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Lenta pero segura. 

Gracias por leer y votar.

Se agradecen millones los comentarios. 

Espero que os guste.


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Octubre. Año 4.

Regina se masajeó las sienes, intentando acabar con el dolor punzante que comenzaba a instalarse en su cabeza. Cerró los ojos unos instantes mientras se recostaba en el sillón de su despacho, clamando por dar con la clave para solucionar el problema en el que estaba inmersa.

Se había pasado varias semanas fuera de Storybrooke intentando solucionar el enfrentamiento que estaba teniendo lugar en el Bosque Encantado entre el reino de Kathryn y el de Aurora. Desde hacía siglos ambos reinos se habían disputado la propiedad de un territorio que siempre había clamado por su independencia; el conflicto había estado estable desde que, 150 años atrás, se había firmado un tratado en el cual se llegaba al acuerdo de no anexión por ninguna de las partes. Lo que había hecho que las personas que allí habitaban se considerasen absolutamente autónomas respecto a ambos reinos, teniendo su propio gobierno y organización interna.

El problema surgía por la aparición de una mina de metales dentro los límites de las tierras disputadas, eso había supuesto que ambos reinos volviesen a clamar por la soberanía del territorio el cual realmente sólo busca seguir siendo independiente.

Así que Regina había estado mediando en el conflicto sin llegar a ninguna solución concluyente. Por lo que ahora que había vuelto se encontraba inmersa prácticamente todo el día en el estudio de antiguos papeles que le llevasen a la raíz del conflicto y le ayudaran a llegar a la solución del mismo. David y Snow, que habían actuado también como mediadores, se habían quedado en el Bosque Encantado, pero ella había preferido volver a Storybrooke donde se encontraba mucho más cómoda.

Pasó la mirada por las torres de tomos de pergaminos que ocupaban su escritorio y suspiró. En momentos como este preferiría no tener título de nada.

El sonido del programa de mensajes que tenía instalado en su portátil la sacó de sus cavilaciones. Era su secretaria.

Buenas tardes, Regina.

Es la hora de marcharme y no sé si necesitas algo.

No, tranquila. Márchate.

La sheriff Swan lleva una hora dando vueltas frente a tu despacho.

¿Le digo que pase?¿Le pido que se marche?

Me ha pedido que no te moleste pero...

Vete tranquila, ya me encargo yo.

Hasta mañana, Wendy.

Hasta mañana, Regina.

Por si no tenía suficiente con sus asuntos profesionales, ahí estaba Emma Swan para complicarle más la vida. No se habían vuelto a ver desde el fin de semana que vino Henry porque el conflicto estalló apenas unos días después. Así que Emma debía haberse enterado de su vuelta y ahí estaba, desgastando la moqueta del pasillo.

Había estado tan ocupada y estresada con la posibilidad de que hubiese una guerra que apenas si había dedicado unos minutos diarios a pensar en Emma. Pero ahora, sabiendo que estaba ahí, apenas a unos metros, todas las células de Regina clamaban por buscar su consuelo, su consejo, su apoyo, su abrazo...

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