Bellamy
Era alucinante lo mucho que aquel lugar cambiaba a lo largo del día. Por lamañana, todo parecía nuevo y fresco. Incluso el aire era más seco. Por latarde, en cambio, la luz se amortiguaba y los colores se suavizaban. Demomento, eso era lo que más le gustaba de la Tierra: que fuera tanimprevisible. Como una de esas chicas que siempre te tienen en ascuas. ABellamy le atraían aquellas que no se dejaban conocer del todo.
Una carcajada llegó a sus oídos, procedente del otro lado del claro.Bellamy se dio la vuelta y vio a dos chicas encaramadas a una rama baja,que soltaban risitas mientras empujaban a un chico que intentaba unirse aellas. Allí cerca, un grupo de waldenitas se pasaba el zapato de una chicaarcadia, que resbalaba descalza por la hierba, muerta de risa. Por unmomento, le dolió que Octavia aún no estuviera lo bastante recuperadacomo para unirse a ellos; se había divertido tan poco en su vida... Por otraparte, a lo mejor era preferible que no se encariñase con nadie. En cuantose le curara el tobillo, Bellamy y ella se marcharían para siempre.
Rompió la envoltura de un abollado paquete nutritivo, se metió la mitaden la boca y se guardó el resto en el bolsillo, bien envuelto. Trasinspeccionar los restos del accidente, habían descubierto lo que todostemían: no había más paquetes nutritivos que los que habían encontrado alaterrizar, apenas para unas pocas semanas. O bien el Consejo suponía queles bastaría un mes para aprender a vivir de la Tierra... o bien no creíanque sobreviviesen tanto tiempo
Graham había obligado a la mayoría a entregar los paquetes rapiñados alprincipio y, por lo que decía, había puesto a un arcadio llamado Asher acargo de la distribución, pero ya existía un incipiente mercado negro: lagente cambiaba paquetes nutritivos por mantas o recibía raciones extra deagua a cambio de los mejores sitios en las atestadas tiendas. Wells se habíapasado el día intentando que todo el mundo accediese a colaborar en unaorganización más racional pero, aunque algunos estaban de acuerdo,Graham no había tardado mucho en hacerlo callar.
Bellamy se giró al oír que las risas mudaban en gritos.
—¡Dámela! —chillaba un waldenita, tratando de quitarle algo a otrochico.
Al acercarse corriendo, Bellamy se dio cuenta de que discutían por unhacha. Sosteniéndola por el mango con ambas manos, el primero intentabaponerla fuera del alcance del otro, que alargaba los brazos hacia la hoja.
Otros chicos y chicas echaron a correr hacia ellos, pero en lugar deseparar a los contendientes como cabía esperar, se desperdigaron entre losárboles para recoger distintos objetos. Había herramientas esparcidas porla tierra: más hachas, cuchillos e incluso lanzas. Bellamy sonrió cuandosus ojos se posaron en un arco con sus flechas.
Aquella misma mañana había visto huellas de algún animal: auténticaspisadas, maldita sea, que se internaban en la arboleda. El descubrimientohabía provocado una gran conmoción. En determinado momento, unmínimo de treinta personas se había congregado por la zona, dos haciendoobservaciones la mar de útiles e inteligentes del tipo «no creo que sea unpájaro» o «debe de tener cuatro patas». Por fin, Bellamy había señaladoque eran huellas de cascos, no de garras, y que por lo tanto debía de ser unherbívoro, un animal que podrían cazar para alimentarse. Tenía laesperanza de encontrar algo que pudiera usar como arma y ahora, en elprimer golpe de suerte que tenía desde su llegada a la Tierra, acababa dedar con ello. Si todo iba bien, Octavia y él se habrían marchado paracuando los paquetes nutritivos se agotaran, pero no pensaba correr riesgos.
—Esperad un momento —una voz se elevó por encima del jaleo.Bellamy alzó la vista justo cuando Wells alcanzaba el lindero del bosque—. No podemos dejar que la gente se apropie de las armas al azar.Tenemos que clasificarlas y luego decidir quién las lleva.
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Los 100 (Libro 1)
خيال علميHoy vamos a evacuar el Centro de Detención. Cien afortunados vais a tener la oportunidad de hacer historia. Vais a viajar a la Tierra. Mientras se enfrentan a los peligros de este mundo desconocido, los cien tratarán de formar una comunidad, pero si...