capítulo 14

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Termino de escribir mi corto pero muy profundo mensaje en el papelito y se lo pasó directamente a Sebastián

Cuando el lo lee se pone a escribir una respuesta y me lo pasa directamente a mi, y así sucesivamente. Lo único que escribía el era:

Perdon, lo siento.

Sebastián.

Y lo único que le respondía era:

Ya te dije que me dejes en paz.

Juliette.

No los pasamos como diez veces, con el mismo mensaje, hasta que alguien lo interceptó cuando se lo hiba a pasar. Lentamente levanto la mirada y veo que es el profesor.

«Oh oh»

- Señorita López - me dice el profesor, revisando por encima el papel que tiene en la mano - ¿Algo que quiera aportar a la clases?

Simplemente niego con la cabeza, sin saber que decir. Entonces se voltea y le dirije la mirada de Sebastián.

- Y usted señor Méndez, ¿Algo que quiera decir?

- No profesor - le dice Sebastián desviando la mirada.

El salón se queda en silencio, y yo empiezo a jugar con mis dados nerviosa.

- Bueno, supongo que como no tienen nada que aportar, los dos tendrán detención al final de las clases.

Sebastián y yo empezamos a protestar al mismo tiempo, pero el profesor nos calla a ambos.

- Sin peros, los dos tendrán detención y punto.

Dicho eso se voltea y se dirije al pizarrón para seguir con la clase. En cuanto veo que continúa de espaldas, agarró una página de mi cuaderno, la hago pelota y se la tiró a Sebastián.

En cuanto le cae en la cabeza se voltea y me pone una cara que dice claramente '¿Que te pasa?' . Lo único que hago es un gesto de vigilancia con los dedos, porque me las voy a cobrar.

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Terminó el día de clases, al menos para los que no tienen que ir a detención.

Las otras clases fueron tranquilas, Sebastián no me volvió a meter en problemas y yo no le dirigí la palabra, tanto así que en física le pedí a Mandy hacer equipo, con tal y no hacer equipo con Sebastián o con cualquier otro compañero.

Es la primera vez que voy a detención, como no tengo amigos, no me meto en problemas. Pero claro, Sebastián es la excepción.

Una vez que entro en el salón veo que está vacío, así que me dirijo a la mesa del final para estar lo más alejada posible de los otros chicos.

Cuando me siento pongo mi bolso en la silla del lado, para que nadie se siente ahi. Entonces mientras saco un cuaderno y mis auriculares escucho que la puerta se habré.

Levanto la mirada y veo que es un profesor, específicamente el de matemáticas.

- Bueno Señorita López, al parecer tendré el placer de estar hoy con usted y los otros alumnos en detención.

- Supongo - respondo no muy segura de que para mí sea un placer.

Unos dos minutos después la puerta se vuelve abrir, y veo que es Sebastián.

- Señor Méndez, llegando tarde - le dice el profesor mirando a Sebastián mientras se quita sus lentes - no es muy ejemplar de su parte. Me han informado que los tendré solo a ustedes dos, supongo que hoy nadie se quiso meter en problemas - dice acomodando unos papeles - así que tome asiento al lado de la Señorita López - le indica señalándome.

Corazón Herido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora