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Los niños se tomaban de las manos para no caer mientras jugaban a la ronda en completa libertad después de tanto tiempo. Siempre tenían el temor de que algún vampiro corrupto los asesinaría en medio de la calle o los llevaría a un callejón oscuro para quitarle su último aliento. Pero en estos momentos, nada de eso importaba pues se sentían seguros. Podían reír, jugar y divertirse sin estar pensando en que debían de estar en casa a una hora punta.

Todos se encontraban regocijándose en el gran jardín al extremo este de Sanguinem. Era un parterre recién diseñado que se asemejaba al Versailles de Francia. Las formas eran ovoides, llenas de rosas y otras variedades de flores que alfombraban el lugar con una fragancia exquisita, las cuales eran cercadas por enormes arbustos y enredaderas. En el medio, una pileta de piedra cuya sirena extendía su brazo con una estrella de mar, adornaba la artística estructura.

La pequeña kitsune, por su parte, no se encontraba tan enérgica como hace unas diez horas atrás. Estaba agotada, hambrienta y ligeramente adormilada. Pensó que ya debería retirarse a casa, pues no se le pasó por la mente que Mikaela la estaría buscando como loco.

Luego de haber logrado escapar de la barrera de su amo, logró alcanzar a los niños, quienes se asustaron al comienzo, pero al ver su cola y orejas de zorro, bajaron la guardia y la invitaron a jugar. _________ estuvo feliz de hacerlo, ya que sentía que su poder estaba volviendo poco a poco. Pero no contaba que los niños fueran unos diablillos y le pidieran que jueguen todo el bendito día, corriendo de un lado para otro. Toda esa fuerza acumulada, se le escapó de los dedos al realizar tanto esfuerzo físico. Más tarde, el mismo cuervo descendió sobre la pileta de la casona y los invitó a ir a jugar a su nuevo jardín, D'honneur. Ella dudaba en aceptar dicha invitación, sin embargo, los niños dieron un paso adelante y persiguieron al ave negra entre risas. El familiar de Mikaela no tuvo más remedio que asistir. Al llegar al lugar, después de dos horas de camino, el misterioso avechucho desapareció.

—¡No se metan entre las flores! ¡No, no pises ahí! —Resondró _________ a uno de los tres niños al volverse a sentar sobre los bordes de la pileta. Ya no veía la hora para irse a dormir, pero los canijos no tenían ni una pizca de sueño.

Por una parte, la kitsune estaba feliz de no haber concebido ningún hijo. La responsabilidad de tener tres demonios sueltos era demasiado. A penas se podía cuidar a ella misma. Los niños le sonrieron y se fueron a jugar a las escondidas entre los arbustos. La espesa vegetación cubría dicha zona.

—¿Qué dirá el dueño si se enterase que hemos invadido su jardín? ¿Nos espantaría con un lanzallamas?

—No lo creo. Los he estado observando desde hace un par de horas. Se nota que les hacía falta —replicó una voz bastante conocida.La kitsune giró para su costado y se dio con la sorpresa que el cuervo había regresado. Ella no supo que decir y abrió la boca con la esperanza de decir lo primero que se le venga a la mente. Su mente se quedó en blanco. En especial cuando hubo un ¡Puf!

El pajarraco se despojó de sus plumas como si se tratase de una manta oscura, y súbitamente, al lado de la mujer se encontraba sentado una larga figura que le llevaba por una cabeza. Una corta melena rubia se hizo presente, los ojos rojos se tornaron verde jade y un uniforme azul chillón con bordes dorados resaltaba el ambiente. La joven estaba desconcertada y se cayó dentro de la pileta del susto.

—¿Estás bien?

—¡T—tercer prog—...!

—Ah, eso... —contestó con una sonrisa relajada, mostrando sus colmillos levemente. El tercer progenitor extendió su mano y ayudó al familiar de Mikaela a incorporarse y poder salir de la pileta—. No te preocupes, no te pienso hacer nada. Me puedes llamar Wolfram.

¿Quién se comió a los vampiros?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora