Unas tres semanas habían transcurrido desde aquella desgraciada tarde. La tarde en la que se rompió Yuji, en la que se rompió su relación con el hombre que amaba, con el que se quería casar y por el que había dejado todo.
Esos veintiún días pasaron de una manera extraña: Yuji se encerró en su departamento con todas las cortinas cerradas, las luces apagadas y el teléfono desconectado. No distinguía el día de la noche, no iba a clases, abandonó su empleo de medio tiempo, estaba todo el día en pijamas y sobrevivía a base de frituras.
Sus amigos estaban tremendamente preocupados. Yuta, Nobara y Megumi se turnaban para ir hasta su residencia con algo de comida que dejaban en la puerta al no ser recibidos por el chico.
"Estoy bien, puedes irte", era lo que siempre les decía a los tres.
Él no era una persona religiosa, y muchas veces se encontró pidiéndole a Dios que lo regresara a los días en donde todo era perfecto con Satoru, arrodillado al borde de su cama le suplicaba a esa deidad que le regresara a su novio. Lo amaba, lo amaba muchísimo y estaba convencido de que después del ojiazul no podría volver a enamorarse, porque Gojo era todo para él. Yuji jamás se habría imaginado que sus ojos eran capaces de producir tantas lágrimas.
—Tengo ganas de emborracharme— dijo en un determinado momento. Se vistió, cogió su billetera y el celular.
Estaba dirigiéndose a un bar de mala muerte del centro de la ciudad cuando se topó con un ex compañero de la preparatoria. No habían sido los mejores amigos, pero sí que se conocían.
—¡Hey, Yuji! ¿A dónde vas con tanta prisa?
—Ah, hola Sukuna. Voy por un trago.
—¿Te acompaño?
—Seguro.
Estando en el cuchitril de sitio, Yuji bebió un trago tras otro mientras hablaba de su decepción amorosa. Su compañero le contaba también que andaba despechado por culpa de su ex y brindaban juntos porque "los hombres no servían para nada"
Aunque Sukuna estaba bebiendo, no lo hacía tan rápido como Yuji que literal se acababa un vaso tras otro sin parar.
Al cabo de un rato, Yuji se sintió mal y se fue al baño para vomitar, pensando que estaba ya muy borracho. Sin embargo, situado frente del retrete perdió los tiempos.
¿Cuánto tiempo había pasado? No sabía. Pero se despertó porque Sukuna le echaba agua muy fría en el rostro mientras le gritaba cosas, varias personas lo sentaron en una silla y decían que mejor lo llevaran a su casa. Le pasaban hielo por el rostro que sacaban de los baldes de cerveza.
—¡Itadori, reacciona! ¡Pesas mucho, así no te puedo llevar! —le decía su "amigo", que al poco tiempo terminó cansándose y abandonándolo en el sitio mientras renegaba diciendo: —No estoy para lidiar con borrachos.
El chico se quedó ahí, tirado en una banquita a las afueras del local. Inconsciente y balbuceando cosas. Otras universitarias que estaban pasando el rato en el bar, lo cuidaron mientras decidían qué hacer con él.
—¿A quién llamamos para que venga por ti? —preguntó alguna de ellas que, al no recibir respuesta, marcó a todos los números posibles existentes en el celular del pelirrosa esperando que alguien se apiadara de él.
Pasó poco tiempo y el primero llegar fue Satoru, y como por obra del destino, también llegaban del otro lado de la calle, Fushiguro y Yuta.
—¡Esto es tu culpa, maldito desgraciado! —le gritaba Yuta dispuesto a caerse a golpes con el albino.
—¡No es momento de pelearnos! —se escudó—Me voy a llevar a Yuji a mi casa.
—¡NI LO SUEÑES! —rugió Megumi—¡SE VA CON NOSOTROS!
Una vocecita casi ininteligible se escuchó en ese momento de tensión:
—Satoru, Satoru...
—¿Ven? Yuji se quiere venir conmigo—el ojiazul se acercó al chico para consolarlo—. Aquí estoy, shhh... tranquilo.
