Narrador Tails
Entonces salimos de la casa y fuimos de nuevo a la tienda en donde habíamos comprado mi tarjeta. Estábamos en el auto con Cream, Cream estaba adelante con Vanilla y yo atrás.

Luego de otro recorrido, llegamos al lugar donde había comprado mi tarjeta. Vanilla se estacionó y apagó el auto, luego vi que se dirigió a Cream, parecía que le quería preguntar algo.

—Cream.

—¿Qué pasó?

—Me gustaría saber algo, ¿para qué quieres la tarjeta?

—Para comprar el juego que se compró mi hermano mayor.

—Oh ya veo, pero, ¿estás segura qué lo quieres?

—Sí lo estoy.

—¿Segura? No lo quieres comprar por qué tu hermano lo acabo de comprar, ¿no?

—Lo quiero porque yo tengo ganas de tenerlo, pero ver a mi hermano comprarlo me animó hacerlo ahora mismo.

—Cream, no tienes que gastar tu dinero para este tipo de cosas, no es obligación.

—Pero yo... sí lo quiero.

—Pero, ¿qué tan segura estás de tomar esa decisión?

—Estoy... —Vanilla interrumpió a Cream.

—Al rato te vas a quedar sin dinero, ¿pero sí estás muy segura?

—Yo creo...

—¿La compramos o no?

—Yo...

—Vamos Cream, responde, ¿la quieres o no?

—Yo creo que...

—Ya llevamos mucho tiempo en el auto, necesito una respuesta clara. ¿La quieres o no?

—Yo... digo que... no.

—Bien, sabías que no lo querías. Así que, vayamos a comprar mi tarjeta.

¿Qué fue lo que acaba de pasar? No puedo creer que Vanilla le haya hablado así a Cream. No lo dijo en un tono grosero, ni nada, pero, pude ver como presionó a Cream a decidirse. Yo sí vi que estaba muy segura, ella desde cuando me decía que quería ese juego pero parece que Vanilla la hizo estar en duda con su decisión y tristemente, no puedo hacer nada al respecto.

Salimos del auto, vi la cara de decepción de Cream, se veía tan decaída pero ya dijo su respuesta y tendrá que enfrentarla. Llegamos a la tienda, fuimos a la sección donde estaban las tarjetas y la compramos, Vanilla pagó y todavía pude ver la cara de tristeza de Cream.

Después de un rato, regresamos a casa, Vanilla estaba muy contenta con su tarjeta y Cream fue a guardar el dinero que no usó para nada. Mientras yo subí al cuarto e intenté arreglar el asunto que tenía con la cuenta del juego. En lo que lo hacía Cream llegó a mi cuarto.

—Hola hermano mayor.

—Hola.

-—¿Qué pasó?

—No pude comprar el juego.

—Sí vi.

—Pero quiero jugarlo...

—Puedes jugar en mi teléfono, ahí lo tengo instalado.

—¿En serio?

—Sí.

—Gracias.

Me paré de mi lugar y fui a darle mi teléfono a Cream, le dejó el juego abierto por lo que ella jugó un rato. Luego de haber creado otra cuenta y probarla en mi tablet, le pedí mi teléfono a Cream para enviarle un mensaje a Sonic.

Apuros en el ColegioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora