capítulo 7

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No podía creer lo que mis ojos estaban viendo, era Sebastián, el chico que le dije que no quería volver hablar con él y menos ser su amiga.

Ahora estaba parado frente a mi con unos shorts de piscina, sin camisa, dejando a la vista su torso desnudo y su piel color trigueña que bajo unos rayos de sol se ve suave y cremosa, y con unos lentes de sol en la cabeza.

Por alguna inexplicable razón me sonroje recordando como voy vestida, sintiéndome idiota baje la mirada en un intento a que no me vieran.

Obviamente la suerte nunca ha sido mi amiga porque el chico pelinegro se dio cuenta.

— Hay mira, la princesa se sonrojo — dijo en un tono burlón y divertido — se que soy demasiado sexy pero disimula un poquito nena.

Le lanze al chico una mirada asesina.

— Disculpa a mi amigo — dijo Sebastián fulminando a el chico con la mirada, este levanto las manos en forma de inocencia — aveces se pasa con sus comentarios, y se pone gracioso, — dijo desviando la mirada del chico hacia mi — ¿En que te puedo ayudar Juliette?

Me estremecí un poco cuando dijo mi nombre, aún no me acostumbro a escucharlo por parte de el.

Respirando hondo y recuperando el color normal de mis mejillas le dije.

— Venía a pedirte que bajarás el volumen a la música, me ha despertado.

Apenas termine mis palabras el amigo de Sebastián se empezó a reír a carcajadas, yo levanté una de mis cejas ante su reacción, esperando haber si me decía que le parecía tan gracioso.

— Perdón perdón — dijo el chico tratando de controlar su respiración — ¿acaso te acabas de despertar? ¿Es una broma? — se burló — si querías una excusa para venir, hablar conmigo y entrar a la fiesta solo dímelo princesa, y te dejo pasar sin problema.

Yo solo le di una mirada sería, haciéndole entender que no estaba jugando.

— Oscar porfavor — Sebastián dijo en un tono cansado — solo vete — el chico habrio su boca para protestar pero rápidamente Sebastián lo callo — porfavor, es suficiente.

El chico me miró por última vez y dijo

— Nos veremos más tarde princesa — me dijo guiñandome un ojo mientras se hiba.

Yo hice una mueca de asco ante sus palabras.

Una vez que el chico se fue y nos dejó solos, Sebastián se tomó el tiempo de escanear mi ropa, yo solo esperaba a que el dijera algo, perqué la verdad aún seguía analizando el hecho de que el estuviera parado frente a mi.

— Entonces... ¿no vienes por la fiesta? — pregunto apoyándose en el marco de la puerta.

— La verdad no, me desperte por el volumen de la música, solo pido que la bajen un poco.

— No puedo creer que aún estuvieras durmiendo — me dijo tratando de ocultar su sonrisa.

— Le vas a bajar el volumen ¿si o no? — le dije para poder irme de una vez por todas.

— Está bien está bien, — me dijo rápidamente — cálmate, le bajaré a la música, ¿Contenta?

— Si, lo agradecería — le dije seriamente, en ese momento fue que me puse a analizar la cuestión, y me surgió la pregunta — entonces... ¿vives aquí?

— Si, nos mudamos hace poco.

Entonces no era mentira que era mi vecino, ohhhh lo que quiere decir que... ¿Seran familia?

— La chica  rellenita de cabello negro... ¿Que es tuyo? — le pregunté recordando como la trate la primera vez que hable con ella.

— Ella es mi hermana menor, se llama Karol.

— Mmmmm ok.

Antes de que le pudiera decir por última vez que bajara el volumen de la música he irme de allí el pregunto.

— ¿Acaso la conoces?

— Solo baja el volumen, porfavor — le dije ignorando su pregunta.

Girando sobre mis talones, me dirigí hacia mi casa, cuando...

— ¿Segura que no quieres pasar a la fiesta? — pregunto dejándome paralizada.

La idea por alguna razón me pareció interesante, porque ahora que lo pienso, nunca he estado en una fiesta antes, como no tengo amigos, nunca he ido a una como tal.

Una parte de mi quería decir que si, pero otra parte que no, sobretodo por como hiba vestida, apesar de que podría ir a mi casa y cambiarme no me entusiasma mucho la idea de socializar con un montón de adolescentes con las hormonas al mil.

Pensándolo mejor, no suena una propuesta que yo aceptaría, y la idea de tener a Sebastián cerca mío me hizo querer salir corriendo de ahí por alguna extraña razón, y más si consideramos a su amigo con su coqueteo.

— No gracias, — le dije mirando por encima de mi hombro con una sonrisa torcida — solo baja el volumen — le pedí de la forma más amable que pude.

Seguí con mi camino hasta entrar a mi casa, una vez allí subí las escaleras, entrando en mi habitación y tirandome en la cama.

Me quedo mirando al techo, escuchando como la música poco a poco disminuía su volumen hasta llegar a un punto considerable.

Agradecida por el poquito silencio, agarre mi celular y me puse a revisar cualquier cosa en el para pasar el rato, porque, desgraciadamente  ya no tenía sueño.

Me encontré viendo instagram, pasando fotos y vídeos de diferentes personas.

Entonces me encontré con una foto de alguien que apreciaba mucho, pero que se fue de mi vida de un momento para otro, y que apesar de que le había escrito varias veces después de que me dejara de hablar, nunca me respondió, después con el tiempo entendí que nuestra amistad se había roto, y que ya nada sería como antes.

Se trataba de Jessi, mi ex mejor amiga, la conocí hace ya tres años, después de lo sucedido con mi padre y la supuesta amiga que tenía y que se burló mío y todo eso, creí que nunca hiba a tener otra amiga en la vida, me cerré casi por completo a la gente a mi alrededor, obviamente aún no había pasado lo de Deivid pero bueno.

La cuestión es que la conocí en el instituto, y a pesar de todo la cuestión del bullying y la gente que aún seguía hablando mío, ella se acerco a mi y simplemente me habló un día en el almuerzo.

— Hola — dijo una chica de cabello negro lizo, parada frente a mi — ¿no te molesta que me siente contigo?

Me sorprendió que ella se quisiera sentar conmigo en el almuerzo, era nueva aquí en el instituto, y apesar de que escuché como unas chicas le hablaban de mi no de la forma más dulce, aún así esta aquí parada frente a mi.

Si lo que quieres es sentarte conmigo, la hija de una despreciada, reemplazada por una más joven — hice una pequeña mueca por haber dicho eso, pero eran las palabras que estaban en la boca de la gente no en la mía, apesar de que ya habían pasado 6 meses — por mi no hay problema, puedes sentarte.

Ella simplemente se sentó en silencio, tal vez había sido muy directa o grosera con ella, pero no pretendía ser dulce como la azúcar, en fin es ella quien se quiere sentar aquí conmigo.

Recordar eso me hizo esbozar una sonrisa de melancolía, pero al final no fue tan bonito como yo pensé que hiba hacer.

Porque al final hizo lo mismo que la mayoría del mundo... Me falló.

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Nota de autora:

Hola mis camix, ¿como han estado desde ayer  sin mis actualizaciones?

Espero que les guste, también espero tu comentario y voto ;)

Se les quieres mucho ♡⁠‿⁠♡)

Bay Bay

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