La mañana en el comedor comenzó en aparente normalidad. May llegó temprano y acomodó los vasos y las sillas para el desayuno. Pato entró junto con Doña María y ambos la saludaron como de costumbre. Ni siquiera el cruce de miradas de los dos ofreció el tiempo para que algo del fin de semana quisiera rebelarse.Terminaron con las tareas casi sin cruzarse, ella cuidaba sus acciones, no quería que descubriera que deseaba correr a besarlo y abrazarlo, que se moría por decirle lo atractivo que estaba con aquella remera clara, menos aún que se había dado cuenta de que había emprolijado su barba.
Por la tarde el pequeño Kevin llegó con su guitarra, el profesor había prometido llegar a las cinco de la tarde y media hora antes el niño manifestaba su ansiedad caminando por todos lados. May lo observaba feliz, se sentía dichosa de poder cumplir su sueño, Pato la observaba de lejos, esa sonrisa era su perdición. Su cuerpo presumido moviéndose por el lugar no hacía más que confirmarle lo tonto que había sido. ¿Por qué no podía correr a abrazarla, por qué no podía robarle sonrisas y besos a cada hora del día, por qué no había podido aceptar su invitación a quedarse?.
Estaba perdido en sus pensamientos cuando Doña María se despidió y poco después de aceptar que debía marcharse oyó un grito de decepción que lo obligó a dejar sus cosas.
-No pasa nada Kevin, vamos a intentarlo igual, estuve viendo unos videos y algo puedo enseñarte.- dijo May mientras dejaba su teléfono sobre una mesa y se sentaba junto al niño.
Kevin parecía sorprendido pero la miraba expectante.
-Bien si colocas tu dedo acá debería sonar la nota Sol.- dijo May haciendo sonar la guitarra. Pato no podía creerlo, un sonido tenso salió de las cuerdas y tuvo que contener su risa. Era adorable lo que intentaba hacer y su concentración parecía extrema.
-Yo no canto muy bien, pero dicen que este es el tema más fácil para comenzar.- le dijo tocando dos nuevas notas con dificultad.
..." I met a gin-soaked, bar-room queen in Memphis
She tried to take me upstairs for a ride....- la voz de May era horrorosa, las notas sonaban pesadas y si Keith Richards hubiera podido oír aquello, le habría un funeral su canción, pero Kevin parecía disfrutarlo. Era un niño que había sufrido, que prácticamente no podía recibir atención entre seis hermanos y ahora tenía a la preciosa May intentado un milagro solo para él.
Pato la observaba sin poder dejar de sonreír, en verdad no se sentía merecedor de alguien como ella.
-Esperá, creo que así no es.- dijo May poniéndose de pie mientras le devolvía el instrumento al niño y se acercaba a su teléfono para volver a mirar el video tutorial para principiantes.
Entonces Pato entró en silencio, se sentó junto a Kevin y le pidió la guitarra con un gesto que el pequeño comprendió. Volver a tenerla en sus manos fue abrumador, pero los ojos expectantes de aquel niño no le dieron tiempo para pensar.
Los primeros acordes de Honky Tonk Woman sonaron y esta vez la melodía fue ligera y dulce.
-Tenes que soltar un poco más los dedos.- le dijo a Kevin mientras May giraba sin poder creer lo que veía.
-She had to heave me right across her shoulder
'Cause I just can't seem to drink you off my mind
It's the honky tonk women
Gimme, gimme, gimme the honky tonk blues - cantó Pato mientras sus ojos se cerraban y todo su cuerpo parecía interpretar aquella canción, que parecía reproducida en el mismísimo Spotify.
Kevin sonreía y May casi llora. Era realmente bueno y eso se convertía en una de las miles de cosas que no sabía de él.
Había comenzado a explicarle a Kevin y alternaban el instrumento entre los dos. No la había mirado y ella lo agradecía ya que de haberlo hecho sus ojos traicioneros le hubieran revelado que comenzaba a quererlo.
Casi una hora después el niño podía tocar algunos acordes, la noche estaba casi instalada y May tuvo que interrumpirlos.
-Creo que por hoy es mucho más que suficiente.- les dijo y al oírla los dos parecieron descubrir que el tiempo había pasado.
Kevin se incorporó y guardó su guitarra, se la colgó en el hombro y le dio un beso a May.
-Gracias.- le dijo con genuina alegría, entonces se acercó a Pato y lo abrazó con tanta fuerza como tenía. May y él intercambiaron una mirada, en la que ambos intentaban atesorar aquella escena.
-Gracias.- le dijo May con su labios sin que la palabra se oyera y él le devolvió esa sonrisa de lado que ella tanto apreciaba.
El niño salió casi corriendo y ella se apresuró a cerrar la puerta detrás, cuando se hacía más tarde de lo habitual aquel lugar se volvía peligroso.
-El insensible del profesor renunció antes de comenzar.- le dijo sin acercarse demasiado.
-¿Y vos pensabas enseñarle?- le respondió él en tono jocoso.
May alzó sus hombros con inocencia.
-¿No te gusta como canto?- respondió irónica y él no pudo continuar fingiendo que lo del fin de semana no le había afectado.
-Como cantás para nada, pero todo lo demás me fascina.- le dijo y antes de que ella pudiera responder volvió a besarla con todas las ganas que había acumulado todo el día que habían estado juntos.
May se sintió tan feliz que respondió al beso. También lo había deseado demasiado. No quería confundirlo, no quería confundirse, pero tampoco quería evitarlo.
Cuando la intensidad comenzó a acrecentarse, en contra de todo lo que su cuerpo le demandaba, se apartó lentamente.
-Creí que no querías...- le dijo sin animarse a continuar.
-Creí que ayer había quedado claro ese punto.- le respondió él intentando esquivar el momento en el que tenía que explicar lo que ni siquiera entendía.
-¿Te acompaño a tu casa?- le preguntó como si aquello fuera algo de todos los días.
May demoró unos segundos en responder y él arrugó sus cejas como si no comprendiera.
-Es que..- comenzó a responder.
-Esperá, esperá, casi lo puedo traducir.- le dijo él observándola con exagerada atención y cuando volvió a regalarle esa sonrisa de lado supo que no quería decirle que no.
-Vamos.- le respondió ella cubriéndose la cara mientras sonreía y él confirmaba que no deseaba dejarla ir.
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La cueva del olvido (libro 1 saga del Rock)
RomanceMay es una joven que dedica su vida a ayudar a los más necesitados. Solìa formar parte del estudio de abogados más prestigioso de la ciudad, pero las circunstancias del destino la llevaron a abandonarlo todo. Ahora pasa sus días haciéndose cargo de...