—¡Por sobre mi cadáver te lo llevas! —sentenció Okkotsu, recargando sobre su cuerpo a un muy musculoso Yuji —¡Y tú te callas! Que no estás en pleno uso de tus facultades, ¡vámonos, Fushiguro!
—¡No! ¡Sato...ru! —balbuceaba Itadori abalanzándose a su ex.
Una riña se iba a armar, pero Yuta y Megumi sabían que tenían que respetar las decisiones de su amigo, así que los dejaron irse. Retirándose ellos también del sitio, cabizbajos.
—Oye... no llores, Fushiguro.
—Yuji es como mi hermanito pequeño, esto me duele, no sé cómo ayudarlo.
—Yo tampoco, pero hay que mantenerlo alejado de ese tipo.
—Quiero partirle la cara a Gojo.
—Somos dos.
El peliblanco se llevó Itadori (que volvió a quedarse inconsciente) a su departamento, lo desvistió para cambiarle la ropa vomitada y vio extrañado como dentro de sus jeans y ropa interior habían chapas de cerveza. Sería en el momento que le pasaron hielo por el rostro, que le arrojaron hielos con las tapas de dichas bebidas dentro de su ropa.
—Eres bien pendejo— lo regañó. Dejándolo desnudo en la cama y sin cubrirlo siquiera.
Unas horas pasaron hasta que el chico recuperó la conciencia, pero con evidentes síntomas de resaca. A su costado, revisando el face, estaba Satoru.
—¿Dónde estoy?
—En tu depa, ¿me quieres explicar que hacías en ese sitio de mala muerte?
—No se... yo...
Itadori no quería admitir en su cara que estaba despechado y bebiendo alcohol descontroladamente a causa suya. Se sentía humillado, rechazado y muy avergonzado por todo lo que pasó, porque a su mente ya habían llegado los recuerdos de la noche anterior, en donde bebió como un demente junto a Sukuna y unas chicas universitarias llamaron a todos sus contactos.
Fushiguro y Okkotsu habían ido a socorrerlo...
—Estás bien pendejo Yuji. Literal parecías una prostituta barata: borracha y tirada en medio de la calle—el ojiazul se levantó de la cama—, me das asco. En serio— resopló ruidosamente—. Como se nota que sin mí no eres nadie.
Itadori estaba llorando nuevamente, habló con voz temblorosa pero firme:
—No me hables así, Satoru.
—Te hablo como te lo mereces. Pensaba en volver contigo, pero ya no quiero.
Eso le dolió mucho al chico del cabello rosado, que sentía estar enamorado todavía de aquel hombre. Llorando buscó abrazarlo, para sentir su cuerpo por una vez más.
—Suéltame.
Yuji odiaba a Satoru, pero también lo amaba. ¿Qué puede hacer un ser humano con sentimientos y un corazón lastimado en esa situación? ¿Alejarse sabiendo que va a sufrir la infinita soledad de la ausencia de quien ama? ¿o quizás seguir en una relación donde es infeliz, pero estando al lado de quien se enamoró, esperando que algún día las cosas cambien?
¿Qué se hace cuando tu corazón guarda imágenes del futuro que soñaste con esa persona? Viajes, casa, familia, mascotas, éxitos juntos... cosas que no han pasado, pero te prometieron que llegarían pronto.
¿Cómo puedes reponerte si te están dejando la autoestima por el suelo y piensas que ni de chiste alguna persona se enamorará de ti?
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Este fanfic es para ti y para mí, que estando en una relación que nos hacía sentir miserables nos quedamos esperando que esa persona volviera a dar el amor que alguna vez nos dio.
*Proximo capitulo: Yuji se refugia en sus amigos y sale adelante. Pronto se termina "Mi novio tóxico"*
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MI NOVIO TÓXICO
Fanfic¿Eres masoquista y te gusta la toxicidad? Este fanfic es para ti. O tal vez estás viviendo estas cosas y... ¿no sabes que estas en una relación tóxica? AMIX AQUÍ TE AYUDO A QUE TE DES CUENTA FANART @no0_SHIKI @no0_SHIKI @no0_SHIKI