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Narrador Tails
Era sábado por la mañana, estaba preparándome para irme al taller. Cuando ya estuvimos listos, Cream y yo salimos de nuestra casa para ir al taller.

En el recorrido Cream y yo platicamos acerca de lo que nos llegara primero a la mente. Minutos después, llegamos al lugar que Vanilla íbamos a ir.

Al llegar, bajamos del auto, entramos los tres, y, como vimos ayer, había gente formada. Esta vez Vanilla se acercó y comenzó a platicar con una maestra, cuando habló con ella. Vanilla regresó y nos dijo que Cream se fuera a aquella línea y yo a la otra. Antes de irme, me dijo que se encargaría de la inscripción y que nos veíamos pronto.

Minutos de estar ahí formado, nos fuimos al lugar donde me darían el taller, pude ver quien nos guiaba era la maestra, la cual era una zorrita amarilla que llevaba un traje rojo, se veía al rededor de unos veinte o treinta años.

Ella nos llevó al lugar, para ello, abrió una puerta y vi como el lugar era un salón gigante, que tenía un suelo de color naranja y unas paredes pintadas de color entre amarillo y naranja. La maestra nos indicó sentarnos en una de las bancas disponibles.

Me senté en unas de las que estaban lejos de todos, no quería estar cerca de gente que no conociera y no tenía la menor idea de cuáles eran sus intenciones. Estaba sentado en una, hasta que la maestra dijo que moviéramos las bancas al medio. Moví la mía y así comenzó la primera clase.

—Hola a todos —saludó la maestra, pero hubo un silencio por unos segundos.

—Hola —respondieron algunos y la maestra dio un suspiro para luego contestar.

—Muy bien, bienvenidos a su curso o taller o cómo quieran llamarlo de trucos y consejos académicos para la vida. Mi nombre es Zooey y seré yo quien los guíe en todo este curso o aventura si así quieren llamarlo. Bueno para nuestra primera clase, deseo que se presenten. Empecemos por el de la derecha.

Luego de eso, la maestra Zooey comenzó a señalar a cada uno de mis compañeros para que se presentasen. Mis compañeros de este curso se veían cerca de mi edad, ¿serán de tercero?, digo, no creo que haya alguien de preparatoria, ¿o sí? Además de ellos, había gente que se veía claramente menor que yo, pareciera como si fueran de primaria en su último año. Mientras se presentaban todos, fue la hora de que me tocara a mí.

—Muy bien, tú el de la misma especie que yo, preséntate.

—Ah sí —respondí un poco nervioso—. Hola a todos, mi nombre es Miles Prower, pero todos me llaman Tails, así que pueden dirigirse conmigo con ese nombre.

—¿Por qué te deberíamos llamarte Tails? —preguntó la maestra Zooey, aunque, todo el mundo me hacía esa pregunta, no es como si hace dos días estaba hablando de algo similar con Sticks.

—Bueno, la cosa es que nací con dos colas —dije y me volteé para enseñarlas.

—Interesante, tiene mucho sentido tu apodo.

—Sí, muy rara vez alguien me llama Miles o Prower.

—Bien, entonces te llamaremos Tails.

Luego de eso, el resto de los compañeros se siguieron presentando ante la maestra. Realmente no tenía nada interesante que decir ante estas presentaciones, pues solo era gente dándose a conocer.

Cuando las presentaciones terminaron, ahora sí comenzó nuestra primera lección. Para ello, la maestra nos dio un libro a cada uno de nosotros y nos dijo que ese libro era parte de nuestra inscripción. Luego, ella sacó unos lentes y se los colocó para comenzar a recitar la introducción del libro.

Nos leyó toda la introducción del libro, y, luego de ello, nos empezó a explicar los que ella entendía por esa introducción. Debo de admitir que la introducción del libro no era básica, se notaba que, quien la había escrito, tuvo mucha inspiración y lo hizo con todo su corazón o así podría decirse.

—Entonces, ¿alguien quiere dar su punto de vista acerca de la introducción del libro? —agregó la maestra Zooey, pero hubo un silencio total ante su pregunta—. Por favor, contesten algo, me ponen un poco nerviosa sin una respuesta alguna.

Y ahí fue cuando alguien respondió a su pregunta.

Realmente, se me hizo un poco tierno que contestara así. Digo, ¿qué maestra se pone así de nerviosa en una situación como esa y hasta lo externa? La respuesta es ninguna o bueno de las que haya conocido en toda mi vida ni una ha hecho eso. Es un gesto que se me hizo muy tierno, debo de admitirlo, además se ve que tiene una buena apariencia, ¿sería adecuado pensar eso? Digo, no siento nada por ella, pues, a mí nunca me ha gustado ninguna mujer... Bueno, desde que tengo más o menos unos nueve años me di cuenta de que me atraían los hombres, fue un día de la nada, cada vez que veía un hombre, que, para mí era atractivo, sentía unas sensaciones que no puedo y quiero describir...

Sé que lo que acabo de decir sorprenderá a muchos, pues a lo largo de toda esta historia nunca di indicios de ello, pero es que, me es difícil externarlo. Absolutamente nadie de mis familiares y amigos sabe eso, tampoco es que planee hacerlo, al menos por el momento. Pero, a pesar de ello, ¿por qué me siento en la necesidad de ocultarlo?

Esa ternura que produce la maestra me hace querer decirle a los demás de que estoy sintiendo algo por ella, sentimientos que muchos llamarían un amorío, pero, solo se me hace tierna, no hay nada más que eso. Realmente no me estoy entendiendo nada, hasta incluso siento que ya estoy delirando... Será que mejor preste atención a la clase...

—Muy bien, ahora vayamos a la primera página para dar inicio a nuestra primera lección.

Fui a la página que pidió la maestra, y, seguía sin poder sacarme esa idea de la cabeza. Intenté olvidarlo, lo mejor que pude. Fue difícil, pero, con mi mayor esfuerzo lo logré.

Y así terminó el primer día de clases de este taller o club académico, no me pareció tan malo a excepción de eso.

Apuros en el ColegioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora