Tempestad

5

Muchas gracias por leer y votar. Y muchas gracias, en especial, a las que os tomáis un ratito para dejarme un comentario. 

Este capítulo me ha costado un poco porque ¡ ADVERTENCIA: CONTENIDO ADULTO! y ese tipo de de escenas nunca han formado parte de mi escritura. Así que sed buenas, please. :)

---

La única vez que intentó detener la tormenta fue cuando se hizo más grande y acabó inmersa en ella.

—-

Agosto.Año 4.

Regina miró a David con fastidio.

-¿No puedes cambiarlo?

Justamente el fin de semana que tenían que ir a Arendelle a la conmemoración del nacimiento de su reino, David tenía planificado un viaje familiar a Disney.

¡A Disney ni más ni menos!

-Imposible, tenemos los vuelos y las entradas desde hace meses. Elegimos esta semana porque creíamos que no había nada.

-Y no lo había- dijo suspirando- pero nos han invitado a mí y al embajador de Storybrooke, o sea, a ti. Encima, ¡por todos los dioses, David! ¿Cómo vais a Disney?

-A Snow le hacía ilusión ver su versión de este mundo- el hombre se encogió de hombros -. Pensaba enviaros unos selfies con vuestros alter egos.

-Dile que mi foto se la puede ahorrar. Que no se moleste.

-¡Puedes llevar a Emma en representación de Storybrooke! Es la Salvadora, no puede haber nadie mejor.

Y ahí estaba justo lo que Regina no quería escuchar, no quería un viaje con Emma, las dos solas. No después de lo que había pasado durante el aniversario de la coronación.

-Tendrá que cuidar de Hope si no estáis.

-Ah, no. Hope viene con nosotros. Venga, díselo que estoy segura que te va a decir que sí. Además, ya sabes que Killian tiene todos los fines de semana ocupados con la pesca. Estará encantada. ¡Espera que la llamo!

Regina no tuvo tiempo de detener a David, así que permaneció impasible mientras escuchaba como el hombre le explicaba a su hija la situación y como, aparentemente, esta aceptaba la invitación para acompañarla.

-¡Solucionado!- exclamó David muy contento. - Emma irá contigo.

Regina sonrió pero en el fondo quería abofetear al idiota de Charming.

–

El sábado por la mañana llegó antes de lo que Regina hubiese querido. A diferencia de ella, Emma estaba de muy buen humor; apenas si dejó de parlotear mientras cruzaban los portales que las llevarían a Arendelle.

Una vez en Arendelle fueron recibidas por una comitiva presidida por Elsa y Anna que se mostraron muy felices de verlas. En el castillo las condujeron a sus aposentos donde les habían dejado vestidos típicos del reino.

Regina se sintió fascinada por los ricos bordados de su vestido verde oscuro. No era demasiado pomposo y el corpiño no le apretaba mucho, así que se sintió satisfecha.

Cuando salió se encontró con Emma en el pasillo, vestida con una versión similar a su ropa pero de color azul celeste. Se había recogido el pelo en una trenza y a Regina le pareció que estaba absolutamente preciosa.

Consiguió a duras penas simular que no se había quedado obnubilada al verla, pero no dijo nada porque desde la coronación se cuidaba mucho en sus interacciones con Emma. No quería cometer ningún error que la llevase a arrepentirse.