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CAPÍTULO CATORCE.
el reencuentro.

*



Para cuando amanece y Jake despierta lo pongo al tanto de la situación. En la noche han aparecido las imágenes de dos tributos caídos, ambos del distrito tres. Al quitar las vendas de su herida nos damos cuenta de que la pierna de mi compañero ha mejorado mucho más de lo que esperaba, casi sin marca.

—Tenemos suerte de que nadie nos haya encontrado todavía. —Susurro más para mi que para él, el chico del cuatro toma agua y come una barra de cereal con tranquilidad.

—Tal vez los profesionales no estén cazando y los demás no quieren problemas. —Me responde.

Me permito dudarlo y un mal sabor se instala en mi boca. —Solo dos muertes ayer, la gente en el capitolio debe empezar a aburrirse. —La expresión de Jake se endurece entendiendo mi punto. —Los vigilantes no tardarán en querer diversión.

Tampoco es que hayamos sido tan divertidos hasta ahora, aunque suene horrible pensarlo, las personas en el capitolio realmente ven nuestras vidas como un juego, y si no les interesamos, perdemos. Las alianzas siempre llaman la atención, sin embargo, ahora estamos divididos y la arena es demasiado grande como para recorrerla toda hasta encontrar al resto. El único acto importante que hemos hecho fue encontrar agua en los cactus, porque tampoco tuvimos que enfrentarnos a alguien más, no sé si Theodore y Kilyan han corrido con la misma suerte, pero mientras sus caras no aparezcan en el cielo, voy a suponer que si.

—Entonces encontremos a los demás, seguramente eso es lo que quieren. —Habla Jake levantándose, yo lo imito y menos mal que lo hago porque en cuanto estamos de pie un temblor sacude toda la arena.

No tenemos tiempo para preguntarnos que sucede cuando una enorme grieta se abre del suelo y avanza hacía nosotros. Comenzamos a correr en cualquier dirección, sin embargo, más grietas se abren y hasta parecen seguir nuestro rastro.

Ahí está la creatividad de los vigilantes.

—¡A la cueva! —Le grito a Jake haciendo que sus pasos sigan los míos. Tan pronto como definimos rumbo otra grieta se abre y esta provoca un temblor que termina por quebrar una montaña que cae en pedazos imposibilitandonos seguir nuestro camino.

Cambiamos nuestra dirección y me tomo el tiempo para mirar atrás, ya no son un par de grietas, ahora son cientos de ellas que avanzan con rapidez atrás nuestro. Recuerdo que Columbae nos dijo que el capitolio estaba ansioso por ver dos alianzas fuertes en un enfrentamiento así que no descarto que esta sea una trampa de los vigilantes para cruzarnos y obtener algo de diversión. Confirmo mi teoría en cuanto veo a lo lejos que estamos llegando a la cornucopia y no tenemos margen de movimiento para desviarnos a otro camino.

—Nos van a matar. —Le aseguro a Jake mientras seguimos corriendo, él asiente casi resignado y nos detenemos cuando somos empujados haciendo que demos vuelta por la arena.

Mis manos agarran dos dagas de mi cinturón y siento a mi compañero detrás de mí, también preparándose para pelear.

Vuelvo a guardar mis armas cuando reconozco a las personas frente a nosotros, y no son los profesionales.

Mi sonrisa podría compararse a las radiantes joyas del distrito uno.

El destello en sus ojos me transmite ganas de llorar. —¡Theo!—Mi amigo se acerca hasta envolvernos a ambos en un abrazo, uno tan cálido que no sabía que necesitaba hasta ahora.

Digamos que en medio de todas las muertes no me detuve a pensar en todo lo que nos rodea. Estoy en los juegos del hambre, luchando por mi vida, contra jóvenes que no tienen la culpa de nada, y contra mis amigos.

Disfruto los segundos de tranquilidad cuando dos personas se unen al saludo y escucho a Jake y Kilyan hablar emocionados.

Un abrazo que se siente como un hogar.

