Veintitrés

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Yui se quedó congelada en su sitio con los ojos tan abiertos que comenzaron a dolerle por no parpadear. Su expresión pareció divertir a Coralie, porque su expresión serena se doblegó y dio paso a una sonrisa contenida mientras giraba el rostro, quizás en un intento por controlarse.

—No tienes que mirarme así, no vengo a lastimarte ni atormentarte —dijo ella, cubriéndose el rostro con una mano. La bruma a su alrededor pareció seguir sus intenciones, pues la mitad de su cara permaneció oculta, aunque sus ojos seguían siendo visibles. Cuando finalmente dejó de reírse, su mano y la bruma se alejaron de su cara, dejando una visión clara de ella—. Simplemente sentí curiosidad… Riku parecía muy alterado estos últimos días, mucho más de lo normal, así que supe que estaba pasando algo. Pero no me importó mucho hasta que Kerman comenzó a buscarlo para decirle indicaciones de qué escribir en su «diario del destino».

Los ojos de Yui, todavía llorosos por no haber parpadeado en los últimos segundos, bajaron a las piernas de Coralie, o donde se suponía que estarían sus piernas, encontrándose con más bruma. Parecía que estaba flotando, como un fantasma.

—Y entonces… —continuó diciendo la mujer—, mis ánimas se alteraron y desorientaron por completo. —Ladeó la cabeza a un lado y miró a un punto vacío en el espacio, perdida en sus pensamientos—. Esa fue mi señal de que tenía que intervenir en lo que sea que Riku y Kerman estuvieran haciendo.

Su mirada volvió a la normalidad y miró a Yui con atención.

—No esperaba que tú cargaras también con ánimas.

Se acercó a ella en silencio, como si levitara, y Yui intentó pegarse más a los lavabos a su espalda por lo mucho que le asustaba ese movimiento fantasmal, como si Coralie no fuera real. No tenía sentido que se sintiera tan inquieta, ella conocía a la perfección a dicha mujer, pero el ambiente a su alrededor era frío y le ponía los pelos de punto, ¿acaso había sido siempre así?

—Dije ánimas en plural, pero… —ladeó la cabeza. Yui se dio cuenta, en ese momento, que Coralie no la miraba exactamente a ella, sino a algo detrás de ella o que se encontraba a su alrededor—, no pensaba que tuvieras una tan fuerte anclada a ti.

Yui no le respondió, lo único que pudo hacer fue intentar procesar todo lo que escuchaba; sin embargo, no terminaba de hacerlo. ¿Ánimas? ¿A qué se refería?

Coralie parpadeó y alzó las cejas, retrocediendo un poco.

—Oh, estás temblando —comentó, a lo que la rubia la miró confundida, por lo menos hasta que se dio cuenta del temblor de sus rodillas—. Lo siento, lo siento…

Coralie retrocedió tanto que su espalda se pegó a la pared contraria mientras miraba a Yui con pena.

—No estoy segura si es porque me tienes miedo, pero… considerando que mis ánimas son frías, prefiero pensar que es por eso por lo que tiemblas.

Intentó procesar lo que ocurría. No tenía miedo realmente, no a Coralie, solo la inquietaba la forma en la que se movía; aunque ella se viera muy tangible, el humo negro a su alrededor daba la impresión de que no podía tocarla, como si se fuera a desvanecer en cualquier segundo. Eso sí le daba miedo. Por otra parte, no tardó en percatarse también de que, como Coralie había dicho, los baños estaban helados. La temperatura del interior estaba anormalmente baja, como si de repente hubiera helado en el exterior, aunque sabía que eso no era posible por la época del año.

—Hace… mucho frío —comentó Yui, asintiendo.

El rostro de Coralie se iluminó ante su respuesta.

—¡Ah, sabía yo! —se aclaró la garganta, dándose cuenta que había sonado demasiado animada—. Quiero decir, me alegra que solo sea frío y no miedo. Es un efecto secundario inevitable de mi presencia, ya que las animas forman parte de mí..., o algo así.

Imperium [Diabolik Lovers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora