El pequeño niño de segundo año se removió en su asiento algo incómodo debido a la intensa mirada que el joven Black le daba. Solo quería salir huyendo, ya que parecía que Regulus lo miraba con dagas en los ojos.
—Ey, ¿si estás prestando atención? No quiero estar perdiendo mi tiempo. —Blair chasqueó sus dedos frente al niño. Ella se encontraba en el regazo de Regulus.
Ella le había dicho que justo a esa hora tendría tutoría. Y él se decidió por acompañarla. Entonces, para cuando el niño había llegado, los había encontrado en esa posición, y aunque Blair trató de irse, Regulus no la dejó, manteniéndola atrapada en su regazo.
—Eh, sí lo siento. —se disculpó avergonzado. Agachó la mirada e inconscientemente se encontró con las marcadas manos de Black, tocando indebidamente los muslos de su maestra, por debajo de la falda.
Sus mejillas ardieron en un rojo carmesí, y mucho más al pensar en cosas sucias.
Blair siguió hablando acerca del tema que el niño necesitaba para mañana. Pero esté aún seguía distraído con otras cosas. Blair lo noto de inmediato, e iba a reprenderlo de nuevo, pero Regulus se le adelantó.
—Es suficiente por hoy. Ya, vete. —el niño no respondió, tomó sus cosas rápidamente y salió del salón.
Blair lo miró sobre su hombro un tanto molesta. Con el ceño fruncido, y una mirada seria hacia Regulus, solo le envío ondas de placer al chico.
—¿Que te pasa? ¿Por qué hiciste eso? Necesita ayuda, tiene examen mañana y de seguro reprobará por culpa tuya. —reprendió la morena.
—Ni siquiera te estaba prestando atención. —refutó Regulus—. Estaba viendo otras cosas. —apretó los muslos de Blair y ella pegó un salto.
Blair golpeó las manos de Black y se las quito de encima. Se levantó de su regazo y le dio la espalda a la vez se cruzaba de brazos.
—Entonces no debiste acompañarme.
Regulus suspiró y se acarició la sien de su rostro. Esa chica a veces creaba tanto drama por nada, pero joder, como la adoraba. Se levantó de su asiento también y se colocó detrás de ella, tomando delicadamente sus caderas y apegándolas a su pelvis. Beso el cuello de Blair, una parte sensible que él sabía que con un toquecito ella accedería.
Y así fue.
Blair al sentir los suaves labios de Regulus en su cuello, ladeó la cabeza a un lado para darle más acceso. Regulus sonrió a sus adentros y continuó besándola lentamente.
—Enséñame. —le susurró al oído. Regulus se alejó abruptamente dejando a Blair totalmente confundida.
—¿Que? —se dio vuelta para mirarlo y pedirle una explicación.
Él estaba sentando en una silla del salón, con las piernas ligeramente abiertas, dejando ver su erección. Y las mangas de su camisa las tenía arremangadas hasta sus hombros. Un par botones de su camisa estaban desabrochados.
Que hombre.
Blair mordió su labio ante aquella imagen. Sus bragas ya estaban húmedas.
—Enséñame. —le sonrió coquetamente mientras palmeaba su regazo.
Blair se apresuró a sentarse sobre él nuevamente; esta vez frente a él, con ambas piernas a sus costados. El chico Slytherin se apresuró a tomar sus caderas con fuerza y a posicionarla justo sobre su duro miembro aún vestido.
—Oh, joder. —gimió al sentir la húmeda de sus braguitas contra sus pantalones—. ¿Ya mojada? —sus colmillos se mostraron al sonreír burlonamente—. ¿Desesperada por que te folle, bebé? —continuó burlándose de ella.
Blair tomó la iniciativa y desabrochó los pantalones de Regulus, bajándolos junto a sus boxers de inmediato. Su polla de inmediato salto y golpeó el vientre de Blair. La punta estaba roja, hinchada y necesitada. Añoraba el toque de Blair.
Regulus hizo a un lado las panties de Blair y rozó su punta contra los pliegues húmedos de la mujer. Blair puso ambas manos a los costados de la cabeza de Regulus, sosteniéndose de la mesa que el chico tenía atrás para sujetarse en cuanto Regulus metió de una sola estocada su pene.
—Diablos, Reg. —gimió volcando los ojos hacia atrás. Regulus jadeó debido a la manera en las paredes de Blair lo recibieron.
Con algo de energía, Blair comenzó a montarlo. Primero, moviendo sus caderas de adelante hacia atrás para crear fricción. Luego, empezó a saltar sobre él, sacándoles gemidos a ambos.
—Te sientes tan bien. —beso rápidamente los labios de la chica—. Tu coño me aprieta tan delicioso, bebé. ¿Te gusta mi polla, no es así? Por eso saltas sobre ella cómo una diosa.
Aquellas sucias palabras que Regulus soltaba solo hacían que Blair lo apretara más. Ambos sabían lo que eso significaba.
—Si vieras lo perfecta que te vez. Oh, mierda. —gimoteó extasiado cuando Blair manoseó su pecho con una de sus manos, apretando sus bíceps—. Eso es. Dime cuanto te gusta que te folle. Lo bien que se siente mi polla en tu coño.
Blair estaba borracha de placer. Apenas y podía pensar con claridad. Lo único que quería era que Regulus la hiciera terminar en su polla. Porque estaba apunto.
Regulus también estaba apunto de correrse. Pero quería tomarse su tiempo. Desabrocho la camisa de Blair y quito su brasier dejando ver sus preciosas tetas. Se las metió a la boca y un punzada llegó a su polla al oírla gemir su nombre.
—Por favor, Reg, por favor. —suplicó, aún si saber porque.
—¿Quieres correrte, no es así? —ella asintió frenéticamente—. Hazlo, amor. Córrete en mi polla. La que tanto adoras, la que te llenará completa por ser tan buena. —sonrió contra sus labios mientras empujaba de vez en cuando sus caderas hacia arriba para sincronizar las embestidas.
—Oh, sí. ¡Merlín, fóllame así, Reg! Sí, sí. —exclamó emocionada en lo que Regulus la jodía con rapidez y fuerza—. Me encanta como me llenas, oh joder. —sus ojos se volcaron nuevamente.
Fueron un par de embestidas más para que ambos se corrieran al mismo tiempo. Los dos gritaron al soltar sus fluidos sobre el otro. Dios, se sentía tan bien.
Se limpiaron rápidamente y salieron del salón sin que nadie los viera.