muchacho a la hora que le daba la gana. Y por supuesto que había bloqueado a incontables personas.

Con toda la vergüenza del mundo, Yuji tuvo que disculparse con sus amigos (además de dar falsas explicaciones al respecto)

Ese mismo día por la noche, estaba el muchacho lavando algunas de sus cosas, entre ellas un llaverito de peluche con forma de fresa que le había regalado Satoru hace un par de meses. Era muy lindo y Yuji lo atesoraba muchísimo.

Al estrujar el llavero con las manos para exprimirlo, Yuji se percató de que había algo dentro. Algo pesado, algo duro.

"¿Qué tiene esto?", pensó.

Era rarísimo, un llavero de peluche no tiene por qué tener nada dentro. Es peluche y ya, y los peluches son las cosas más suavecitas que puede haber.

Invadido por la curiosidad y aprovechando que Satoru había salido a comprar la cena, Yuji abrió con una tijera la fresita de felpa por la parte de abajo, sacó un poco del algodón del relleno y fue ahí cuando lo sintió.

Una cosa de plástico.

Apresurado, y con el corazón en la boca, lo sacó a ver qué era aquello.

Era un artefacto rectangular, compacto, de color negro y que traía una pequeña pantalla que indicaba nivel de batería y calidad de señal 4G.

"¿Qué es esto?"

Un GPS.

El muchacho sintió ganas de vomitar, la visión se le puso borrosa y las piernas le fallaron.

Se agachó en el suelo, respirando repetida y profundamente.

"Un GPS en mi llavero"

"¿Qué hace un GPS en mi llavero?"

Recordó la hermosa sonrisa de su novio al momento de regalarle la fresita de felpa, "Rosada como tú", le había dicho mientras la colocaba en sus llaves.

Sus llaves siempre estaban en su mochila, y Yuji era de los que no salían sin mochila.

—¿S-satoru puso eso ahí? —susurró asustado. Nuevamente sintió ganas de vomitar.

¡imposible! Su chico de ojitos azules no sería capaz de eso, ¿o sí?

Mientras luchaba consigo mismo intentando buscar una respuesta que no fuera "Satoru Gojo puso eso ahí", escuchó las llaves de su novio. Había regresado.

Asustado, escondió la fresa y el GPS en su mochila rápidamente y siguió haciendo como que lavaba sus cosas.

Aunque las manos le temblaban y tenía ganas de llorar, no tuvo el valor de decirle nada.

Ese fue el primer día que Itadori pensó en pedir ayuda.