No dura mucho tiempo antes de que otro temblor nos haga separarnos y volver a centrar nuestra atención en el alrededor. Las grietas dejaron de extenderse, sin embargo, no desaparecen. Continúan en el suelo y me pregunto si las dejan en caso de que algún tributo pueda caer dentro de una y morir. 

—¿Dónde estaban? —Nos pregunta Theodore sin separar sus brazos de mis hombros y no puedo evitar notar lo delgado que se ha vuelto, supongo que debo estar igual o incluso peor. —Los buscamos durante horas.

—Encontramos cactus. —Les cuenta un emocionado Jake haciendo reír a Kilyan. —Y una serpiente me mordió.

—Por aquí también hay serpientes, pero las cazamos. —Contesta Theodore y con Jake intercambiamos una mirada repleta de vergüenza.

¿Cómo no se nos ocurrió que podían ser comestibles? son animales después de todo. Me permito pensar en que la situación era demasiado difícil.

Damon debe estar riéndose de mí ahora mismo.

—¿Se quedaron aquí? ¿Qué hay de los profesionales?

Kilyan eleva sus hombros con una mueca de arrogancia. —Se la pasan persiguiendo tributos, solo duermen aquí y ni siquiera se dan cuenta de que robamos sus provisiones.

—¿Les estuvieron robando a los profesionales todo este tiempo? —Cuestiona sorprendido el tributo del cuatro, Theodore asiente sin darle importancia. —Genial...

Un deje de tranquilidad me invade por un momento, si ellos fueron más interesantes entonces tal vez el capitolio no está tan aburrido de nosotros. De verdad espero que no lo esté.

*

—Los profesionales están enloqueciendo. —Nos cuenta Theodore, ahora nos encontramos sentados junto a una montaña que nos cubre de la vista a la cornucopia, a una distancia prudente para salir corriendo si es necesario. —El agua se les acaba de pronto, no entienden porque sus provisiones disminuyen tanto y empiezan a desconfiar entre ellos.

Debería alegrarme, y muy en el fondo, lo hace. La competencia más fuerte está debilitándose, pero no se siente como un triunfo. Son niños con el deseo de volver a su casa, con su familia, como yo.

Por primera vez la duda surge en mi mente ¿como se sentirá vencer los juegos del hambre? cargando con el peso de tantas muertes sobre tus hombros, el sufrimiento de cada familia que pierde un hijo, un hermano o un nieto.

—Además no nos han encontrado y eso los enfurece. Creen que eso los hace ver débiles, temen de lo que sus mentores puedan pensar de ellos. —Añade Kilyan, comiendo alguna sopa enlatada de su mochila. —Tal vez falta poco para que alguno de ellos decida traicionar la alianza.

—Apuesto a que mi mentor está orgulloso. —No me atrevo a decir lo mismo, pero no dudo que Finnick lo esté de Jake. —De todos nosotros.

—Damon seguro nos grita insultos a la pantalla. —Asegura Theo haciendo que todos rían. —Y Columbae buscará patrocinadores como loca.

Como si lo hubiera manifestado, dos paracaídas interrumpen nuestra conversación, Kilyan y yo nos apresuramos en abrirlos ante la mirada del resto.

Mi amigo saca una cantimplora con, según lo que dice la nota de su mentor, contiene algún tipo de liquido con proteínas que lo hará sentir menos débil. Él toma un trago y le pasa la botella a Theo, yo termino sacando múltiples barras que contienen la palabra "vitaminas" en sus empaques. La nota es de Damon, para mí sorpresa.

"Prepárense, resistan, vive."

—D.

Mientras reparto una barra para cada uno, no digo nada sobre el mensaje de Damon, tampoco necesito ver el rostro de mis amigos para saber que todos la entendieron como yo.

Algo terriblemente malo está por suceder y solo puedo rezar porque todos logremos estar bien.

Aunque suene como una muy ingenua fantasía.


GODDES OF THUNDER, finnick odairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora