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—¿Dónde estás? —preguntó Chris—. Hyunjin, no hagas cosas de las que puedas arrepentirte, no es justo para nadie, ni para Félix, ni para Jeongin, tampoco para ti.

Lanzó su teléfono al sillón después de dejar el mensaje en el buzón de voz y se dejó caer en el recargando su cabeza en sus brazos.

—¿Sabes algo de Hyunjin? —Jeongin salió de su habitación y se sentó cerca de él—. No ha regresado y es bastante tarde —le dijo abrazando sus piernas.

—Está trabajando —le aseguró—. Me platico sobre la asociación con otra empresa y...

—No me trates como si fuera un ingenuo, sé que está viéndose con Félix, el descarado me envió un mensaje diciéndome que estaba con él e incluso me mandó una foto —le dijo con una mirada triste—. Siento como si estuviera declarándome la guerra.

Chris sonrió.

—Félix tiene agallas, se ve como un ángel.

—Pero es un demonio —le dijo con amargura, apretando los dientes.

—No, no lo es, estás exagerando —le dijo—. Tiene sus mañas, pelea por lo que cree que es suyo, me dijo que lo haría.

—¡¿Y yo qué?! —gritó Jeongin poniéndose de pie—. ¡Él también es mío!

—Ambos se equivocan, Hyunjin no es ningún objeto, no le pertenece a nadie.

Jeongin se alejó bastante molesto y empezó a llorar.

—¿Qué quieren que haga?, él es mi esposo, al principio no me preocupé porque regresaba a mi lado, pero ahora sé que está con él, mi marca arde como el infierno. Chris, siento que me muero, es que no me entiendes, no puedes entender porque no eres como nosotros, qué sabes de amor.

—Eso fue grosero —le dijo Chris bastante molesto—. Suena como si estuvieras despreciándome por ser un beta, por no enlazarme como ustedes.

—¡Yo no dije eso! —Jeongin le gritó—. ¡Si quiera te has enamorado alguna vez!

—Por supuesto que me he enamorado, ¿crees que soy de hielo o qué?

—Perdona, estoy estresado con todo —le dijo—. Me siento muy triste y solo.

Chris tomó el control de la televisión y la encendió.

—No estás solo, me tienes a mí para hacerte compañía. Veamos una película, yo hago las palomitas.

Jeongin no dejó la expresión triste de su rostro, pero fingió una sonrisa y se sentó en el sillón cubriéndose con las cobijas que le habían prestado a Chris para que durmiera.

Jeongin no dejó la expresión triste de su rostro, pero fingió una sonrisa y se sentó en el sillón cubriéndose con las cobijas que le habían prestado a Chris para que durmiera

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El primer amor nunca muere ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora