38

57 4 6
                                    




Una gorra gris descansaba sobre el césped, ajena al viento que soplaba a su alrededor. Los pétalos claros de unas flores recientes se desprendían ligeros para llenar el aire de un color sereno y un aroma a libertad. Un nombre labrado en piedra recordaba a una joven que había exprimido su corta vida para disfrutar lo que esta le había regalado.

Pato pasó su brazo sobre los hombros de May y la acercó a su pecho para besar su cabello con ternura.

-¿Estás segura de que queres dejarla?- le preguntó con sus ojos sobre aquella prenda que tanto apego le había generado los últimos años.

May asintió con sus cabeza mientras secaba las lágrimas de sus ojos verdes.

-Es tiempo de seguir.- le dijo sin quitar la vista del nombre de su hermana en aquella injusta circunstancia.

-Sos muy valiente... muy hermosa también.- le dijo él recuperando esos ojos que amaba con locura y no necesito que hablara para confirmar que aquellas palabras le habían gustado.

Ella sonrió y sus manos recorrieron su vientre mientras intentaba contener la emoción.

-Ojala sea como ella.- le dijo a Pato pensando en la pequeña bebita que crecía en su interior.

-Ojala sea como vos.- le respondió él con genuino deseo y ella volvió a sonreír.

-¿Decis que queres que tenga mi voz?- le preguntó divertida entrelazando sus dedos con los de él para comenzar a caminar de regreso.

Pato emitió una carcajada, llevaba tiempo haciéndolo, por lo que había dejado de ser una novedad, pero no por eso dejaba de agradarle.

-No, no, eso no por favor.- le respondió con un tono exagerado.

May sonrió también mientras pegaba su cuerpo más al de él, que continuaba sintiéndose firme y cada vez más cubierto por esos tatuajes que la enloquecían, sobre todo uno que ella misma había motivado.

-Me escribió tu mamá, nos invita a almorzar.-. Le dijo ella frente a su mirada incrédula.

-Ay, mamá, mamá. Avisame si te escribe demasiado, creo que a veces no tiene límites.- le dijo caminando hacia el estacionamiento.

May se detuvo y lo miró con esa sonrisa que él tanto amaba.

-Cuando llevas tanto tiempo sin tu familia, nada es demasiado.- le dijo con sinceridad.

Entonces él llevó sus manos a su vientre para acariciarlo con ternura.

-Esta es nuestra familia y no hay nada que pudiera hacerme más feliz.- le dijo mientras su teléfono comenzaba a sonar para interrumpir su declaración de amor.

-Hola mamá.- dijo atendiendo mientras negaba con su cabeza y sonreía.

-Si, si vamos a ir.... Supongo que los chicos también... ok.. Ok .. chau , ma.- fueron las únicas palabras que llegó a responder mientras al otro lado Marta hablaba a gran velocidad como solía hacerlo.

Entonces subieron a la camioneta y el se inclinó sobre May para besar sus labios.

-Todavía tenemos un par de horas...- le dijo provocativo y ella aumentó el tamaño de su sonrisa para confirmarle que deseaba lo mismo que él.

-Vamos a casa, pero dejame escribirle a Bianca, le quiero avisar que Willy va a ir también.- -le respondió obligandolo a apartarse mientras comenzaba a andar.

-Es muy loco que no quiera verlo.- dijo luego de una pausa, amaba a su hermana, solo quería volver a verla tan feliz como la recordaba.

-Dale tiempo, no es nada facil.- respondió May, había tenido largas conversaciones con ella y sabía la pena con la que cargaba y el esfuerzo que hacía para que no se notara.

-Creo que debería hablar con Willy.- respondió Pato poco seguro. Pero May lo miró tomando su brazo de manera repentina.

-No, no, no lo hagas, no creo que sea lo que ella quiere.- le dijo virando su gesto de la alarma al de pena.

-Pero quiero ayudarla.- le respondió él con sinceridad.

-Entonces dale tiempo y acompañala como hasta ahora. Una de las cosas que más me gusta de vos es tu cariño disimulado, la forma en la que logras regalar caricias en apariencia inofensivas pero que llegan al alma. - le dijo recuperando la sonrisa.

-Solo con las personas que quiero.- le dijo él con su sonrisa de lado, seguro de que a ella le regalaría su vida si fuera necesario.

-Eso es lo que pensas, pero sos más bueno de lo que crees, sino ¿como es que Kevin aprendió a tocar la guitarra, por ejemplo?- le respondió con orgullo en sus ojos verdes.

Pato sonrió y colocó su mano sobre su pierna.

-Tuve que hacerlo, si no iba a tener que escucharte cantar.- le dijo divertido mientras ella le daba un pequeño golpe en el brazo para luego reír también.

Y así continuaron, por el camino hacia el placer, hacia la compañía de los seres queridos, a la ilusión de la familia por llegar, al valor de intentarlo a pesar de todo, a las ganas de que funcione, al magnetismo de sus ojos, a la protección de sus corazones, a la defensa de sus almas, a la posibilidad de salir de la cueva del olvido, para crear nuevos recuerdos.

Recuerdos de días fáciles y otros no tanto, de noches sin dormir a causa de la pasión y otras en vela por la preocupación. De notas felices invadiendo el aire y nostalgias amargas arrugando el alma. Pero recuerdos al fin, unos que no deben sepultarse, porque nos enseñan a vivir, a mejorar, a saltar y sobre todo a amar.

Con sus dedos entrelazados, sus ojos en el horizonte y aquella hermosa vida de los dos creciendo, escribieron una nueva historia, en la que los recuerdos asegurarían que el amor siempre es una buena elección.

Caía lentamente sin llegar a ver el final

En busca de un olvido que me devolviera la voz,

Pero descubrí tus ojos y ya no quise caer

Porque el amor envuelve y permite volver a creer.





FIN... o comienzo de una nueva historia para Bianca Y willy...

No te pierdas la segunda parte: ¿Qué ves cuando me ves?

Bianca acaba de perder su empleo. Gracias a la flamante inteligencia artificial, sus servicios como traductora no serán más bienvenidos y con ellos su conveniente trabajo desde su casa. Viéndose forzada a enfrentar el mundo real luego de que un accidente le hubiera provocado una enorme cicatriz en su rostro, decide probar suerte en una empresa de telecomunicaciones como intérprete on line en otro país..

Todo parece de maravillas hasta que descubre que su nuevo jefe es el antiguo bajista de la banda en la que tocaba su hermano. Un joven callado e introvertido en apariencia, pero al que ella conoce demasiado bien en la intimidad.

Willy se muestra feliz de volver a verla, sobre todo porque ha intentado hacerlo desde el día del accidente y ella no se lo había permitido. Pero cuando cree que ha logrado volver a conectar, ella se aleja. Su nueva apariencia no tiene nada que ver con la que él recuerda y Bianca no puede superarlo.

¿Será que él podrá mostrarle lo que ve al verla? 

Espero tus comentarios ❤️🙏

La cueva del olvido (libro 1 saga del Rock)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora