Tempestad

9

Siento mucho haber tardado tanto en publicar pero no me está siendo sencillo seguirle el hilo a esta historia. 

Espero algún comentario que me diga qué os está pareciendo.

Muchas gracias por leer. 

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Emma, Emma, Emma...todo lo que le importaba era Emma.

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Noviembre. Año 4

—¿Regina?¿Regina?¿Me estás escuchando?

Alzó los ojos de su teléfono móvil y se encontró con la mirada enfurecida de David.

—Sí, perdona. ¿Qué decías?—preguntó apartando el aparato e intentando borrar de su mente los mensajes de Emma.

—Que la situación entre los reinos en conflicto ha llegado a límites inadmisibles, tenemos que ir y montar una mesa de negociación permanente. No podemos regresar hasta que hayamos conseguido un acuerdo entre las partes implicadas; Stefan ha amenazado con invadir el territorio en disputa si se llevan a cabo elecciones para elegir su porvenir.

—Stefan siempre ha sido cretino, su máximo afán es ver quién la tiene más larga. Por suerte Abigail siempre ha sido comedida en asuntos políticos y sé que estará dispuesta a establecer un acuerdo que satisfaga a todas las partes—Regina sonrió internamente al recordar a su amiga Kathryn, a la que hacía tiempo que no veía.

—Pero Midas no.

—Creía que estaba en paradero desconocido, disfrutando de su abdicación.

—Hasta ayer. Por lo visto fue visto entrando a su palacio.

—¡Mierda!— Regina siempre había detestado al padre de Kathryn y mucho se temía que este conflicto iba a escalar de manera exponencial ante la aparición del monarca retirado.

—Llevamos meses con este problema de por medio y no podemos seguir ignorando el hecho de que si no estamos allí, involucrándonos personalmente en el problema, esto se va a convertir en una guerra de proporciones inimaginables. Por eso te digo que es de suma importancia que establezcamos una mesa de negociación inmediata y permanente.

—Bien, haz las gestiones oportunas— se sentía un poco estúpida al sentirse completamente ajena al conflicto cuando David parecía estar tan bien informado, pero agradeció profundamente que este además de ser el embajador de Storybrooke fuese su segundo en el cargo. —Gracias, David—dijo sinceramente.

—Regina, sabes que no suelo meterme donde no me llaman pero ¿va todo bien?

—Sí, ¿por?—intentó hacerse la tonta, fingir que no sabía a qué se refería, pero era consciente de que desde que tenía un affair con Emma había descuidado sus labores profesionales. Estaba tan obnubilada por la salvadora que solo estaba centrada en eso, como una autómata sin más voluntad que la de fundirse con el cuerpo de la rubia.

—No sé, estás distraída. Y no es propio de ti no prestar atención a tu trabajo.

—Está todo bien, no te preocupes. Supongo que he estado más desconectada por simple cansancio pero prometo volver a ponerme las pilas—dijo con una sonrisa mientras se maldecía a sí misma por su reciente falta de profesionalidad.

—Muy bien, te haré saber cuándo partimos.

—Gracias, David.

El hombre sonrió levemente y salió de su despacho apresurado. Unos minutos después, Emma hizo aparición.