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Narrador Tails
Luego de aquel dolor de cabeza de aquel intento fallido, fui con Vanilla para poder proponerle algo.

Fui hacia abajo, pues ella estaba preparando ya la cena. Cuando llegué a la cocina, vi a Vanilla muy tranquila se veía muy concentrada en lo que estaba haciendo. Decidí interrumpir esa tranquilidad y hablarle, pues quería proponerle algo.

—Este... Quisiera saber algo...

—¿Qué pasó?

—No sé si puedas ayudarme a comprar algo.

—¿Algo? ¿Qué quieres comprar?

—Una tarjeta para comprar un juego.

—Oh ya veo, ¿con tu dinero?

—Sí, es por eso que te lo pido.

—¿Y dónde venden esas tarjetas?

—En tiendas grandes.

—Oh ya sé cual ir. ¿Quieres ir mañana?

—Si se puede, claro.

—Está bien, iremos mañana en la mañana.

—Gracias.

—No hay de que.

—Bueno, solo quería preguntarte eso. Adiós.

—Adiós.

Luego de eso, me subí a mi cuarto. Al final decidí comprar el juego y dejar de descargarlo de Internet gratis, pues se me estaba volviendo muy cansado todo lo que hice ayer para al final no hacer nada. Siento que Sonic se molestó por las molestias que hice ayer, pero no puedo hacer gran cosa sobre eso.

Al día siguiente, estaba desayunando. Cuando terminamos de comer y de ayudar a Vanilla de limpiar la mesa. Vanilla se dirigió a mí para decirme algo.

—Tails, quieres tu tarjeta, ¿no?

—Sí.

—Pues vete preparando para salir.

—Okay.

Y así fue, me fui a mi cuarto para poder estar listo para salir. Una vez que lo hice, bajé con ella para decirle que ya estaba listo.

—¡Listo!

—Bien, vámonos.

Vanilla y yo salimos de la casa. Entramos al auto de Vanilla y nos fuimos a la tienda en donde podríamos comprar la tarjeta. En el camino no pasó nada relevante, tampoco hablé con Vanilla, solo se escuchaba la radio del auto de Vanilla.

Tiempo después, llegamos a la tienda. Vanilla y yo bajamos del auto. Después fuimos a la tienda en donde vendían ese tipo de tarjetas. Entramos y buscamos la sección en donde se vendían las tarjetas. Luego de buscar por varios pasillos, dimos con la sección donde estaban. Tomé une de ellas y se la enseñé a Vanilla para que viera lo que iba a comprar.

—Esta es la tarjeta de la que tanto te decía.

—¡Oh! ¿La de 200 rings?

—Sí.

—¿Los traes contigo?

—Claro.

—Entonces vayamos a comprarla.

Vanilla y yo fuimos al mostrador a comprar aquella tarjeta. Nos atendió la cajera, saqué mis rings y pagué la cantidad de rings que mencionaba. Pagué y nos fuimos de la tienda. Esa tarjeta ahora era mía y estaba en mi posesión.

Minutos después, ya me encontraba en mi casa. Canjeé la tarjeta y compré el juego del que tanto Sonic me hablaba. Ya estaba muy cansado en hacer todo lo que hice ayer solo para no poder jugar con él al final del día. Una vez que se instaló el juego, le mandé un mensaje a Sonic para contarle las buenas noticias.

Apuros en el ColegioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora