Cierto día por la tarde, Yuji decidió ir a buscar a Satoru a la facultad de Artes. El chico había salido temprano porque el profesor de Metodología de la Investigación no se presentó y quiso pasar por allá para variar un poco la rutina.
El atardecer estaba precioso y el pelirosa se encontraba de un humor excelente, le había ido bien en los exámenes y fue halagado por su entrenador de básquet gracias a su buen desempeño.
Cerca de la facultad de Artes había un precioso jardín botánico que a él le gustaba mucho, asi que antes de ir a buscar a su novio, entró a deleitarse un poco la vista con la naturaleza. Yuji sacó su celular para tomar algunas fotografías bonitas y se dio cuenta de que su pareja tenía rato sin conectarse, él último mensaje en el chat de ambos era el del pelirosa avisándole que pasaría por él... pero aún no había sido leído.
Caminando un poco más allá, se topó con un par de personas que estudiaban en las banquitas del jardín y además saludó al cuidador del sitio quien amablemente le pidió que saliera por la otra puerta ya que estaban próximos a cerrar, "y si ve a alguien dígale que vaya saliendo, pronto serán las cinco".
El chico se fue a paso rápido hacia la salida cuando vio que bajo unos sauces cercanos estaban dos muchachos, decidió avisarles que salieran del jardín como el señor se lo había pedido, pero se quedó paralizado con lo que le mostraron sus ojos: de espaldas, el inconfundible cabello blanco de Satoru, sentado muy sospechosamente cerca de un muchacho al que no se le veía el rostro, pero que tenía el cabello igual al de un chico de Artes... caminó un poco más en un intento de que fuera, por el amor de dios, otra persona con el pelo idéntico al de su novio. Pero no.
De perfil, comprobó que en efecto era su novio, Satoru Gojo, sentado al costado de Suguru Geto, uno de sus amigos de la carrera. Gojo, lo miraba con ojos seductores y acariciándole el rostro con un par de dedos, le recorrió desde la oreja hasta los labios. Alguna cosa le dijo, que el pelinegro ladeó el rostro y lo besó.
Fueron segundos que parecieron horas.
—¿S-sa... toru? —el nombre de su amado salió de sus labios como quien habla con clavos en la boca, por primera vez pronunciar su nombre le desgarraba.
Gojo se separó del otro, asustado, y miró a Yuji de la misma manera que alguien miraría a un fantasma.
—¿Q-qué haces aquí? —Ninguna palabra salió de la boca de Itadori, es que su cerebro no procesaba—E-estábamos ensayando para una obra, ¿verdad Geto?
—Sí— afirmó el otro sinvergüenza.
Itadori retrocedió lentamente y con lágrimas en los ojos corrió hacia la salida.
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Unas tres horas después, decenas de llamadas perdidas desde el celular de Satoru estaban en su teléfono, eso sin contar los cientos de mensajes que le había enviado:
"Las cosas no son como tú crees" "Sabes bien que soy actor, estaba ensayando" "Geto es solo un amigo" "Amor, contéstame" "¿Dónde estás?" "¿Qué tengo que hacer para que me creas?", escribía estas cosas entre muchas otras estupideces.
Yuji, al salir corriendo del Jardín Botánico de la Universidad, no quiso ir a su antiguo departamento, sabía que su novio lo buscaría allí y, mucho menos quería ir al departamento de Satoru. Así que fue al único lugar que se le pasó por la cabeza: la casa de su mejor amigo, quien lo recibió con cara de "¿y ahora qué paso?".
—Fushiguro, ¿me puedo quedar aquí unos días? —le preguntó llorando a moco tendido después de contarle todo lo que pasó.
—No creo que este bien visto que te quedes conmigo, vivo solo y no tengo futón para que duermas en el piso... solo hay una cama... —Yuji estuvo a punto de decirle que no importaba, que podía dormir en el suelo, pero el pelinegro tuvo otra idea— ¡Ya se! Puedo irme a casa de un amigo para que te quedes aquí.
—No quiero causarte molestias, Fushiguro...
—No te preocupes, carita de papa.
Su amigo le dio un pequeño abrazo y le preparó la cena.
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Había pasado una semana de todo aquello e incontables ramos de flores y cartas de disculpas le llegaban a Yuji a su facultad, pero él veía los preciosos arreglos y solo le daban asco. Las flores las botaba y los chocolates se los regalaba a Yuta o a Nobara, los peluches de animalitos se los daba a Fushiguro y así iba repartiendo las cosas entre sus amigos.
"Te puedes quedar todo el tiempo que quieras", le había dicho Megumi, quien seguía quedándose donde su otro amigo. Pero él no quería incomodar, además tenía su antiguo departamento.
Yuji, era un zombie que se presentaba a clases por el mero amor que le tenía a su carrera. Aunque cumplía (a medias) con sus deberes, se le estaba partiendo el alma, se sentía poca cosa, y le dolía enorme la traición del hombre que amaba.
—Chicos, buscaré mis cosas en el departamento de Satoru. Volveré a mi casa.
—¡¿QUÉ!? —gritaron al unísono Nobara y Megumi. Ninguno le creyó, Yuji y Satoru habían roto y regresado al menos cuarenta veces este año. Siempre era lo mismo.
—¿Realmente lo harás? —Kugisaki brincaba en una pata "al fin".
—¿Necesitas que te acompañemos? —preguntó Megumi con cara de "no me la creo".
—Iré solo, igualmente tengo que hablar con él.
Itadori tenía el corazón roto en mil pedazos, pero se decía a sí mismo "de aquí me tengo que agarrar para dejarlo. No puedo ceder, no puedo".
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MI NOVIO TÓXICO
Fanfic¿Eres masoquista y te gusta la toxicidad? Este fanfic es para ti. O tal vez estás viviendo estas cosas y... ¿no sabes que estas en una relación tóxica? AMIX AQUÍ TE AYUDO A QUE TE DES CUENTA FANART @no0_SHIKI @no0_SHIKI @no0_SHIKI