capítulo 3

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Me despierto escuchando la alarma de mi celular... ahg la alarma

La maldita alarma de todos los lunes, no sabes que fastidio es pararse temprano, sobre todo un lunes.

Con los ojos cerrados busco mi teléfono para posponer la alarma 10 minutos. Necesito dormir más...

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50 minutos después.

Mierda, mierda, mierda.

Me he quedado dormida otra vez , por alguna razón la alarma no sonó.

Me paro de un salto de la cama cuando veo la hora, faltan 10 para las 7.

mierda.

Salgo corriendo al baño, me cepillo los dientes y me visto, no me queda tiempo para bañarme. Salgo del baño agarro mi bolso y salgo corriendo escaleras abajo, cuando entro a la cocina me encuentro con una nota en la nevera: hija ya me fui, te deje el desayuno en el microondas, espero tengas un buen día, nos vemos en la noche, besos.

Agradezco al cielo que mamá me allá dejado el desayuno hecho, de lo contrario, tendría que haberme ido sin comer.

Sin embargo no tengo mucho tiempo así que guardo la comida en el bolso y salgo corriendo al colegio.

De mi casa al colegio son 8 minutos a pie, no es tan lejos, pero considerando que me pare super tarde, correr es mi esperanza para llegar a tiempo.

8 minutos después llegó al colegio, justo a tiempo. Voy corriendo a mi casillero y agarro los cuadernos de las primeras clases.

De ahí salgo corriendo al salón, porque ya hace un minuto que tocaron la campana y no puedo llegar tarde, no otra vez.

Llegue antes que el profesor, ya que no lo veo en el salón. cuando me siento en mi mesa, me doy cuenta del desastre que soy: mi cabello castaño todo desordenado, aún tengo lagañas en los ojos, y no es que mi ropa sea muy bonita que digamos.

Trato de arreglar mi cabello cuando algo llama mi atención, o mejor dicho alguien. un chico alto entra por la puerta, su cabello rizado negro, desordenado de una manera natural, tiene unos ojos café muy lindos. Lleva sus manos en los bolsillos delanteros de sus jeans, mientras carga su mochila de lado.

Es lindo, tengo que admitirlo.

Pero solo es eso, lindo, porque yo no me vuelvo a enamorar, para empezar no lo conozco, además el recuerdo de lo que pasó con Deivid me deja muy claro que, si me hirió mi mejor amigo, solo imagina lo que puede pasar con un desconocido, no puedo permitirme sufrir otra vez.

Para mí sorpresa el chico se sienta al lado mío, por mi parte me le quedo viendo extrañada.

¿Enserio te sentarás aquí?

No me mal entiendan, es lindo, si, pero me incomoda un poco, ya que yo siempre me siento sola, mejor estar sola que mal acompañada.

El parece notar que lo observó y se voltea. Esos ojos café mirando fijamente a los míos. Y tal vez la  incomodidad es clara en mi expresión porque lo que dice me agarra por sorpresa.

—hola, disculpa — dice en un tono amable y un poco ¿apenado? — ¿hay algún problema si me siento a tu lado?

Oh, no sabes cuánto, siempre me siento sola así que te puedes ir parando y llevándote tus cosas.

Me gustaría haberle dicho algo así, ya que es lo que pienso, pero este chico nunca lo había visto antes, y algo me dice que es nuevo.

—¿Eres nuevo? — lanzó la pregunta al aire, y cuando me retracto ya es muy tarde, ya la pregunta había salido de mis labios.

—Si, mucho gusto, me llamo Sebastián, ¿Y tu? — me dice mientras me extiende su mano gentilmente.

Me quedo mirando su mano extendida, seguramente espera que la tomé, sin embargo la ignoro, me giro mi mirada para mirar al frente y le digo en un tono frío.

—por hoy no hay problema con que te sientes aquí, pero deberías ir buscando un puesto para mañana.

El baja su mano, un poco incomodo.

Por mi parte lo único que hice fue ignorarlo todo el dia, y como el no trato de sacarme conversación fue más fácil de lo que pensé.

#

Ya hoy es viernes, Las clases terminaron, y agradezco al cielo que hayamos salido una hora antes de lo normal.

Asi que me dirijo al cementerio, a ver a mi abuelo, de todas formas mamá no está en casa, y si llego estaría sola, prefiero aprovechar el tiempo con el.

Cuando llegó a su lápida me arrodilló frente a la misma, antes de venir compre una flores para ponérsela, así que se las pongo, saco un cigarrillo y lo enciendo, dando una calada.

— abuelo — digo mientras suelto todo el humo de mis pulmones — perdón porque siempre que vengo a verte fumo, se que lo detestabas. perdón por todo esto, se que no te gustaría verme en estos momentos de mi vida, soy un desastre.

Me quedo mirando a la nada, sintiendo mis ojos arder, estoy tan casada de lo que es mi vida, todo lo que pasó con mi padre me jodió, no solo afectó a mamá, sino que a mí también.

Después de haber llorado toda la tarde, me dirijo a buscar a mi amiga. solo necesito que alguien me consuele.

La consigo en el parque  con otras amigas. Me voy  acercando a ellas, y cuando las hiba a saludar escuché su tema de conversación.

¿se enteraron lo que le pasó a la mamá de Juliette? — pregunto una de ellas.

si, que pena, la mamá quedó en ridículo, la verdad no sé ustedes, pero yo no le hablo más a Juliette, no valla ser y hablen mal de mi por eso.

Apenas escuché como mi amiga hablaba mal de mi, las lágrimas empezaron a recorrer mis mejillas.

Recordar eso es una mierda, me duele tanto.

Lo que me pasó ese día fue lo que hizo que me diera cuenta que, hasta las personas que crees nunca te fallan, te pueden fallar.

Y eso, es una jodida verdad.

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Nota de autora:

Nuevo capítulo, que triste la historia de Juliette, aparte de que el papá la abandonó su amiga habla mal de ella (⁠´⁠;⁠︵⁠;⁠'⁠)

Comenten quién les cae más mal hasta ahora.

Se les quiere camix (⁠ʃ⁠ƪ⁠^⁠3⁠^⁠)

Corazón Herido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora