capítulo 9

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Que demonios... Era la última persona que esperaba ver por aquí, es más, me había olvidado de su existencia hasta ahorita. Está parado frente a mi con esa sonrisa que le hace ver atractivo, pero que en lo personal me parece muy ridícula.

— ¿Que haces tu aquí?

— Vine a verte, ¿algún problema con eso princesa?

No conozco a este chico, solo lo había visto en la fiesta de Sebastián, si mal no recuerdo su nombre empeza por O, o algo por el estilo, la verdad es que soy mala para recordar nombres.

— Mira...— dije dejando la frase en el aire esperando a que el dijera su nombre.

— Oscar — me respondió rápidamente.

— Ajam Oscar, no se que haces aquí, y la verdad es que ya ni lo quiero saber, así que si me disculpas — dije mientras cerraba la puerta.

El la detuvo con su brazo y me miró directamente a los ojos.

— Así no se trata a los invitados, princesa — me dijo en un todo divertido — ¿de verdad no me vas a invitar a pasar?

Le lanze una mirada cansada, ya es muy de noche, yo solo quiero acostarme a dormir, solo sigo despierta porque estoy  esperando a mamá... La cual no debe de tardar en llegar.

— A ver, no se si me entendiste, pero no quiero hablar contigo — le dije levantado un poco el tono de voz — así... que... vete — le dije lentamente.

Dicho esto cerré la puerta de un golpe, escuché que volvía a tocar el timbre pero lo ignoré.

Al rato me asome por la puerta y pude ver que ya se había ido, me volví hacia la sala y me senté en el mueble sin saber que hacer, mamá no llega y yo tengo mucho sueño...

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Un rayo de sol proveniente de una pequeña abertura de la cortina me pega en la cara, lo cual me despertó.

Me había quedado dormida en el mueble, eso era lo último que recordaba.

No escuché cuando mamá llegó anoche, probablemente era tan tarde que ni siquiera me despertó.

Estirandome, me paró del mueble, buscando mi teléfono con la mirada, lo visualizo en la mesita en medio de la sala, y me sorprende ver que aún tiene carga.

Cuando lo reviso me doy  cuánta de que no tengo ni un solo mensaje de mamá, ni llamadas, nada.

Fui a la cocina y me extrañe ver que mamá no me dejó el desayuno hecho, y que todo estaba exactamente igual como lo dejé ayer.

Eso encendió una alerta en mi, y rápidamente voy  escaleras arriba para ver si mamá esta en su cuarto, ahora que recuerdo mamá no trabaja los domingos y eso explicaría por que la cocina está igual que ayer y por qué el desayuno no está hecho, ya que probablemente no se ha despertado.

Cuando entro al cuarto veo que su cama estaba hecha, lo que quiere decir que nadie durmió en ella anoche.

Eso me puso nerviosa, todo apuntaba a que mamá no había llegado anoche a dormir, lo que hizo que me hiciera diferentes películas en la cabeza de lo que podría haberle pasado.

Rápidamente busco el contacto de mamá, voy a llamarla.

Pero... ¡joder! Se ma apagó el teléfono cuando estaba a punto de llamar.

«Cuando será el día que la suerte este de mi lado.»

La molestia se me fue casi de inmediato, ya que me acordé que no tenemos teléfono de casa, entonces... No tengo como llamarla.

Rápidamente voy y conectó mi teléfono al cargador, pero no puedo esperar a que cargue un poco y después llamar, estoy demasiado preocupada por mamá como para eso.

La única opción que tengo es pedirle el favor a un vecino de que me preste para llamar.

El rostro de Sebastián me vino a la cabeza, entonces salgo de mi casa decidía a pedirle el favor.

Una vez frente a su casa empiezo a tocar el timbre de una forma descontrolada... Pero nadie me atiende, al parecer no hay nadie en casa.

Ya estoy demasiado nerviosa, yo solo conozco a Sebastián, el resto de los vecinos son ajenos a mi.

Una presión en el pecho se está haciendo presente, y poco a poco me doy cuenta de que no puedo respirar bien... Al parecer es un ataque, hacia tiempo no tenía uno.

Corriendo hacia mi casa, con el poco aire que tengo, subo directo a mi cuarto para buscar mi inhalador.

Cuando creí que me hiba a desmayar o mejor dicho morir por falta de oxígeno lo consigo, dándole una profunda inhalada.

En este momento ya puedo respirar bien, y... si tengo asma, desde que tengo 8 años.

Lo bueno es que no me daban ataques muy a menudo, cuando fui creciendo, los ataques eran menos intensos, y con el tiempo, aveces ni me daban ataques, clarooo... Que considerando que fumo no ayuda para nada a mi salud, pero como ya han pasado dos años desde que me dio el último ataque, llegue a pensar que simplemente había desaparecido y ya, pero veo que no, y si no me equivoco este ha sido el más fuerte que he tenido en mucho tiempo, tal vez por lo mismo que fumo.

Regulando mi respiración, salgo del cuarto con el inhalador en mano, dispuesta a ir a la casa de otro vecino a que me preste para llamar.

Una vez afuera me voy a la primera casa que veo, que es la de al frente, cruzó la calle con cuidado y me paro al frente tocando el timbre.

— ¡ Ya voy ! — grito una voz muy familiar.

Yo solo espero toda angustiada a que salga, necesito urgentemente que me presten para llamar.

Entonces la puerta se abrió, dejándome ver de quién viene esa voz tan familiar, una vez que la mirada de ella y la mía se encontraron ambas habríamos los ojos en sorpresa.

— ¿ Tu ? — dijimos al mismo tiempo las dos.

« Esto es el karma »

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Nota de autora:

Buenas buenas, que tal la gente hoy?

Solo diré, ¡ Voten y comenten amigos!

No diré absolutamente nada de quién se trata, tendrán que estar al pendiente y leer el siguiente capítulo jijijiji

Besos.

Ah y una casa, no se si se fijaron pero el libro tiene nueva portada, está más lindo no?

Le doy las gracias a mi amiga Valentina por hacérmela, la verdad es que le quedo muy linda, gracias tina ★

Ahora sí besos.

Corazón Herido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora